ES TAN DESCONCERTANTE LA RETRACTACIÓN, COMO LO ES EL PAPEL DEL IDIOTA ÚTIL.
No es del todo sano que los Medios de Comunicación estén en manos de un monopolio, o de un oligopolio, como el caso nuestro, por varias razones: es más susceptible de un abuso de poder dominante, en todo su sentido de la palabra, se presta para un manejo arbitrario de la información, en cuanto a su veracidad y oportunidad, se puede incurrir con mayor facilidad en la parcialidad, por múltiples afinidades ya sean familiares, económicas, políticas o sociales, por solo destacar algunas. El ejercicio del periodismo tiene su soporte en la veracidad, imparcialidad, independencia y responsabilidad, entre los más relevantes, siendo este conjunto de valores inalienables e inconmutables que inspiran respeto y engrandecen esta profesión, lo que obliga a los estados democráticos a brindar una protección eficaz para su libre ejercicio. Esta afirmación tiene su asidero si de manera desprevenida hacemos un somero análisis del devenir cotidiano interno y de la poca alusión que a ellos hace la prensa nacional, ya que desde afuera nos ven con mas objetividad, como lo confirma la infinidad de artículos y noticias publicados últimamente en periódicos y revistas como The Economist, El Time de Nueva York, Los Ángeles Time, The Washington Post., etcétera., en donde se han tocado temas complejos y de fondo sin eufemismos, ni tapujos y de manera descarnada y franca.¿Porqué nuestra prensa no ha hecho ninguna referencia a los mencionados artículos y noticias que se dan en el extranjero? ¿Será que en el periodismo criollo está haciendo carrera la noticia selectiva?¿Porqué el giro tan brusco en el manejo de ciertas noticias con un silencio cómplice que solo ayuda a la impunidad?¿Qué pasó con la noticia sobre la investigación en el Das por el seguimiento ilegal al Polo y a Petro? ¿Qué pasó con la noticia sobre la investigación del referendo reeleccionista con relación a los topes y financiación en la recolección de firmas?¿Se agotó el oxigeno en este empuje?¿No quedan espacios para esta noticia?
Toda noticia de por sí lleva implícito un impacto, sea agradable o no, y el deber del periodismo es dar una información oportuna y veraz a la ciudadanía y a ésta le asiste el derecho a conocerla. Que un sindicado se retracte, cambie su versión, adicione o aclare su indagatoria dentro del proceso, así sea con un mínimo de credulidad o con verosímilitud o sin ella, vaya y venga, además, es bastante común y frecuente; pero de ahí, a .que un Medio a través del equipo de periodistas cometa un error o equivocación tan garrafal como en el caso del Jefe de Contrainteligencia del DAS, Jorge Lagos, cuando se da el notición de que éste le solicita a La Fiscalía protección incluyendo la de su familia a cambio de colaborar con la justicia e involucra a unos funcionarios de la Casa de Nariño, dejando abierta la posibilidad de acogerse al principio de oportunidad y convertirse en «testigo» del proceso, y luego, horas más tarde, se hace una aclaración: que el señor Lagos no había dicho lo que la noticia dijo que él había dicho, ya esto se torna color azul casi negro, es sumamente grave estos errores que sólo sirven para desconcertar y ayudar a tender la consabida cortina de humo. Ahora, se nos agrega esta perla para cerrar con broche de oro la primera parte del capítulo que, sin extrañarnos, puede terminar con una posible ‘reculada’ del flemático señor Fiscal General de la Nación, quien al culminar el C.T.I. sus pesquisas en el Das, declaró a los cuatro vientos y con recorrido internacional:»Hay que decir que de acuerdo con el informe del C.T.I., causa preocupación, causa pavor, en atención al hedor que él expide», frase comprometedora y contundente de la máxima autoridad del órgano investigador y acusador del país, dada a conocer una vez rendido el informe de sus subalternos, o sea, que es casi un imposible echar pié atrás, salvo que ocurra una hecatombe, que puede ser previsible y predecible, pero, también, prevenible
A raíz de la apertura de la investigación que se logró iniciar en el DAS por el desbordamiento o abuso de poder, y otros delitos conexos, por parte de algunos empleados directivos de ese organismo, con la presunta y definitiva intervención de altos funcionarios – sobra el plural – de la Casa de Nariño en las arbitrarias ordenes para el seguimiento o interceptaciones ilegales a magistrados de las altas cortes, jefes políticos, periodistas y miembros de la oposición, cabe destacar que, habida cuenta de sus protagonistas, es una averiguación compleja, delicada y bastante espinosa que requiere de una buena dosis de voluntad, decisión, honradez, templanza, carácter, independencia, valor y mucha ética profesional, como blindaje frente a cualquier posible y tentadora oferta, para desenredar lo que no está enredado, como es el querer de la mayoría y por el bien del país y de su sistema democrático. Y es aquí, donde debemos persistir en una gran batalla, con los Medios a la cabeza, para evitar la impunidad, sobre todo, en esta clase de hechos ignominiosos y abominables que lesionan gravemente la espina dorsal del Estado Social de Derecho. Para este caso en particular y especial que ocupa toda la atención de la ciudadanía y del Organismo de investigación, con Veeduría internacional a bordo, es bueno, como ejemplo digno de imitar, evocar la labor de periodismo investigativo que adelantaron dos titanes periodistas del Washington Post por el escándalo del Watergate, que consistió en un espionaje en la Sede del Partido Demócrata en la campaña presidencial de los Estados Unidos en 1972, por miembros del Partido Republicano con la aquiescencia del Presidente de ese entonces Richard Nixon, quien tuvo que dimitir a su cargo, no obstante haber tenido a su alcance todos los medios necesarios para ocultar o desaparecer las pruebas que lo comprometían.¡Y esto ocurrió con el presidente de la nación más poderosa del mundo!. ¡Qué tal!, y nosotros aquí dizque sacando pecho.
Por enésima vez repito, que por los mismos motivos que llevaron a los dos periodistas del Washington Post., a olisquear apuntando hacia la Casa Blanca en el escándalo del ‘Watergate’, mucho más venial, por supuesto, que el gravísimo que nos ronda, se debe enfilar el sentido olfativo hacia la Casa de Nariño, ya que son varias las consideraciones de peso para tenerse en cuenta: cómo creer y entender que Jorge Noguera, por su cuenta, riesgo y en solitario vaya a fundar y poner en ejecución el fatídico G-3 – (inteligencia política) con fines tan oscuros y de repercusiones tan explosivas como se podían prever que ocurriera en cualquier momento, pensando ingenuamente que nunca saldrían a la luz pública y que, además, su conducta no constituía delito, porque de ser así, lo debemos considerar un idiota, pero la pregunta es a servicio de quien; cómo se explica que los nuevos siguientes directores, Peñate, Maria del Pilar y Polo, sumisamente y sin sonrojarse siguieran ese ‘jueguito’ en cadena, por qué, quien les contó, los convenció o quien les ordenó o, también, los debemos considerar unos idiotas, pero al servicio de quien; cómo hacían estos directores para ordenar, justificar o inducir a sus subalternos para el cumplimiento de estas labores tan ilegales e inusuales o, también, hacen parte de los idiotas, pero al servicio de quien, de sus superiores para conservar el cargo; en el Sanedrín de Palacio no hay ninguno que tenga esa autonomía de vuelo, ni que tenga esa capacidad de decisión, ni que a motu propio tenga el valor y el poder para impartir una orden de esa envergadura, si esta situación hubiese ocurrido en otrora y con un presidente dipsómano, como los ha habido, seria muy fácil inculpar a uno cualquiera hasta de los Servicios Generales, pero con un avión como Uribe a la cabeza, que ni duerme siquiera, es imposible creer ese cuento de vaqueros.¿Quien en la Fiscalía es tan osado para creerle a los funcionarios del Das, estas historietas que a diario se tejen dentro de esta especulación y la manera como se brega a componer los acontecimientos para distorsionar la carga de la prueba? ¿Quién le puede creer y entender a unos funcionarios de ese nivel que cumplieron una orden verbal sin ninguna otra formalidad, en un caso tan delicado y complejo como éste?¿Sería que a los zares de la inteligencia se les olvidó que esta clase de operativos, que sólo se dan una vez en la vida, requieren de una parafernalia para su ejecución?¿No son, pues, los que dirigen la inteligencia y contrainteligencia del Estado o de que inteligencia estamos hablando?¿Quién puede ser tan ingenuo para creer que este espionaje burdo que se adelantaba en el Das, obedecía sólo a la lealtad de una parte de sus funcionarios hacia su máximo Jefe y que era de exclusiva iniciativa y responsabilidad personal?¿No les parece muy extraño que dos ex militares curtidos se conviertan de la noche a la mañana en ‘idiotas útiles’ como cómplices o encubridores de unas personas que aparentemente no los une ningún nexo y a quienes conocieron de vista por aquello de los ‘gajes’ del oficio?¿Será que los funcionarios del Das, directores y los llamados a indagatoria, no tienen una familia constituida y respetable para que puedan decir mañana con orgullo y con la frente en alto que su hijo, esposo, padre, hermano o tío, tuvo el coraje y valor de no servir como ‘idiota útil’ para encubrir a unos sinvergüenzas y corruptos burócratas?.
No se requiere de mucho esfuerzo en excogitar o de profundizar demasiado en las enseñanzas de Françoise Gorphe y Antonio Rocha, en sus tratados de la Crítica del Testimonio y de Las Pruebas, respectivamente, para llegar o, por lo menos, estar muy cerca del pleno convencimiento y conocimiento de quienes son los responsables materiales e intelectuales de los hechos delictivos cometidos en la Central de Inteligencia del Estado Colombiano, presupuestos suficientes para determinar la culpabilidad. Claro, que para Maria Isabel Rueda, son unas pilatunas de Palacio producto de paranoia pasajera, según se desprende de su columna.¿Qué pasó entre el Das y la Corte?- El Tiempo, mayo 10 de 2009, en donde procura por todos los medios y de manera prepotente minimizar este escándalo.
Los ‘idiotas útiles’ pertenecen a una especie que no corre el más mínimo peligro de extinción, todo lo contrario, se multiplican en su procreación con una celeridad vertiginosa como ninguna otra, su principal rasgo o perfil descansa, primero, en que no son tan idiotas como la gente los cree, aunque su cara encuadre a la perfección y, segundo, que su utilidad es efímera, después del chaparrón y una vez cumplido su cometido que es el ‘mandado’, se convierten en un insignificante estorbo como una simple y vetusta mampara en el lugar equivocado; esta especie es bastante utilizada o ensayada por la otra que está conformada por los «avivatos», de mucha afinidad con la de los roedores y que, en últimas, terminan quedándose con la leche y el pan, mientras tanto, los primeros terminan como lo que son, con privación de la libertad y condenados por cuenta de los ‘ buenos y queridos doctores’ que siguen muy orondos en la calle gozando de su libre locomoción y deleitándose con las mieles del poder burocrático. Su triste papel protagónico deja huella indeleble en su «ego», incidiendo de manera determinante en su modo de pensar o de ver o apreciar una situación que no es real: creer ciegamente en esa nueva amistad que es alimentada únicamente por una necesaria complicidad; creer que el nuevo» socio», como es un alto funcionario muy prestante tiene fácil acceso a los investigadores para ordenarles que ‘arreglen el asuntico’ ; creer que los «doctores» protegidos no fallarán y la recompensa por su silencio será con creces; creer que a su familia no le faltará nada y estarán a las mil maravillas; creer que lo que tiene que hacer es pedir ampliación de la indagatoria e ir arreglando las cargas y decir que el no dijo, lo que dijo y si lo dijo fue por confusión o que le entendieron mal, y así lo van llevando como res al matadero, y lo van convenciendo de que es una persona muy inteligente y sagaz, que sus cambios de versión termina enredando a los «bobos» de la Fiscalía, hasta que llega el momento en que los investigadores se ven tan «embolatados» que no les queda mas camino que expedir la boleta de libertad; de esta manera pasan los días, las semanas, los meses y los años y nada de nada, y si pone mucho problema e incomoda, su vida queda dependiendo de la seguridad que haya en ese pabellón carcelario. Una vez cerrado este capitulo vital, pasan al recuerdo por unos días con el epitafio: «Idiota inútil». Así de sencillo y simple.
Marco Aurelio Uribe García
Manizales, mayo 29 de 2009