LOS «PINOCHOS» EN LA POLÍTICA Y EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

 

Las ‘mentirillas’ y las incoherencias son parientes muy cercanas siendo muy propias de la idiosincrasia latina y, en especial, de mucho arraigo en el pueblo colombiano lo que le depara, a unos, cierta satisfacción que mitiga su insaciable sensacionalismo o su mitomanía y en los otros que son la mayoría, una infinidad de sobresaltos, sinsabores y frustración en el devenir político, social y económico.

 

La mentira y la incoherencia ocupan un lugar preferencial en los medios de comunicación y en la clase política. Los primeros, las utilizan con extravagante sensacionalismo recurriendo a titulares de noticias y títulos de artículos que no corresponde a un todo o distan mucho de su contenido y, por ende, en algo de su realidad, para los segundos, son los argumentos centrales de peso y el señuelo facilista para la caza de votos, con el agravante imperdonable de que todos los ingenuos electores se la creen, quedando convencidos de estar próximos a ingresar al soñado mundo del Edén, y se plantan a esperar lo que nunca llega, lo que los convierte en unos soñadores pusilánimes sin el más mínimo vestigio de carácter y de dignidad, creencia que se acentúa con mas firmeza en el vulgo si la promesa tiene la resonancia de algún medio de comunicación. Y, de ahí, a la espera de una nueva campaña para con su voto respaldar sumisamente  otra mentira o una extravagante incoherencia o a un candidato inepto y corrupto aspirante a un cuerpo colegiado o a la presidencia de la república. No hay la menor duda de que el pueblo es el primer responsable del desbarajuste institucional, comenzando por la corrupción y terminando en la impunidad.

 

Leí con mucha atención el editorial «Lecciones de una gira» y el artículo «Elocuencia de una gira ‘muda'», publicados en El Tiempo, domingo 9 de agosto de 2009, titulares muy sugestivos que me hicieron erizar porque creí firmemente y con alegría que después de la visita relámpago del presidente Uribe a algunos países suramericanos para explicar sobre el convenio militar con los gringos había logrado la suficiente ilustración y la cumbre de Unasur en Quito, ya no era necesaria y se daba por cancelada. Pero, no, la reunión seguía en firme sin ninguna alteración. Los escritos en mención hacían alusión al viaje presidencial como  una odisea superada sólo por un súper hombre en franca lid contra el tiempo, y en sus títulos se dejaba la sensación del éxito rotundo en su misión de conversión, siendo la realidad otra, el balance de la gira ‘muda’ fue así: Perú, respaldo total; Bolivia, condena total; Argentina, media condena y Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay, respeto por las decisiones soberanas de Colombia, pero…El que calla ni otorga, ni niega. El editorial resalta una verdad sabida: con excepción de Colombia, a ningún país de este continente le gusta la tradicional hegemonía de Estados Unidos, la expansión del socialismo siglo XXI de Chávez a los colombianos no nos gusta, hay que auscultar que piensan los otros países vecinos de ese proyecto político, este si merece un análisis cuidadoso por los interrogantes que encierra a futuro, y no es una apreciación temeraria. Es tan cierto que no fue plenamente positivo el periplo presidencial como se quiere mostrar que todos los países miembros de Unasur, por unanimidad, solicitaron de manera urgente una nueva reunión en Argentina con la presencia del  presidente Uribe para que explique el alcance regional del acuerdo militar. Y si no asiste, se convierte Colombia en el «paria» del Continente. Todo parece indicar que el presidente Uribe asistirá a la cumbre.

 

Después de leer el artículo «El Áspid» publicado por la revista Semana de la autoría de  Antonio Caballero, quedan muy pocas palabras para describir a una persona como Noemí Sanín. Sus pintorescas incoherencias políticas como se le escuchó en la emisora La W ( lunes 10 de agosto de 2009), deja mucho que desear y poco o nada que esperar, su patética incongruencia es notoria y relevante; tiene al partido conservador relativamente dividido por cuenta de la solicitud del aplazamiento de la consulta; a unos les dice que va hasta el final, con Uribe o sin él, a otros, que espera el desenlace del referendo, pero no dice si por parte del Congreso o de la revisión constitucional o en las elecciones cuando participe una cuarta parte de los ciudadanos que componen el censo electoral y apruebe la modificación del artículo que permita la reelección y que requiere la mitad mas uno de los votantes, para saber si puede o no ser candidato, falta mucho camino por recorrer y largo tiempo para esperar; sostiene que nunca ha sido subalterna del presidente Uribe, sino «colaboradora»( será que desconoce la definición de la relación de trabajo ). Estas galimatías la colocan como la primera candidata con más opción para ocupar el solio de Bolívar, ya que estas cualidades son precisamente las que cosechan votos en el seno del lumpen, de ser cierto, claro está, el rating que dicen que  tiene la mencionada emisora.

 

Lo que menos se le pude criticar a la simpática y picaresca doctora Noemí es su transfuguismo saltimbanquista, estos saltos mortales han obedecido a unas ambiciones personales desmesuradas de poder, ora en busca de la primera magistratura, ora en busca de las mieles de la alta burocracia. Esa osadía que tuvo para con el país y el Presidente al  manifestarle en su carta de renuncia como Embajadora en el Reino Unido, sin sonrojarse:»Álvaro, usted y yo hemos entregado la vida entera a la patria», se necesita tener piel de paquidermo y estar acompañado de un cinismo extremo para semejante despropósito, no sé bien si considerarla osada por decirle Álvaro o por creer que somos tan caídos de las nubes como para comernos el cuento del sacrificio por el bien de la patria. ¿Sería que no cobró sueldos y utilizó transporte público durante su largo periplo burocrático? Sí la candidata sostiene lo que afirmó en la campaña del 2002,  en coro en ese entonces con el hoy Ministro del Interior de que Álvaro Uribe es un’Paramilitar’, le aseguro que me pone a meditar.

 

Caso muy distinto, ha sido el de unos bandidos saltimbanquis que empezaron a brotar, en el comienzo de la ‘era Uribe’, de todas las vertientes políticas buscando refugio en las nuevas madrigueras abiertas en cualquier garaje como medio de blindaje ante el caos que se veía venir por las múltiples denuncias del contubernio de una gran mayoría parlamentaria con unos criminales natos a lo largo y ancho de la geografía nacional. Estos y aquellos, eso sí, buscando por los medios más ruines y sanguinarios calmar sus apetitos desordenados y ostentar el poder político y económico.

 

Marco Aurelio Uribe García

Manizales, Agosto 14 de 2009.