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El resurgir de una esperanza liberal.

“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes” Khalil Gibran- Poeta libanés.

Están demostrados históricamente de que en Colombia no tiene cabida ni largo protagonismo los Partidos políticos distintos al Liberal y Conservador, tal es el caso, de lo que ocurrió con la Unir de Jorge Eliécer Gaitán, el Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán o Salvación Nacional de Álvaro Gómez, movimientos que tuvieron envergadura de gran calado y una envidiable plataforma ideológica.

En cuanto toca al Partido Liberal, y que es el caso que nos ocupa, no es ningún secreto la crisis que viene atravesando de tiempo atrás debido a múltiples factores: lideres que cumplieron su ciclo vital natural y otros que fueron asesinados, dejando vacancias que fueron suplidas por personajes de otras condiciones éticas, morales y, ante todo, distantes a los postulados ideológicos y filosóficos que inspiraron al Partido Liberal, lo que facilitó el camino expedito al ‘clientelismo’ y, por ende, a la corrupción, generando escepticismo, pérdida de credibilidad y de mística, y llevándolo a una anarquía interna extrema.

Los nuevos ‘Gurus’ que se tomaron el Partido Liberal, más por asalto que por sus méritos, lo fueron ‘descuartizando’ poco a poco permitiendo y callando cobardemente cuando empezaron a permearlo los grupos delincuenciales de todos los pelambres, primando más los intereses personales de todo orden que los intereses generales y del Partido, y, para colmo de males, terminó como el idiota útil en asuntos de transcendencia nacional y, por sobre todo, en contra de sus principios o postulados, como ocurrió con la reelección del Procurador General quien encarna la antítesis liberal, todo a cambio de unas migajas burocráticas o miedo a una eventual investigación disciplinaria.

Los diferentes traspiés o tumbos que empezaron a darse al interior del Partido en la década de los 90, sirvieron de pretexto para que algunos abandonaran la hueste roja y se dieran al transfuguismo hacia nuevos movimientos, otros, permanecimos en él, pero llenos de desidia y apatía sin renunciar a sus postulados filosóficos lo que contribuyó a su fragmentación y crisis, perdiendo así su inmensa mayoría frente a los demás partidos.

El pasado domingo 20 de los corrientes, por casualidad, pasaba por el Teatro Los Fundadores de Manizales cuando percibí banderas rojas y remolinos de gente, pregunté sobre el particular y me informaron que se iba a realizar una reunión política, por supuesto que me imaginé que era del Partido Liberal, pero desconocía la motivación del encuentro. Ingresé al teatro, y previa inscripción más no de matrícula, me ilustraron al respecto: era el lanzamiento del doctor MARIO CASTAÑO PÉREZ, como candidato a la Cámara de Representantes por la circunscripción de Caldas y avalado por el Partido Liberal Colombiano.

Cuál no sería mi sorpresa cuando entré al Palco del teatro y estaba lleno hasta las banderas, término coloquial de la Tauromaquia, no se calcular, pero era muchísima la gente. El acto empezó sin ninguna parafernalia o rito o protocolo con una organización impecable, sin ostentación ni discursos ‘veintijulieros’, ausente de demagogias y de estridencias. El aspirante haciendo gala de una sencillez y humildad envidiable hizo su presentación personal, nacido en la provincia del norte caldense, Pácora, y de profesión Contador Público. La ceremonia estuvo amenizada por un Trovador y una buena conferencia por parte de un excelente Psicólogo.

En una disertación seria, corta y precisa, el candidato Castaño Pérez, fue convincente en su propuesta de convocar a todo el pueblo caldense a engrosar las huestes del liberalismo bajo la bandera de la unidad y la reconciliación, con unos postulados inalienables, es decir que no se pueden enajenar, ni transferir ni vender ni ceder como el respeto a los demás, sus valores humanos y sus libertades, con una política incluyente con miras a democratizar el Partido y volverlo participativo proscribiendo las imposiciones autoritarias que tanto daño le han causado y que lo han conducido a un estado anárquico.

Las propuestas de Mario Castaño, sin duda alguna y de manera desprevenida, vienen acompañadas de vientos pletóricos de esperanza despejando el camino para que dirigentes como él en otras regiones del país, se tomen el Partido con el beneplácito de la comunidad e inicien sobre la marcha su reacomodamiento y reestructuración, tarea que debe comenzar en cada uno de los municipios, extendiéndola al departamento, y acorde con las nuevas y cambiantes políticas sociales, procurando a toda costa su depuración interna.

La verdad sea dicha, estuve muy atento a todos los pormenores en el desarrollo del lanzamiento de esa candidatura qué, por demás, fue completamente distinta a todas las que estamos acostumbrados a presenciar, me pareció un proyecto político serio, de envergadura, plagado de sinceridad y de ánimo de servicio, lo que me llevó indefectiblemente a reconsiderar mi desidia y apatía frente al Partido, aceptando de entrada las propuestas de cambio por estar sustentadas en planteamientos razonables, lógicos y viables.

Hace como 15 años tuve una relación fugaz de vista y comunicación con Mario, jamás lo volví a ver hasta ese domingo, no lo recordaba, y fue él quien me refrescó la memoria por los pasajes que me comentó. En ese entonces, vivía en casa de doña Tulia, la de Marquetalia, la mamá de Pancha.

Manizales, octubre 25 de 2013.
Marco Aurelio Uribe García.

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