Por los que no se debe “VOTAR”.
“La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo”
En Colombia, como en cualquier otro país del mundo, existe el cáncer nefasto de la corrupción en todas sus esferas, pero su diferencia con los demás radica en que su mayor “foco” de putrefacción se concentra en la institución legislativa, situación preocupante y desestabilizadora habida cuenta de que es el órgano estatal encargado de la expedición de las leyes que rigen en la nación, y que, en su mayoría, regulan las relaciones que atañen a la convivencia pacífica y armónica de la comunidad.
Esta “especial” corrupción es alimentada, engrosada y perpetuada por diferentes factores: connivencia, encubrimiento, y, por ende, impunidad a cargo de las autoridades judiciales (Corte y Fiscalía), tráfico de influencias a través del órgano ejecutivo como reciprocidad de favores con la complicidad de la autoridad contencioso- administrativa (votos, burocracia, negociados, etc.), compra- venta de votos en las elecciones, reelección indefinida lo que atornilla a estos indeseables parásitos, abstencionismo o apatía, irresponsabilidad del elector al otorgar su voto, con conocimiento de causa, a delincuentes reconocidos o ineptos o desidiosos o que cometen felonías en el ejercicio de su mandato, etcétera, etcétera.
Ningún país ha tenido que soportar, como Colombia, que su Congreso haya sido infiltrado en un 40 por ciento de sus integrantes por grupos al margen de la ley, como ocurrió con los desalmados y sanguinarios paramilitares, quienes en un contubernio macabro con la clase política a la vista del pueblo y de autoridades, civiles, eclesiásticas, militares y de policía, se dieron a la tarea de sembrar muertos a diestra y siniestra en todo el territorio, cometer violaciones y torturas, usurpar tierras y obligar al desplazamiento, lo que les dejaba a su favor un enriquecimiento desaforado y la garantía de una elección o reelección con persuasión de las “motosierras”.
Aunque parezca paradójico, así se encuentren algunos políticos procesados y/o privados de la libertad, quedan muchos camuflados y en libertad, y, lo que es más grave, siguen ocupando curules en el Congreso nacional con la aquiescencia de un electorado, en unos casos por ingenuidad y en otros por sinvergüenzas al enajenan su voto, y los que no aspiran por inhabilidad buscan seguir ostentando el poder en cuerpo ajeno a través de su parentela, todo esto amparado en el silencio cómplice de unas autoridades que causan vergüenza por su comportamiento inicuo con la aplicación de su “justicia selectiva”, situación notoria y bien conocida por todos.
Lo más patético de todo es la permanente lamentación de las gentes por la corrupción e ineptitud de la mayoría de nuestros parlamentarios, sin embargo, cada cuatro años haciendo gala de una amnesia impresionante , de gran irresponsabilidad, de ausencia total de dignidad y carácter, salen a depositar su voto por los mismos corruptos y faltones de siempre, sin calcular el daño que se hacen a sí mismo, al país y a las nuevas generaciones, ya que con su respaldo en las urnas a estos truhanes, sólo coadyuvan a engrosar la corrupción y a mantener un Congreso vergonzoso.
Está demostrado históricamente que en Colombia no tiene ni cabida ni largo protagonismo en la vida nacional los partidos o movimientos políticos distintos al Liberal y Conservador, los cuales se deben modernizar, fortalecer y purificar, tanto de sus directivas como de seguidores, para bien de la democracia. Si no perduraron movimientos de gran envergadura y plataforma ideológica envidiable como el movimiento político UNIR de Jorge Eliécer Gaitán, ni el Nuevo Liberalismo de Luís Carlos Galán, ni Salvación Nacional de Álvaro Gómez Hurtado, mucho menos tendrán larga vida los que hoy “chapalean” en el escenario político, y que han sido nocivos para la Nación en grado superlativo.
No debemos olvidar que la fundación del Partido de la U., se dio coetáneamente con la apertura de la investigación por paramilitarismo a un 40 por ciento de parlamentarios que conformaban el órgano legislativo, lo cual deja mucho que desear y algunos interrogantes por aclarar, ya que el mencionado Partido fue integrado por la mayoría de sindicados por este ignominioso contubernio, y los cuales pusieron pie en polvorosa de los Partidos tradicionales, creyendo erróneamente que así quedaban cobijados por la impunidad. ¿Ahora qué se vislumbra a lontananza con la fundación del nuevo embeleco político de Uribe?
La reelección, per se, es perniciosa, máxime si esta se trata de cuerpos colegiados de elección popular por aquello de su integración democrática, ya que no cabría la exigencia de ciertos requisitos de selección, que sería lo ideal, como saber leer y entender. Si en algún cargo de elección popular debe desaparecer la reelección es en el Senado y Cámara de Representantes, por cuanto su solución de continuidad no requiere de determinada persona; además, es una medida sana que evita la maduración y, por ende, su putrefacción, también como medida económica, evitando las costosas prestaciones sociales, como las inmerecidas e injustas pensiones de jubilación.
No podemos perder de vista las constantes “felonías” que se han dado en Senadores y Representantes, y en contravía del mandato y del querer del constituyente primario, sobre todo por el lado del potencial electoral femenino, quienes no deben incurrir en debilidades, y todos los electores “machos” dejar de lado la cobardía y compadrazgos, y antes de depositar el voto refrescar la memoria recordando cuando “pataleaban” por la abominable reelección del Procurador General, la famosa y fallida reforma a la justicia, la elección de Alberto Rojas como magistrado de la Corte constitucional, el saqueo a Cajanal y a la Dirección Nacional de Estupefacientes, y tantos otros orangutanes de menor peso.
Es un pecado capital y un acto vergonzoso y de extremo masoquismo votar por la reelección de cualquier parlamentario que haya participado en las felonías mencionadas o que haya sido un parásito que solo cobra y escasamente contesta el llamado a lista (están como arroz en Senado y Cámara) o el que tenga investigación pendiente o se le haya dictado Auto Inhibitorio, el cual no hace tránsito a Cosa Juzgada, por lo tanto sigue vinculado a la investigación o que haya tenido relación con grupos al margen de la ley y que son favorecidos por las autoridades con su silencio.
Mucho cuidado con los señores que están incursos o condenados por paramilitarismo y que aspiran a regresar al Senado y Cámara en cuerpo ajeno, impulsando listas con parientes por consanguinidad o afinidad, tal es el caso de Luís Alfredo Ramos, Ciro Ramírez, Álvaro García Romero, Luis Alberto Gil, Juan Manuel López Cabrales, Piedad Zuccardi y Javier Cáceres.
En Caldas, también tenemos nuestros lunares, los candidatos al Senado y Cámara por el Partido de la U., principal centro de acopio de indeseables, están incursos hasta el tuétano en las investigaciones y felonías mencionadas. Si hay algún escéptico pueden consultar en la Corte Suprema y Secretaria General de Senado y Cámara, por medio de un simple Derecho de Petición (Artículo 23 C.N.)
Manizales, enero 16 de 2014.
Marco Aurelio Uribe García.
Apostilla: Gran encrucijada por la que atraviesa el candidato a la Presidencia por el Centro Democrático, su futuro político y credibilidad penden del acompañamiento que le hagan los caldenses a las listas de Senado y Cámara por el mencionado Partido. Qué pensaran sus antiguos protegidos del Partido de la U., y del cual era el Jefe natural en Caldas? He sostenido, de tiempo atrás, que los cuervos no distinguen los ojos de quien procura su crianza. Además, algunos aspirantes por el Partido de la U., tienen cero en conducta, o sea, que les interesa un “pito” la suerte del aventajado pensilvaneño, incluido, por supuesto, ese dechado brillante de conocimientos, su primo Jaime Alonso.