Un Gobernador honrado, serio y capaz

Malos gobernantes, abundan, pero buenos y honrados, son escasos.

Desde el año de 1979, hace 37 años, conozco de vista, trato y comunicación a Guido Echeverri Piedrahita, cuando juntos trabajábamos en la Industria Licorera de Caldas, época en la que jamás se llegó a ver los atracos y expoliaciones tan descarados e impunes que se vienen cometiendo sistemáticamente contra esa empresa, sobre todo a partir del año 2000; se de los cimientos morales y éticos de buena cepa que lo acompañan desde su cuna, como también, de su formación académica e intelectual, virtudes y formación que quisieran tener algunos de sus detractores gratuitos, quienes lo trataron de manera despectiva y con improperios por aspirar nuevamente a la gobernación de Caldas, todo, movidos por una inicua envidia política o movidos por intereses de terceros.

No voté por Guido en los pasados comicios para elegir gobernador del departamento de Caldas, y en los cuales resultó triunfador de manera holgada, y no fue por su eventual inhabilidad consagrada en el artículo 303 de la Carta, y de la cual hice referencia en un escrito publicado por El Tiempo y en el Portal Eje 21, en el Blog La Pringamosa en septiembre de 2015, sino por el acompañamiento que tuvo de dos parlamentarios politicastros, clientelistas y felones como lo son, para perjuicio de Caldas y de la democracia colombiana, Mauricio Lizcano y Hernán Penagos, porque consideré que votar por su candidato era seguir oxigenando a dos voraces e insaciables individuos que no merecen el voto y la confianza de un pueblo independiente y sensato.

El mencionado análisis obedeció más a buscar resultados políticos adversos en contra de los “padrinos” políticos de Guido, que a un análisis imparcial, serio y de más profundidad jurídica, ya que olvidé de manera involuntaria los efectos ex tunc que produce la anulación de los actos administrativos, lo cual se interpreta como si el acto no hubiera existido jamás y, por lo tanto, desaparece de la vida jurídica, además, porque no conocía la sentencia del 3 de noviembre de 2005, proferida por la Sección Quinta del Consejo de Estado que explica los efectos retroactivos de los fallos de nulidad electoral, y porque tampoco conocía el concepto emitido por la Sala de Consulta y Servicio Civil del C. de Estado, a solicitud del Director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República. Los conceptos no obligan, pero la jurisprudencia y doctrina, sí.

Se deduce por la jurisprudencia y por el concepto mencionado, que la declaratoria de nulidad de la elección de gobernador de Caldas, para el periodo constitucional 2012-2015, proferida por decisión judicial, encierra un contenido de control de legalidad del correspondiente acto que declaró la elección, más no se puede entender o reputar como una sanción, y por no tener ese carácter no se configura como una causal de inhabilidad. O sea, la jurisprudencia y concepto, con sobrada lógica jurídica, consideran que por los efectos ex tunc el ciudadano no desempeñó el cargo y, por tal motivo, no está cobijado por la prohibición de reelección, respecto a la validez de los actos administrativos por él firmados gozan del principio de legalidad, mientras no se decrete judicialmente su nulidad. Además, también se infiere que la nulidad de la elección se produjo faltando más 18 meses para la terminación del periodo de quien se reemplazó, pues solo así se podría celebrar una elección atípica según el artículo 303 de la Constitución Política.

Por lo anterior, los que votaron por Echeverri Piedrahita para gobernador de Caldas, periodo constitucional 2016-2019, y algunos que no votamos por él, podemos seguir durmiendo tranquilos y esperando un amanecer sin sobre saltos y lleno de esperanza porque tenemos un mandatario honrado, serio y capaz; y los demandantes, tanto intelectuales como materiales, los que lo maltrataron con improperios, los que lo descalificaron y le dieron la espalda por no ser prenda de garantía para el partido liberal, tendrán que tomar muchos somníferos y calmantes para que las horas, los días, las semanas y los meses sean menos mortificantes y más llevaderos hasta el 31 de diciembre del año 2019, fecha en la que termina su periodo como gobernador.

Casi se podría asegurar, sin lugar a equívocos, que si al momento de empezar a ejecutarse la mega obra del Aeropuerto del Café su suerte habría sido otra muy distinta, si hubiésemos tenido una clase política en Caldas respetable, honrada y con verdadera audiencia en el gobierno nacional diferente a la que tenemos hoy, y un gobernador de las calidades del mandatario actual, quien jamás hubiera permitido o cohonestado el vulgar saqueo que se dio en algunos contratos de esa obra y en los cuales hubo participación directa y activa de algunos encumbrados funcionarios, políticos y algunos de la empresa privada.

El doctor Guido Echeverri Piedrahita, en las elecciones del mes de octubre del pasado año, fue elegido gobernador del departamento de Caldas con 180 mil votos, y sólo un miope político, que abundan por doquier, puede llegar a pensar que este potencial electoral pertenece al partido de La U. y al “Mono” Sierra, sus avaladores y patrocinadores. Pues no. El doctor Echeverri tiene muchas admiradoras y muchos seguidores independientes en todos los rincones del departamento, y cuando se habla de muchos, son muchos, y están en el Partido Liberal, en Cambio Radical, por supuesto, en el Conservador, en La U., en los Verdes, y en los que se funden en un futuro. Además, no se pueden confundir con él, su ideología es de un verdadero liberal, encuadra a la perfección con los postulados propuestos por Ezequiel Rojas en 1848.

Este gran Señor es el que necesita el Partido Liberal en esta región del país para que lo refunde, lo organice y traiga de regreso a tantos liberales de ideología, más no de estómago, y que se encuentran desperdigados en otras toldas políticas. Y no requiere de mucho dinero, su capital político está en la mente de todos los ciudadanos de bien de este departamento.
Marco Aurelio Uribe García
Manizales, febrero 25 de 2016.

Apostilla: Quiera el Poderoso Divino, que mañana podamos decir lo mismo del señor que rige los destinos de Manizales.