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No es miedo a la paz, es a perder el “poder”

“Cuando una batalla está perdida, solo los que han huido pueden combatir en otra” (Demóstenes)

Razón le asiste a unos periodistas de una prestigiosa revista de amplia circulación en el país, cuando sostienen que lo que inquieta al establecimiento y a su privilegiada y arraigada clase política es que miembros de las Farc se suban a las tarimas a echar discursos, sin que les preocupe si lo hacen con o sin armas, y todo este alboroto, que arreció más críticas al proceso de paz, se dio por el encuentro entre la cúpula negociadora de las Farc en La Habana y sus milicianos armados, realizado en el corregimiento Conejo, departamento de La Guajira, dizque para realizar talleres pedagógicos para la paz, en una escuela pública del lugar. Y, por supuesto, la inquietud se manifestó de manera eufemística e hipócrita, porque se adujo violación a los protocolos y al DIH, procurando así torpedear el proceso, siendo otros los motivos que dieron lugar al malestar de algunos.

Lo anterior, me hace recordar una anécdota de la cual fui testigo de excepción. Empezando la década de los 80, y terminando el periodo de presidencia de Turbay Ayala, el ya conocido narcotraficante Carlos Lehder Rivas, en Armenia (quindio), incursionó en la política colombiana fundando el Movimiento Cívico Latino Nacional de inspiración nazi, iniciando el proselitismo por varios pueblos y ciudades con discursos populistas e incendiarios y ganando rápidamente muchos adeptos, convirtiéndose en una amenaza latente para la estabilidad de la clase política de esa región; por esas calendas Lehder ya había construido, en su ciudad natal, el lujoso hotel La Posada Alemana, y en su sofisticada Discoteca realizaba unas orgías al estilo Sodoma y Gomorra con jóvenes de la alta sociedad de Armenia, no faltando un complemento indispensable: la cocaína y el bazuco.

En ese entonces, el senador quindiano Silvio Ceballos, en una reunión celebrada en la Sede Social del Senado y estando presentes los senadores Ancízar López, Rodrigo Marín Bernal y Renán Barco, prendió las alarmas y les advirtió sobre el peligro que corría la estabilidad política de todos ellos en los departamentos del Eje Cafetero teniendo a Lehder a la cabeza del movimiento latino, sin ser óbice o importar el daño que pudiera causar a la sociedad el comercio del narcotráfico o la prostitución masiva de una juventud obnubilada por el dinero y los efectos de los narcóticos. En ese tiempo no había esa persecución tan marcada contra los capos de la droga, y estos se paseaban por todo el país como Pedro por su casa.

Los senadores mencionados dieron el parte preocupante al presidente Turbay, que le faltaba poco para terminar su mandato, y, posteriormente, al presidente Betancur y a su ministro Lara Bonilla, pero, prevaleció la hipocresía en el parte dado, jamás mencionaron que eran ellos los que tenían miedo de perder el poder o control político con la fundación del movimiento latino, el argumento esgrimido descansó sobre la moral y la salud pública, y las cuales estaban siendo pisoteadas, resquebrajadas y puestas en peligro por un megalómano de origen alemán de nombre Carlos Lehder Rivas.

Algo va de Pedro a Juan. La anécdota narrada tiene mucha similitud con la conducta asumida por los que levantaron la polvareda por el “taller de pedagogía” adelantado por las Farc en un poblado de La Guajira, y fue de tal magnitud y repercusión que ya puso a los congresistas republicanos estadounidenses en alerta sobre el proceso de paz que se adelanta en Colombia.

Ahora, muchos se rasgan las vestiduras por estos encuentros que empiezan a realizarse y que fueron ventilados en la mesa de diálogos, mas no reglamentos ni sus sitios fijados de común acuerdo entre las partes, para adelantar la tal “pedagogía” para la paz, que, por supuesto, terminan en manifestaciones públicas y con objetivo proselitista, acompañadas de publicidad y discursos demagógicos, y que con la sola presencia de sus milicianos armados no dejan de ser intimidatorios, situaciones que por cierto no preocupan mucho al común de la población, sino a gran parte de la clase política inepta y corrupta y a sus colaterales usufructuarios, quienes son los que han puesto el grito en el cielo por lo ocurrido. Y lo más patético, muchos de los políticos de la unidad nacional, de manera pusilánime y soterrada, han puesto a sus ventrílocuos para que orquesten esta tempestad en un vaso con agua.

El miedo no es a la paz, es a perder el poder político la clase reinante actual frente a una nueva que se puede gestar en coalición con los farianos que, por ahora, están ad-portas de reincorporarse a la civilidad e incursionar en la política doméstica, y con la llegada de estos y con las gabelas en el bolsillo, los cambios radicales en la política serán impajaritables, lo que afecta sustancialmente a gran parte de los políticos vigentes, dejándolos en desventaja y mermándoles la posibilidad de reelección, recuerden la constituyente del año 91; por eso, las Farc insisten en una constituyente, pedido que compartimos muchos, pero no como mecanismo de refrendación de los acuerdos, sino como mecanismo de implementación y de garantía para las grandes reformas a la política y a la justicia, siendo esta la única forma de garantizar una paz duradera y estable.

La paz tiene muchos amigos, pero también, tiene algunos enemigos, y de mucho peso, por cuanto pone en peligro intereses personales que se verían afectados con la terminación de la guerra, entre estos se cuentan los carteles del narcotráfico, los traficantes de armas, una gran parte de la clase política inepta y corrupta que expolia el erario, los que hacen proselitismo avivando la guerra, los expendedores de vituallas, etcétera, etcétera. Yo anuncio mi voto por el sí a la refrendación de los acuerdos por medio del plebiscito, siempre y cuando, simultáneamente, se vote la convocatoria para una Asamblea Constituyente, de lo contrario mi voto será por el No.

Marco Aurelio Uribe García
Manizales, marzo 3 de 2016.

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1 Comentarios
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  1. pedrocastano0514

    Muy interesante su analisis y definitivamente es asi es es miedo a perder los previlegios y corrupcion rampante y falta de gerencia y planificacion de la clase dirigente actual esperemos que haya cambios sustanciales tanto a nivel de elecciones como la existencia de una Justicia que promueva los valores y la etica de nuestros habitantes

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