Un Senador con “estrella” en la Corte Suprema de Justicia
No me causó ninguna sorpresa que el presidente Santos en una reunión instructiva a su bancada realizada en días pasados en la Casa de Nariño, impusiera como su candidato incondicional a Mauricio Lizcano para la presidencia del Senado de la República en la próxima legislatura, y no me causó sorpresa porque el presidente, por enésima vez, sigue dando palos de ciego y tomando decisiones erróneas con graves y perjudiciales resultados para el país, lo cual le ha deparado gran desprestigio reflejado en un índice pírrico de su imagen y aceptación popular casi a ras con el nivel del mar; situaciones y consecuencias notorias que han sido ocultadas o calladas cobardemente por la mayoría de los medios de comunicación, en aras de conservar las pautas publicitarias de las agencias estatales.
Se escucha a diario al presidente o a los ministros del Interior o de Defensa o al Fiscal, anunciando con bombos y platillos que emprenderán, cosa que nunca han emprendido, una lucha frontal contra el crimen organizado, pero jamás se han referido, incluyendo a la corte suprema de justicia, a una lucha sin cuartel contra el crimen organizado que existe en las altas esferas estatales, siendo igual de nocivos y más difíciles de combatir que a los grupos de los Rastrojos, los Urabeños o a los Úsuga, y todo porque en aquellos se da la retribución de favores y funciona a la perfección la solidaridad de cuerpo, y es en las tres ramas del poder público, situación que no permite combatir la corrupción reinando por siempre la impunidad.
Nadie ha podido entender los raseros selectivos que aplica la Corte Suprema – Sala de Casación Penal – en su administración de justicia, sobretodo en tratándose de ciertos parlamentarios que tienen su estrella con algunos togados, otros han corrido con menos suerte en el seno de esa corporación, ya que sus inferencias al momento de decidir son fatales y contradictorias, más que todo en procesos que se adelantaron o se adelantan por el delito de Concierto para Delinquir en diferentes modalidades y con grupos o personas al margen de la ley. Unos y otros han sido condenados o absueltos por las mismas circunstancias de modo y tiempo, pero en distintos lugares. Los parlamentarios de la Costa Norte han llevado la peor parte, mientras muchos del Interior – Caldas, por ejemplo – tienen su estrella oculta en la mente y en la toga negra de algunos magistrados.
Ya no es un secreto, que si bien la corrupción y la impunidad tiene sus actores en todos los niveles de la administración pública, también lo es, que existen otros actores que patrocinan los dos flagelos mencionados, tal es el caso del presidente de la República, por ejemplo, cuando ternó a Eduardo Montealegre para fiscal general, a sabiendas de que clase de “avechucho” era, pues ya conocía de sus andanzas con Palacino, el de SaludCoop, o la responsabilidad que recae en los directorios o agencias partidistas, cuando respaldan a través de su bancada la elección para las altas dignidades a personajes de oscuro y notorio pasado, y que han alcanzado posiciones recurriendo a triquiñuelas que invaden los predios del código penal, situación ésta que se vislumbra para la próxima elección de presidente del Senado de la República.
El Senador Oscar Mauricio Lizcano Arango, más conocido por estos lares de la geografía nacional como “El Perverso”, aspira a “coronar” la presidencia del senado el próximo 20 de julio, en esta ocasión bajo la égida de este “gran presidente” que tiene esta pobre Colombia.
Veamos su meteórico recorrido político: En el año 2006 salió elegido representante a la Cámara bajo la égida e imposición del presidente Uribe, siendo vox populi el gran afecto que éste le tenía al imberbe Lizcano, situación que fue aprovechada por Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias “Pate Muro”, narcotraficante de Viterbo, Caldas, para acercarse, por intermedio de Bernardo Franco, actual magistrado del Consejo Electoral, al parlamentario y ofrecerle grandes sumas de dinero para la financiación de futuras campañas a cambio de que intercediera ante el Presidente para que no se efectuara su extradición, solicitud que resultó fallida porque en el año 2009 fue aforado a USA.
Lizcano Arango, nació en Medellín, lo que le valió en principio el amor de Uribe, posteriormente cayó en desgracia por razones ampliamente conocidas y en las cuales es un experto. Sus relaciones non sanctas son amplias, y no lo digo solo Yo, lo sabe todo Caldas, y lo callan, en especial los periodistas, las tiene con paramilitares y narcotraficantes, los primeros le aportaron votos, y los segundos mucho dinero para las elecciones de octubre de 2007, en las cuales alcanzó “milagrosamente” seis (6) Alcaldías en Caldas: La Dorada, Anserma, Riosucio, Aguadas, Risaralda y Belelcázar; a los cuatro (4) años para las elecciones de octubre de 2011, sólo pudo conservar la Alcaldía de Risaralda, y saben ustedes el por qué, muy sencillo a “Pate Muro” lo habían extraditado en el año 2009, o sea, se agotó la fuente de financiación.
En la Corte Suprema de Justicia cursa o duerme un sueño profundo un proceso contra Lizcano Arango por Concierto para Delinquir, radicado 30.891, en la modalidad de paramilitarismo, desconozco si también por narcotráfico, y si también hace parte la investigación por el delito de constreñimiento al elector que se dio en Marmato, Caldas, (http://www.lapatria.com/caldas/campana-de-mauricio-lizcano-intimida-votantes-en-marmato-55454- en este expediente se investiga las relaciones con los paramilitares del Bloque Cacique Pipintá; relaciones con el narcotraficante extraditado Carlos Arturo Patiño Restrepo.¿Será que la Corte Suprema se hace la de la vista gorda o no han comparado las cifras electorales de las Alcaldías alcanzadas como lo hizo con ciertas investigaciones y condenas a parlamentarios costeños?
Y como si todo lo anterior fuera poco, se debe desenterrar un caso burdamente enterrado. A principios de este siglo el Alcalde de Manizales, Germán Cardona Gutiérrez, nombró como su Secretario de Transito a Oscar Mauricio Lizcano Arango, todo estaba normalito hasta que llegó a oídos del doctor Augusto Arango Cardona, Personero en ese entonces de Manizales, de que en la Secretario de Tránsito había variado el porcentaje de la coima, pasando del 10% al 35% por los contratos de señalización y que esa exigencia la hacía directamente el Secretario (léase Lizcano), sin intermediarios.
Ante esta situación, la Personería municipal abrió investigación disciplinaria contra el Secretario de Tránsito, en ese entonces, Mauricio Lizcano Arango, y llamó a testificar al señor Didier Jaramillo, beneficiario de un contrato de señalización y confirmó que había entregado a Lizcano Arango el 35% del valor del contrato; empezaron a amenazarlo y le manifestó al Personero que él se iba a retractar, lo convencieron de que no hiciera eso y pusieron en conocimiento del Gaula las amenazas. Didier se desapareció y nadie da razón de su paradero, no se sabe si está vivo o muerto. Al Arquitecto Mauricio Arcila Rivera, Jefe de la División Técnica de la Secretaría de Tránsito, y quien era el que suscribía los contratos a nombre de la entidad, lo asesinaron por el paraje La Linda. ¡Muchas coincidencias, no les parece!
Marco Aurelio Uribe García
Manizales, mayo 12 de 2016.
Apostilla: Cuando oí la noticia de que este gran presidente nuestro le había dado la bendición para su aspiración a la presidencia del senado, comenté que iba a escribir este artículo, más me demoré haciendo este comentario que en llegar las amenazas si escribía algo en contra de este impoluto senador. Y me dio tanto miedo, que me senté a escribir.
Menos mal que Juan Manuel Santos no es el presidente del Brasil, porque con el manejo que le ha dado a los cupos indicativos, allá lo hubieran condenado a la pena de muerte.