Un Presidente sin carisma, de pírrica aceptación, indeciso, débil y complaciente

“La verdad, es el alma de los honestos, la mentira, la de los cobardes, la traición la de los miserables”. (Anónimo)

Hay un viejo refrán que reza que lo último que se pierde es la esperanza, pero no, lo último que una persona pierde es la “dignidad”.
Da grima, tristeza, y se siente vergüenza ajena, leer o escuchar apartes de una misiva que le envió el presidente Santos al ex presidente Uribe, en días pasados, y de la cual se infiere, sin la menor duda, el afán que le asiste por procurar el “perdón” de su antiguo ayo, y que no obedece al proceso de paz en sí y mucho menos por receptar las inquietudes cuando todo está resuelto, sino por la debilidad para afrontar con contundencia una oposición y, de paso, mitigar su vergonzoso cinismo y/o remordimiento por su felonía, después de que le sirvieron en bandeja la presidencia de Colombia.

En los apartes Santos le dice a Uribe: “Tenemos una oportunidad de oro que requerirá un gran esfuerzo por parte de todos los colombianos. Lo invito a usted y a sus seguidores a participar en el diseño de ese nuevo país que todos queremos».
«Sin sacrificar nuestros principios ni nuestras convicciones, creo sinceramente que podemos trabajar conjuntamente en la construcción de un país mejor y en paz. En esa dirección, estoy dispuesto, junto con el equipo negociador del Gobierno, a reunirme con usted para escuchar sus inquietudes y abrir un diálogo constructivo”.

Pero, ¿de qué principios y convicciones habla el presidente Santos? ¿Cómo pretende el presidente que Uribe le acepte trabajar conjuntamente en el proceso de paz, cuando todo está consumado? ¿Será que el presidente cree que Uribe es tan ingenuo que se deja capar una segunda vez? ¿No se habrá percatado de que Uribe sabe que con este diálogo solo se busca que el proceso quede maquillado, tanto en lo nacional como en lo internacional? ¿Será que Santos siente pasos de animal grande frente al plebiscito, y todo por haber sido tan magnánimo en la negociación?

Soy anti uribista hasta el tuétano, no por él sino por algunos de sus amanuenses o cargaladrillos, pero, al ex presidente Uribe le asiste toda la razón en su respuesta, y en especial cuando sostiene: «Parecería inútil invitar a un diálogo para notificar lo resuelto. Cuando el crimen es campeón el perdón y la reconciliación corren el riesgo de no ser sinceros y la paz sin justicia corre el riesgo de no ser paz».
“Ha sido dañino para la democracia que personas con responsabilidades públicas aparenten diálogo para claudicar ante el terrorismo e imponer a sectores ciudadanos, que expresan argumentos críticos, la adhesión a lo claudicado y ya consumado».

Los palos de ciego que ha dado el presidente Santos, en su primer periodo y en lo que va corrido del segundo, son innumerables y de gran impacto, sólo basta recordar algunos por su efecto negativo: en Mayo 2 de 2011, el Presidente Santos, con cara transfigurada, denunció con bombos y platillos, desfalcos monumentales en el sector de la salud’, y manifestó que las defraudaciones no eran de millones sino de billones de pesos, y que con el concurso de los órganos de control e investigación se iniciaría una lucha frontal contra esas “ratas de cuello blanco”, pero todo siguió igual y el saqueo en aumento, y la salud de los colombianos en cuidados intensivos.

Al mes largo de este pomposo anuncio, presentó a la Corte Suprema una nueva terna para Fiscal reemplazando la entregada por el gobierno Uribe, y tuvo la osadía, la irresponsabilidad, la falta de carácter y de respeto para con esa institución y para con el país entero y coadyuvando a la impunidad, de postular a Eduardo Montealegre, a sabiendas, de que era el Abogado defensor de SaludCoop, la EPS más defraudadora del sector salud, y quien había recibido un millonario pago por concepto de honorarios, suma ésta que hacía parte del fraude cometido; y como gran amigo del dinero fácil, ya en el ejercicio del cargo, montó sin carrusel una nefasta contratación millonaria con una sola persona, sin intermediarios, y según se dice en los mentideros, para saciar su codicia y calmar sus deseos libidinosos. Montealegre cuando salió del cargo, le pagó su postulación con una buena dosis de felonía.

La designación de Carlos Urrutia como Embajador en USA, fue desacertada, ya que éste era socio de la firma de Abogados que desplegó un entramado empresarial jurídico para apropiarse de tierras con antecedente de baldíos transgrediendo la ley; tampoco lo fue el nombramiento de Rubén Darío Lizarralde, como ministro de Agricultura por sus impedimentos que pudiesen resultar por haberse desempeñado como Gerente de Indupalma, y que también estaba incurso en apropiación de tierras con antecedente de baldíos, y, qué tal su desconcertante mutismo que permitió la reelección de un “orate fundamentalista”como Procurador General, y que ha sido nociva en grado sumo para el país. Ordoñez, también le está pagando el favor con buena dosis de deslealtad.

Santos ha sido un presidente inmutable y connivente con la abominable corrupción. No solo fue el “padre putativo” de la figura siniestra de los cupos indicativos, como ministro de Hacienda de Andrés Pastrana, sino que como primer mandatario, y para sostener su gobernabilidad, se desaforó en la entrega de éstos a la clase política de su Unidad Nacional, casi a sabiendas de que los mencionados cupos no llegarían a su destino específico. Situación ésta que se ha mantenido en completa impunidad gracias al silencio cómplice y cobarde de la Corte Suprema de Justicia, de la Fiscalía, la Contraloría y de la Procuraduría General de la Nación, no obstante haberse denunciado públicamente estas expoliaciones.

De qué se ufanará, y qué sentirá, el presidente Santos, cuando sale con frecuencia por la televisión con risita socarrona a decir que la paz se encuentra a la vuelta de la esquina y que este país es un dechado de felicidad con calidad de vida, tratando de desconocer con hipocresía extrema que por los diferentes puntos cardinales del suelo patrio están acantonados los Elenos, las bandas criminales, los rastrojos, los úsuga, los urabeños, los del golfo, las águilas negras y otros tantos, matando, extorsionando y dedicados al narcotráfico, y que nuestros críos padecen de sed y de hambre, lo que los lleva a un estado de desnutrición y que de manera indefectible son abrazados por la yerta y terrorífica muerte, como ha ocurrido en La Guajira y en el Choco.

Marco Aurelio Uribe García
Manizales, julio 14 de 2016.

Apostilla: Al presidente Santos le están pagando con la misma moneda con la que le pagó a Uribe. Ojala su “gran candidato” a la presidencia del Senado, el acrisolado Mauricio Lizcano, no le pague con la misma dosis.
¡Ah, se me olvidaba! Qué se espera de un presidente que designa unos ministros insignificantes y de poca relevancia en el concierto nacional, y para colmo de males, uno recomendado por el “cordilleruno” e inmerecido parlamentario Hernán Penagos, quien ha tenido como prioritario en su “agenda” legislativa enchafainar a sus antiguos cofrades de pilatunas, y él lo sabe y en Caldas también, a quienes me refiero.