Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

Delirios de poder

“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”
(Simón Bolívar)

Esta perturbación o excitación mental, como lo es el delirio de grandeza o de poder, tiene origen en múltiples causas, siendo una de ellas, y con más frecuencia, la que se da en personas que nacen y crecen en un medio restringido respecto al status económico y social, lo que los limita en muchos campos, entre ellos, los inhibe de ejercer a plenitud sus relaciones interpersonales y les dificulta el ingreso a centros de reconocida formación académica por sus requisitos y costos, marcándose así una discriminación o diferenciación odiosa entre unos y otros, y que deja en lo más recóndito del subconsciente un resentimiento hacia los de la otra orilla.

Es muy común constatar en la clase política colombiana que muchos de los que la ejercen, bien sea como gamonales o caciques, o miembros de la rama legislativa, o que se desempeñan en cargos de elección popular, como alcaldes o gobernadores, o que son nombrados en altos cargos directivos en institutos descentralizados o en empresas industriales y comerciales del Estado, y que superaron los escollos mencionados, sufren o padecieron del “Síndrome de Hubris” e igualmente en forma coetánea saciaron el apetito de la codicia por el dinero, lo cual les facilitaría el camino para incursionar en la politiquería. Situación fácil de corroborar en todas las regiones del país.

El médico británico David Owen, en su libro El Síndrome de Hubris, identificó un trastorno que padecen las personas que ejercen poder; es una característica de la personalidad que los hace excesivamente auto confiados y mesiánicos; los conduce indefectiblemente a la grandiosidad, a comportamientos irracionales y al narcisismo, creyendo erróneamente que son los más capaces para realizar las grandes obras, que los grandes hechos están sólo en sus manos y que, ante todo, son los “sabelotodo”, características muy peculiares de nuestros mandatarios regionales y locales, siendo unos expertos en el engaño y la apariencia y su carisma lo imponen a través de efectos exteriores burdos

Esta situación empalagosa e inaguantable sólo vuelve a su normalidad y a la realidad cuando el mesiánico sabelotodo pierde su efímero poder, teniendo que aceptar con enfermiza nostalgia que no es otra cosa que un simple mortal de carne y hueso al que le espera la “impajaritable” putrefacción, debiendo iniciar un nuevo vía cruxis para la “pesca” de incautos electores que lo catapulten nuevamente valiéndose de hipocresías y engaños, y procurando a toda costa esgrimir una espuria humildad, y esto si se da por bien servido y, gracias a la consabida impunidad, no sale directo para la cárcel.

Cada pueblo tiene su gobernante y la clase dirigente que se merece. Pues, en un régimen democrático, en él radica la potestad de escogerlos a través del voto popular. Sin embargo, los malos gobernantes y el apoltronamiento de una clase política corrupta obedece a distorsiones en el sistema democrático que se dan por medio de la compra-venta del voto, la cual una parte es secundada por el gobierno central con sus cupos indicativos, otra, con el dinero sucio que manejan los politicastros, y otra más, con los dineros furtivos que salen del erario departamental y municipal con la anuencia del respectivo mandatario.

Otra situación patética que sufren los personajes referentes es la de la “mitomanía”, y hasta ellos mismos terminan creyéndose sus fábulas tratando de ostentar situaciones irreales que busquen deslumbrar a los incautos, infundiéndoles el temor reverencial y haciéndoles creer que son los dueños y amos de todo lo terrenal y del futuro, y que, en algunos casos, los votos que inmerecidamente lo catapultaron a la posición son muy personales y cautivos, olvidando que la suma de los otros votos en disputa o disidencia los deja en situación pírrica y que su victoria obedeció a este hecho.

Mientras los ciudadanos colombianos, me refiero a los de a pie, no dejen de lado tanta cobardía y sumisión a la clase política producto de un temor reverencial infundado y de una endeble capacidad de decisión, y no se tenga como prioridad recuperar la dignidad perdida y se siga eligiendo en las altas dignidades tanta inmundicia viviente, seremos unos seres miserables y despreciables que no sólo le causamos daño a la democracia, sino al país entero. Esta es la única forma de torcerle el pescuezo a la corrupción.

Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, agosto 25 de 2016.

Apostilla: A su debido tiempo, espere casos reales y patéticos.

(Visited 717 times, 1 visits today)

Etiquetas

PERFIL
Profile image

Marco Aurelio Uribe García, abogado. Manizales

    Sigue a este bloguero en sus redes sociales:

Más posts de este Blog

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

¿Casa-logía?    Uno es lo que es. A los 15 años(...)

2

Dios nos habla por medio de nuestros sueños. Esta es una(...)

3

Llegué un viernes a las 10:30 de la noche a mi(...)

2 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
  1. guialiteraria

    Estimado Señor: muy bien. Aplique usted eso a toda la clase política mundial. La tal Firma de Paz no hará de Colombia sino un país lleno de consenso. Robótico. El individualismo es tal en el mundo (vea el caso de EEUU) que están entre una bruja y un payaso. Ya cualquiera se cree amo del mundo con un Iphone en la mano. Que mande quien quiera, dicen. Incluso las FARC. Att: Sebastián Pineda.

Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

  • - El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Aceptar
¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar