Pensionados, víctimas de la demagogia politiquera

Los pensionados, de tiempo atrás, vienen siendo víctimas de la violación del derecho fundamental a la igualdad, de la demagogia politiquera para ser utilizados como “idiotas útiles o carne de cañón” con fines electorales, a través de una promesa o “contentillo” hecha por candidatos a cargos de elección popular, consistente en procurar la rebaja legal del 12 al 4% de los aportes a la salud, y los cuales de manera miserable, rastrera y sistemática olvidan y/o incumplen con su sagrado compromiso una vez alcanzado su objetivo, situación ésta que, por demás, se convirtió en el estado natural de la clase política colombiana.

Mauricio Cárdenas Santamaría, ministro de Hacienda de este nefasto, opaco y embaucador gobierno, una vez “filtrada” la noticia de la aprobación de la ley de rebaja de los aportes a la salud de los pensionados, por parte del congreso, salió por los medios a hacer el anuncio de que el gobierno nacional “objetaría” esta ley tan prometida, por inconstitucional y porque no había recursos fiscales, según él, para atender este desfase, y los cuales, deducimos, son necesarios para tapar el “hueco fiscal” dejado por Dragacol y Reficar, y por el que va a dejar los inconmensurables gastos que demanden las guerrillas de las Farc, incluyendo, por supuesto, su salario mensual de un millón ochocientos mil pesos, para cada uno de los farianos. ¡Qué ironía!

Santos, a quien, casi siempre, no se le puede creer ni la mitad de la mitad de lo que dice, y quien juega a la perfección a hacerse el “manuel”, o sea, el bobo, el nefelibata, hasta el punto de haber tenido la habilidad para engañar y traicionar a su mentor Álvaro Uribe, tiene entretenidos a los pensionados desde que, como candidato, imploró su voto y les prometió a cambio hacerles realidad ese viejo anhelo de justicia con la rebaja de los aportes a la salud, habiendo faltado a su palabra empeñada y no habiendo cumplido el compromiso hasta hoy, por cuanto está primando más la veleidad indolente y burguesa del “impoluto” ministro Cárdenas, para así seguir burlándose de más de un millón de crédulos y pendejos pensionados que le dispensaron su voto.

Con todos estos “ires y venires” que ha tenido la ley que busca rebajar los aportes a la salud, primero por lo que ocurrió en la pasada reforma fiscal, y ahora con la que acaba de aprobar el congreso, pero anunciada su “objeción” por Cárdenas, no sabe uno a qué atenerse o a quién creerle, porque tanto el gobierno como los parlamentarios buscan quedar bien con “Dios y con el Diablo”, dorando así la píldora y evadiendo las responsabilidades, confiados sí en que los famélicos pensionados seguirán sumisos y atados votando por ellos, con la esperanza de que algún día pasará la ley sin tropiezos y les quitará esta carga, aunque estén en el sarcófago sumidos en el sueño eterno.

En Colombia, los pensionados oscilan alrededor de un millón doscientos mil que en relación con el número de habitantes, son pocos. El 85% de estos pensionados reciben mesadas por debajo de cuatro (4) salarios mínimos mensuales. Todos deben destinar el 12% de su ingreso para tener derecho al servicio de salud, siendo que los trabajadores activos solo se les descuenta para salud el 4% de su ingreso mensual, lo cual sí constituye una violación a la constitución en lo que respecta al derecho fundamental de la igualdad.

De tiempo atrás, los pensionados por medio de las asociaciones que los representa han formulado respetuosas reclamaciones en forma reiterada hasta que fueron escuchados por el propio Presidente de la República. El doctor Juan Manuel Santos, en medio de su apetito reeleccionista y en su afán de ganarle la puja a Uribe, se comprometió, con su propia firma y palabra, a mejorar o aliviar la situación de los pensionados, propiciando que el 12% del descuento para salud fuera rebajado al 4%, que es lo correcto y justo. Y, por supuesto, los ingenuos pensionados mordieron el anzuelo, pero sin el señuelo.

Han transcurrido tres años y no ha sido posible lograr tan equitativa reivindicación, no obstante haber tenido el aval del candidato-presidente en su momento. Es poco creíble, pero cierto, que sea el propio gobierno nacional quien ha procurado por todos los medios que dicha reivindicación no se alcance con el argumento baladí de que “no hay plata”. Nunca hay plata, pero cuando existen compromisos serios de por medio, se debe conseguir, como se está consiguiendo para darle a cántaros a los farianos y a los parlamentarios en la “mermelada de los cupos indicativos”. Aquí Santos volvió a mostrar el cobre y quedó al descubierto su felonía, su hipocresía y su pusilanimidad.

Me parece oportuno transcribir algunas apreciaciones del senador Horacio Serpa, con relación a este tema de los pensionados. “Cuando se discutía en el Senado la última reforma tributaria, se propuso que con cargo a los nuevos ingresos se cumpliera el compromiso con los pensionados. Como existe un proyecto de ley que lleva tres debates y está desde hace bastante rato pendiente del último examen en la plenaria del Senado, el señor Ministro de Hacienda, doctor Mauricio Cárdenas, se comprometió a apoyarlo en nombre del gobierno nacional para que sea ley de la República a cambio de que se retirara la propuesta mencionada en la reforma tributaria. El Senado la retiró con gusto”.

“Ahora resulta que, por intrigas del gobierno, el proyecto de ley no se ha incluido en el orden del día de la Corporación, teniendo ya ponencia favorable, lo que es insólito”.

“El gobierno no puede obrar así. Tiene la obligación de cumplir su palabra empeñada dos veces. El Ministro de Hacienda tiene el deber de propiciar el trámite y aprobación del proyecto de ley, so pena de faltar a su palabra y de ofender a los pensionados y al Congreso Nacional en materia grave. Si el Ministro no honra su compromiso, le corresponde ordenarlo al señor Presidente de la República. No hay manera lícita de eludir lo acordado, cuyo cumplimiento pido respetuosa pero afirmativamente al Presidente Santos. “El palo no está para cucharas”.

Sobran más palabras.

Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, junio 1° de 2017.