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¡Alerta Manizales!

Este año volveremos a presenciar los bazares electorales en donde el protagonista principal será la compra-venta de la conciencia, cuya promoción para la oferta y la demanda estará a cargo de expertos embaucadores o «culebreros” y/o saltimbanquis politiqueros sin escrúpulos y sin principios éticos o morales. Se realizarán los comicios regionales y locales con la elección de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, y es aquí, donde empezamos a equivocarnos en la escogencia de los candidatos, y terminamos eligiendo, sin querer queriendo, a los más ineptos y a los más corruptos.

No obstante de ser casi infalible el adagio inveterado de que “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”, pululan los mercaderes politiqueros que, a sabiendas y con pasmosa hipocresía y cinismo, buscan con artimañas seguir engañando electores incautos lo que les permite disfrutar de las gabelas que deparan los negocios corruptos o ilegales, sin que les importe en lo más mínimo el detrimento moral y/o material con afectación en la calidad de vida de la comunidad y que, por lo regular, recae en aquella más pobre y vulnerable, la cual es el caldo de cultivo ideal para lograr en cada elección su perverso cometido, a través de la pesca de estos votos ingenuos.

Esta situación ha venido sentando sus reales de manera progresiva y degenerativa de tiempo atrás en la administración municipal, dándose una constante muy particular y que preocupa, y es que el Alcalde entrante se fija una meta: superar a toda costa a su antecesor en toda su desidia, su ineptitud, sus veleidades y, sobre todo, en prácticas corruptas, porque llega con más apetito de poder económico que con voluntad de servicio a la comunidad, y el cual es saciado a través de las “mordidas” recurriendo a triquiñuelas ilícitas para torcerle el pescuezo a las normas de la Contratación, siendo esta la manera más expedita y facilista para el incremento desmesurado de su peculio personal.

Los manizaleños de nacimiento y por adopción, y no me refiero solo a los que habitan El Solferino o El Galán o El Nevado, sino a los que viven en La Alhambra o Palermo o Palos Verdes, etcétera, no pueden seguir en ese estado de letargo como en el que están sumidos, ni permitir que por su apatía política los asalten en su buena fe, ni que les compren su conciencia, ni que los sigan atropellando de manera sistemática con ciertos impuestos o gravámenes que no conducen a conjurar situaciones apremiantes o a la realización de obras prioritarias de interés general, como tampoco, que los conviertan en idiotas útiles cada cuatro años y el día de las elecciones terminen votando por el más incapaz o el más avivado, sólo por el prurito de sus apellidos y/o de hacer parte de la clase perfumada de la alpargatocracia manizaleña.

Desde la implantación de la elección popular de alcaldes, Manizales se ha dado el lujo de haber tenido hasta la fecha más alcaldes ineptos y de dudoso comportamiento ético y moral, que competentes y diáfanos. El variopinto de nuestros burgomaestres respecto de sus valores y principios ha sido incomprensible y desconcertante, los hemos tenido desde expertos en el manejo de “pirámides” y captación ilegal de dineros hasta camarillas para burdas falsedades consignadas en sobrecostos del valor de una simple silletería para el Estadio. Y que no se vaya a pensar que estas son conjeturas temerarias. No. Los procesos abundan en los juzgados penales de la ciudad y en disciplinarios que adelanta la Procuraduría.

Ni tampoco pensar en percepciones infundadas por el manejo irresponsable y corrupto que se le ha dado a la construcción del Aeropuerto del Café (el Alcalde hace parte de ese andamiaje); ni lo que se buscaba con la implantación T.I.M, que atentaba contra el bolsillo de los más pobres; el descarado impuesto a Manizales Segura y su malversación; el incremento escandaloso del impuesto predial; los carros que desaparecieron de los patios del Tránsito, y, qué tal la sequía que tuvimos que padecer por el derrumbe en el paraje “gallinazo”, todo por falta de una adecuada planeación y carencia absoluta de previsión, bien por desidia o irresponsabilidad, al dejar por fuera de servicio la planta de tratamiento de agua de Niza. ¡Y qué tal, ese elefante del macro proyecto del Barrio San José! Se le debe muchas explicaciones al pueblo manizaleño.

Es un deber ineludible de todos y cada uno de los que vivimos en esta ciudad dejar de lado esa crónica ingenuidad que nos impide ver más allá de las narices, y seguir creyendo ese cuento chino que se inventan cada cuatro años los que detectan el poder político infundiendo pánico con determinados candidatos a la Alcaldía, señalándolos como “negros” o que ese “man es un peligro para la ciudad”, argumentos baladíes, pero con resultados positivos para sus fines.
La llegada de estos zánganos o parásitos burócratas al primer cargo de la administración municipal, obedece sólo a la desidia, a la apatía o a la irresponsabilidad de todos y cada uno de los electores, a su falta de entereza, a su ausencia de civismo y de sentido de pertenencia colectivo.

Es por ello, que el próximo 25 de octubre debemos elegir un “Señor Alcalde” para Manizales, con exagerada vocación de servicio; un defensor a ultranza de mejorar a diario la calidad de vida de la comunidad; enemigo público de toda clase de discriminaciones; que lidere una administración transparente y de puertas abiertas para todas las personas sin distingos de estratos sociales, los deberes y derechos de unos son iguales a los de los otros; que focalicé y priorizaré los recursos hacia las necesidades básicas y apremiantes de la clase más pobre y vulnerable; que racionalice el gasto público con miras a incrementar los rubros en educación, salud y deporte, y que favorezcan primordialmente a la niñez, sobre todo en su alimentación escolar; así mismo, que ejecute obras que exclusivamente reporten beneficio integral y colectivo y que coadyuven a mejorar la calidad de vida de todos.

¡Este es el Alcalde ideal que merecemos, y que necesita con urgencia la capital de Caldas!

Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, enero 15 de 2015.

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