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¿De qué sirven las lamentaciones frente a las tragedias?

Cada vez que una catástrofe sobreviene, salen algunos, los de turno, mostrándose acongojados y rasgándose las vestiduras, encimando lloriqueos de plañidera y voz entrecortada, muy propia de personas con profundos dotes histriónicos para el manejo de la hipocresía y para disimular los tremores que produce la cobardía, cuando se quiere aparentar una ficticia sensibilidad social frente al impacto de ciertas tragedias, buscando con estas actitudes “tapar” o que se pase por alto cierto grado de responsabilidad, personal o de terceros, que podría caber en estos desastres, máxime si estas pudieron ser previsibles y, por desidia o corrupción, no se hizo nada para evitarlo o, al menos, en los naturales, para que el daño fuera de menor proporción, evitando ante todo la pérdida de vidas humanas.

A estos “payasos” burócratas, se les suman los advenedizos y expertos expoliadores de las ayudas comunitarias, bien en dinero o en especies, y que pulularon en la tragedia de Armero- Tolima, de Salgar- Antioquía, y pululan ahora en Mocoa-Putumayo y, sobretodo, aquí en Manizales en donde los fenómenos naturales se han ensañado sin ninguna clemencia. Es triste y desconcertante constatar que en cada una de estas catástrofes los “avivatos” salen mejor librados que los damnificados con las ayudas y que, por lo regular, las reciben sin trabas, las que sí se exigen a las verdaderas víctimas. A veces algunos necesitan de comedias para vivir de las tragedias. (Se incluye, por supuesto, a las autoridades).

Los fenómenos naturales son impredecibles en su inicio, en su duración y en su magnitud, con excepción relativa de las lluvias, siendo previsible adoptar ciertas medidas de protección frente a ellos y que redunden en la seguridad poblacional. Pero, si se hace mal uso del suelo permitiendo “invasiones piratas” promovidas y patrocinadas por líderes comunales o por políticos corruptos con fines electorales, como ocurrió en otrora aquí en Manizales, o por ignominiosos contubernios (léase cohechos) entre autoridades y constructores para realizar urbanizaciones en terrenos no aptos para tal fin o reservados para la protección del ecosistema o violando otros principios rectores de POT, podríamos hablar de “tragedias anunciadas”, con resultados nefastos.

En Manizales, área urbana y suburbana, su suelo ha sido objeto de mal uso por invasiones a la topa tolondra, y de construcciones de vivienda de manera irresponsable, utilizando unos terrenos que se han hecho y/o acondicionados para su construcción, situación que no es la ideal, y cuyo movimiento de tierras los deja más que deleznables, y, lo más grave, inestables por la deforestación de sus laderas. Razón le asiste al doctor Omar Darío Cardona, profesor universitario, cuando sostiene: «En la ciudad se hacen lotes para construir las viviendas. Debe hacerse de una manera apropiada que no derive en inestabilidad en las laderas, a veces los deslizamientos ocurren por hacer estos lotes». Yo agregaría, y que las cargas no se trasladen de manera facilista a la administración en la adecuación posterior de esos “lotes”, con la construcción de muros de contención.

Desde hace aproximadamente 40 años, Manizales ha sido blanco de la “furia” de la naturaleza, reflejada en fuertes movimientos telúricos y deslizamientos de sus laderas con asentamientos humanos y cuyo protagonista principal han sido las aguas lluvias con saldos trágicos, agravados por la participación indolente, irresponsable y codiciosa de las autoridades municipales, del gremio constructor y, en menor escala, de una sociedad acorralada y carente de oportunidades en vivienda, comercio, servicios e industrias. Jamás, se ha investigado en estas múltiples tragedias qué grado de responsabilidad ha existido.

El Plan de Ordenamiento Territorial, adoptado por el Concejo municipal, es la brújula que orienta y define cómo puede la ciudad hacer uso de su suelo y dónde están las áreas protegidas, en qué condiciones se puede ubicar vivienda, actividades productivas, culturales y de esparcimiento. Teniendo como fines primordiales: Mejorar la calidad de vida de los habitantes, mediante el acceso a oportunidades y beneficios que ofrece el desarrollo de la ciudad; garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a los servicios comunes de la ciudad: vías, parques, colegios, hospitales, servicios públicos, vivienda digna; procurar la utilización racional del suelo para favorecer el interés común, la sostenibilidad ambiental y la preservación del patrimonio y velando, primordialmente, por el medio ambiente y la seguridad de la población ante riesgos naturales.

El profesor universitario, Luís Acebedo, en didáctico artículo publicado por el Diario local, sábado 22 de abril de 2017, sostiene: “Que el Plan Parcial, como nuevo instrumento de ordenamiento territorial, se diferencia de un proyecto urbano tradicional por: contribuir a desarrollar directrices del POT; establecer los instrumentos para un equilibrado manejo del suelo; garantizar una gestión asociada del proyecto y lograr una distribución equitativas de cargas y beneficios entre las partes. Se presume una ilegalidad técnica en la formulación del Plan Parcial La Aurora, ya que se estarían desconociendo tres principios básicos del POT: La función pública del urbanismo; la función ecológica de la propiedad y el reparto equitativo de cargas y beneficios”. Y agrega: “Los organismos de control y los jueces deberían detener este Plan Parcial técnicamente mal formulado, altamente lesivo para la sostenibilidad ambiental del municipio, la protección de las cuencas hidrográficas y las finanzas públicas”

El Plan de Ordenamiento Territorial, y con mayor veraz el Plan Parcial, no pueden, en ningún caso, facilitar el camino hacia el “soborno”, ni pueden estar prestos o que sea objeto de desconocimiento para beneficiar a ningún privado, así este pertenezca a una rancia burguesía, o sea muy poderoso económicamente o tenga padrinos políticos de peso pesado o haya sido financiador de campañas políticas electorales, ya que como se señaló atrás, estos planes tienen y cumplen unos objetivos específicos y puntuales que están por encima de cualquier interés particular, con mayor énfasis en el tejido social y en su ecosistema.

Resulta paradójico que el POT de Manizales dentro de sus delimitaciones tenga ciertas zonas restringidas para su desarrollo urbanístico vertical, siendo terrenos planos y consistentes como lo son los de La Arboleda, Versalles, San Luís, Belén, La Estrella, etcétera, etcétera. ¿Será que si se liberan se pisan callos? En cambio, hay otras de alto riesgo como lo es todo el terreno del trayecto entre el Batallón Ayacucho y Expoferias, y que según tengo entendido pesan restricciones, pero hoy se edifica sin problema para la codicia constructora y la buena “coima” de funcionarios, algún día la vía hacia Bogotá quedará taponada no con tierra, sino con moles de concreto. Estos terrenos fueron de propiedad de Germán “Pichón” Mejía. ¿Ahora, a quien se estará favoreciendo?

En la actualidad se tramita en el Concejo de la ciudad, el nuevo POT que reemplazará al que está vigente y que ya cumple su ciclo vital que es de 12 años. Se espera que su estudio se haga con responsabilidad y en aras del desarrollo de Manizales y del bienestar general; que su redacción sea clara y precisa, siendo inflexibles en las delimitaciones de las zonas de reserva ambiental o ecológica, en donde se vele tajantemente por la protección de las hoyas hidrográficas, de la fauna y de la flora. No debe pasarse por alto que la cuenca de Rio Blanco es una de las importantes proveedoras de agua para Manizales, y qué el interés general prima sobre el de unos pocos privados constructores, así pertenezcan a perfumados y encopetados

¿Será que esta administración municipal, como las anteriores, si han ejecutado cabalmente las acciones que se requieren, y que son obligatorias, en el corto, mediano y largo plazo, para garantizar un blindaje preventivo en los suelos de protección y en los suelos potencialmente re urbanizables? Además, ¿Qué se ha hecho en las preestablecidas áreas, en el POT, objeto de tratamiento de re ubicación y/o rehabilitación? ¿Qué controles se tienen, salvo que medie consentimiento, para que las áreas de cesión desechadas y no aptas para urbanizar sean ocupadas por invasores, como ocurrió en el Puente de la Libertad?

Señor Fiscal y Procurador General, como un homenaje póstumo a centenares de víctimas mortales que han dejado las tragedias por los innumerables deslizamientos en esta ciudad, y qué, sin duda, existió alguna presunta responsabilidad penal y/o administrativa de ciertos funcionarios, fáciles de identificar, y teniendo en cuenta la obligación constitucional y legal que ustedes tienen de investigar, con todo respeto y públicamente les solicito abrir las correspondientes investigaciones sobre estos casos.

Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, abril 27 de 2017.

Apostilla: Después de la tragedia en Manizales, provocada por las fuertes lluvias, y en medio de la operación limpieza y búsqueda de sobrevivientes o de despojos mortales, vino el espectáculo menos esperado, pero el más inconcebible y repugnante, un rifirrafe mezquino, deshilvanado y fuera de contexto entre el Alcalde manizaleño y un representante a la Cámara por Caldas, en el cual salieron a relucir situaciones baladíes y fútiles muy propias de cualquier vulgar verdulera de galería. Esto, por supuesto, produjo sonrojo y vergüenza ajena.
¡Y esta es la clase dirigente política que se perfila y que aspira a ostentar el poder!

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