En momentos en los que se debe ser más solidario, algunas empresas, bancos, instituciones, entes, estamentos, funcionarios, gobernantes, entre otros, han sacado lo peor de sí para irse lanza en ristre contra el pueblo, justo cuando más el país necesita de su apoyo y comprensión.

Esos son algunos ejemplos:

Hace unos días mi esposa le envió un giro a su hermano en el Ecuador por valor de 250 mil pesos, a través de la plataforma de Bancolombia, de donde ella es cliente, y a él llegaron solo 150 mil pesos. La disculpa que le dieron en Servicio al Cliente es que en el proceso intervienen muchos bancos. A ella le preguntaron en el momento de hacer el giro si asumía el valor de la transacción a lo cual respondió que sí, y le confirmaron que tendría un costo de 30 mil pesos, pero nunca le advirtieron que le ‘quitarían abusivamente’ otros 70 mil.

La semana pasada, en el barrio Marsella Antigua de Bogotá, en el cual resido, fui testigo de cómo un funcionario de Gas Natural estaba empecinado de cortar el suministro de gas en una panadería, no obstante, el dueño del negocio le mostraba una carta en donde le habían autorizado una financiación. Pretendía, dicho funcionario, con un cortafrío, romper un candado y una reja ignorando el papel que le mostraba don Nelson, dueño de la panadería, y con la seria intención que todo lo que estaba en el horno se le dañara.

Nos cuentan amables lectores que las Casas de Cobro llaman de lunes a lunes, a tempranas horas de la mañana o tarde en la noche, incluso fines de semana y festivos, a atormentar las personas sin importarles la época de pandemia, de desempleo, de bajas o nada de ingresos.

Aunque el gobierno prohibió desalojos, se siguen viendo y sobre todo en barrios humildes. Las inmobiliarias, administración de edificios e incluso algunos policías abusan de su posición dominante.

Algunos grandes empresarios han despedido trabajadores y no siguen el ejemplo del doctor Arturo Calle, quien sostiene una nómina de 6 mil empleados, con sus fábricas y almacenes cerrados.

También, muchos almacenes de cadena han subido los precios y abusan del consumidor preparándose para ‘el día sin IVA’.

Algunos comerciantes que venden útiles de aseo, desinfectantes y tapabocas han incrementado de manera descarada el valor de los mismos haciendo su agosto en época de pandemia.

Y qué decir de los cobros exagerados de las empresas de servicios públicos, de los operadores de telefonía que siguen suspendiendo los servicios y cobrando reconexión, de la pésima interconectividad que ofrecen y sus incompetentes call center.

Si bien en la población se ha despertado un espíritu de solidaridad no ha pasado lo mismo en el corazón de quienes manejan muchos sectores de la economía.

Para cerrar este artículo nos han escrito muchos correos denunciando que no les han llegado las tan anunciadas ayudas de la alcaldesa de Bogotá.

Los ‘gota a gota’ están haciendo una fortuna con la falta de humanidad de unos cuantos.

Si usted amigo lector ha sido víctima de algún abuso escríbanos giovannetti2@hotmail.com


Giovanni Agudelo Mancera

Periodista

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