El título de esta entrada lo hago en memoria de la señorita Guainía del año 1999 quien para ese momento nos deleitó con su perfecto inglés. http://www.youtube.com/watch?v=n2pbLmeQvfA
Por esta razón considero que uno se de cuenta realmente de cómo es su nivel de inglés cuando se enfrenta a una persona nativa del idioma, tanto australiana, inglesa o estadounidense. Aún recuerdo mis monitorías de nuevos medios en las cuales trataba de soltar la lengua, pero más de uno pensaría que mi nivel era terrible;  y por supuesto uno pensando que si decía «hi every body, welcome to the new media class» ya dominaba esta lengua anglosajona.
Por esta razón – aparte de otras igual de importantes- decidí venir a estudiar inglés aquí. El primer día como siempre los nuevones nos miramos unos a otros tratando de adivinar nacionalidades, culturas y buscando gente de las mismas regiones; obviamente es más sencillo distinguir algunos ciudadanos como los indios o un grupo de asiáticos; pero siempre que los veo me pregunto y este, ¿de dónde será? ¿Asiático; pero chino, nepalés o coreano?. Así pasa con todos.  Nos sentamos en las sillas de la recepción de la escuela esperando por quien nos reciba o nos indique qué hacer; y claramente todos callados, pues aunque hay una recepcionista, nadie le pregunta nada pues obviamente hay que preguntar en inglés y a uno lo invade la duda ¿será que me entenderá?; ¿y si me responde algo y no entiendo? O de pronto me dirá que soy un tonto y yo ¡Yes, yes!; en fin, mejor calladito y a esperar.
Pocos minutos después aparece Andy, quien es uno de los organizadores en la escuela y tiene un cargo con los estudiantes. Nos saluda con un inglés bastante americano pues el australiano raso es más enredado aún; nos lleva a un saloncito y comienza el día de inducción. El grupo es un salpicón de nacionalidades pues hay coreanos, chinos, italianos, alemanes, colombianos, brasileros, entre otros. Andy hace un par de chistes en inglés que muchos no entendemos, pero como para no quedar mal nos reímos para hacer ver que entendemos. ¡Uff! Qué oso que sepan que no sé inglés aquí. ¡Oh my god!
En la conferencia de inducción Andy nos dice que aquí aprenderemos más el inglés australiano, pues los países que tienen este idioma se burlan entre ellos mismos; Andy , como australiano, dice que ellos son los más neutros pues los británicos son muy «de clase» y los estadounidenses son más gomelos en el hablar; y claro nos la montó de gomelos pues muchos venimos formados con el inglés americano de tanto llorar con Leonardo Dicaprio en Titanic; tararear las canciones de Britney Spears e incluso saber de memoria la frase «I`ll be back» del famoso Arnold.
Luego nos hace un tour por las instalaciones de la escuela, y todos con carpetica en mano atentos a las explicaciones. Por cada estación que pasa hace una breve introducción con la que cada uno de nosotros ni se inmuta, pues el hombre habla, y habla, y habla… Pasados unos 15 minutos regresamos al salón, nos entrega los horarios y hasta luego; Nos vemos mañana.
Al otro día, reviso mi horario de clase publicado en una cartelera. Allí hay bastantes horarios y encontrar mi nombre fue difícil, pues hay gran variedad de nombres y apellidos, muchos de ellos imposibles de pronunciar con fluidez.  Me han asignado el salón 13 con la profesora de nombre Linda.  Ojalá me hubiera tocado una profesora acorde con su nombre, pero cuando llego al salón noto que es una viejita de unos 60 años, muy buena gente eso sí, y con una decencia al estilo británico. Ella me asigna un puesto, me entrega un libro, y de todo lo que me habla entiendo un 38.69%; sin embargo, sonrió diplomáticamente y me ubico en mi silla. Luego frente al curso hace las preguntas de rigor
-Luis, where are you from? – ,
– Colombia-
ohhhh There are too many Colombian people here.
¿Really,  where are they?
A mi llegada la escuela había visto uno o dos, pero al parecer somos bastantes; aunque hasta el momento no me ha parecido así; he visto más chinos, pues estos ciudadanos abundan; no en vano de cada cinco personas en el mundo, uno es chino.
Es más, un día en una clase, una coreana hizo un chiste en frente de algunos chinos, que hasta me dio pena ajena. Ella dijo que si a todos los chinos le diera por orinar al mismo tiempo, Corea sufriría unas inundaciones terribles y se ahogarían en ese tsunami ultra salino todos ellos. A los chinos como que no les gustó mucho el chiste, yo sí me reí mentalmente.  Entender el humor de cada país es muy complicado. ¡Cómo extraño el cuenta huesos, hagan todos asíiiiiiiiiiiiii».
Hablando de esto, recuerdo una clase de conversación en la que debíamos escribir unas preguntas para hacerlas entre mis compañeros. El profesor nos sugirió hacer preguntas difíciles para obligarnos a reforzar el vocabulario y la gramática a la hora de preguntar. El hombre nos dio carta blanca para hacer las preguntas que quisiéramos. Yo dije, bueno vamos a mamar gallo un rato.
Quería escribir la pregunta de ¿Por qué las gallinas no tienen tetas?; y claro no tenía ni idea de cómo se decía gallina en inglés. Sabía decir «Chicken» pero ni idea de gallina, entonces le pregunté al profesor. Él me dijo, «hen», y listo, la pregunta había sido formulada: Why hens don’t have boobs?. Unos segundos antes de comenzar la prueba me entró cierta tensión por el chiste que iba a hacer, especialmente porque había personas de diferentes culturas y tal vez heriría susceptibilidades. Decidí cambiar la pregunta por una más suave: ¿Por qué los animales comen con la cola? Why animals eat with the tail? Comenzó la ronda de preguntas, y la gran mayoría eran preguntas comunes. ¿Cuál es tu lugar favorito? ¿Cuál es tu libro, película o actor favorito?.  Las personas respondían de acuerdo con sus gustos. Hasta ahí… normal. Luego llegó mi turno.  Ok, so….  Why  animals eat with the tail? Silencio absoluto en el salón; unos porque se les hacía extraña la pregunta  y otros porque tal vez no la entendieron.  Incluso el profesor no entendía la pregunta a pesar de haber practicado la correcta pronunciación y coherencia, para que todos la entendieran; y ni así. Una vez más: Why animals eat with the tail? ¿Nadie sabe? Todos callados. Pues aquí va la explicación:  Animals eat with the tail because they don’t take off it to eat. – Los animales comen con la cola porque ni modo que se la quiten para comer. Cuando respondí la pregunta el único que se río del chiste fui yo. De resto, todos mudos, atónitos. Tuve que hacer una mímica del chiste y ni así; el único que lo entendió después de varias explicaciones fue el profesor. Al final desistí y les dije; ok, no worries, forget it.
Definitivamente un chiste colombiano, no rima ni con los chinos, indios o australianos.
Las clases de inglés son como la mayoría de clases de inglés en el mundo; la ventaja con las clases en Colombia es que aquí no está uno tres horas estudiando inglés para salir a hablar español con el vecino de la tienda; aquí en lo posible se habla inglés todo el tiempo en la escuela. Debo confesar que vivo con mi amigo Juan Camilo y el inglés no es que fluya en nuestras conversaciones cotidianas, pues aunque él lo habla mucho mejor, rara vez tenemos conversaciones en inglés, lo que considero un grave error, pero poco a poco me voy esforzando en dominar la lengua; por ejemplo, ya puedo ir al baño sin intérprete.
Los grupos de las clases son pequeños y cada lunes se van unos estudiantes y llegan otros. Yo definiría este sistema como un carrusel de caballitos de aquellos circos de pueblo, los cuales siempre están girando y girando, y unos suben y otros se bajan. Por esta razón es imposible tener un grupo de estudio o compañero de conversación permanente, debido a que va uno entrando en confianza, y a la semana desaparecen las personas y llegan nuevos estudiantes.
El sistema tiene coincidencias con las clases que tomé en Colombia. Llega un profesor saca un librito y nos pone a desarrollar una actividad; a veces solos o en grupo, dependiendo de la complejidad del ejercicio. Luego nos pone a comparar con nuestros compañeros, y por último corregimos en grupos felices y contentos. De haber sabido que era así me hubiera traído el famoso libro»El mío CID» que nos puso a leer Luz Carmen en la clase de lecturas selectas; le saco un par de fotocopias  a algunos fragmentos, pongo a leer en español a algunos australianos y les cobro por eso.
En realidad al final del día las clases se tornan algo cansonas pues varias horas de ejercicios disminuyen el ánimo de estudiar, pero en fin, el inglés con sangre entra.
Un día, Andy, quien parece ser el coordinador de estudiantes de la escuela me propuso que si me gustaría meterme en un curso de preparación para el examen del IELTS; yo acepté, y él me dijo que me esperaba un martes a las 2:00 p.m. para realizar la prueba de ingreso. Como mis habilidades para el listening aún no son las mejores, le entendí que era el jueves que había que presentarse, y muy songo sorongo ese martes estaba en la cafetería de la escuela con Juan Camilo y llegó el hombre medio estresado y me dijo que el examen había comenzado hace 10 minutos , que si me iba a quedar aquí sentado. Yo le dije «Yes», pues entendí el 37,62% de lo que me dijo, pero como relacioné algunas palabras entendí que si iba a presentar el test para el curso del IELTS. El hombre salió algo molesto y cuando Juanito me tradujo la parte que no entendí, sólo atiné a decir OMH – Oh my God.
Salí a disculparme y le dije al hombre que no había entendido mucho; En realidad aquí si uno no entiende algo, no sé si por pena, nos cuesta pedir que nos repitan lo que dijeron; simplemente sonreímos, simulando que entendimos y adivinando la verdadera información con las pocas pistas que retuvimos.
Presenté ese examen para el curso del IELTS y pareciera que hubiera tomado el equivocado, pues sentí que todo estaba en mandarín o en árabe; qué examen tan complicado.  Incluso la profesora nos dijo que hubo partes que ni ella alcanzó a captar en el listening ¡Y eso que ella es nativa!
En fin, por lo menos obtuve el puntaje mínimo para entrar al curso de preparación para el IETLS y al siguiente lunes ya estaba sentadito con mi grupo de estudiantes. Lo único cansón es el horario pues entro a las 10:45 a.m. y salgo a las 4:30 p.m., así me parten el día y es complicado  conseguir un trabajito bueno con un horario así. En algunos sitios piden tiempo completo o a partir de medio día; es decir, me mordió el marrano.
Lo bueno de las clases es que somos un grupo pequeño;  unas doce personas. Conmigo hay varios chinos, un brasileño, dos coreanos, una terca – perdón- una turca, un tailandés y otro colombiano.  En este curso tenemos varios profesores y, como todo en la vida, hay buenos y malos. Nuestra tutora general es Mary, una señora grande y muy buena gente;  el profesor de Speaking es Mase un americano grande también, quien hace una clase muy buena; rompe los protocolos de clase, rompe algunas reglas y nos pone en situación. Además parece que estudió actuación pues crea algunas escenas e imita personajes. Muy buen profesor y se le aprende bastante. Los otros, aunque no son malos, algunos son ya veteranos y se apegan a lo que dice el libro… mmm  ¿a quiénes me recordarán?
En ocasiones estos profesores nos ponen a corregirnos entre nosotros, entonces por ejemplo me ubican en frente de Grace, una china, Grace es el nombre occidental pues el chino es una tortura china pronunciarlo; ella me habla y yo debo decirle qué errores tiene. What??? . Aparte de que los acentos orientales y los occidentales son muy diferentes, vaya uno a saber qué dijo mal. Cuando ella habla yo simplemente asiento con la cabeza. Yes, yes, ok, good, thanks..etc…. al final le digo algo como «Lo hiciste bien» así haya tenido muchos errores que ni idea cuáles fueron. Asumo que así nos pasara a todos, pues en general estamos como en mismo nivel de inglés en el curso.
En ocasiones los días viernes la escuela organiza algunas excursiones a sitios turísticos o de entretenimiento en la ciudad;  El objetivo de esto es integrarnos y hablar inglés en diferentes situaciones de la vida diaria. Lo curioso es que cuando salimos de la escuela se arman los grupos por nacionalidades y se habla de todo menos inglés; Ja! Turcos con turcos; españoles con españoles; chinos con chinos, y así. Son varias rutas a la vez y nos vamos para el paradero del bus a esperar nuestro transporte. A veces hay hasta 50 personas esperando el mismo bus. Lo único es que aquí  el conductor no grita «Los de la mitad, córranse patrasito que allá hay espacio, colabórenme ahí», no. Aquí estos buses, algunos de igual forma que los de Transmilenio en Bogotá, tienen un límite de pasajeros que pueden ir de pie, y cuando se cumple éste el conductor cierra la puerta, y se debe esperar el siguiente bus.
Entonces nos fuimos de paseo….
Pdta: El chiste de las gallinas termina en «porque los gallos no tienen manos»