Bastantes personas me preguntan cosas específicas a las que muchas veces no tengo la respuesta exacta. ¿Qué si es bueno el país? , ¿Qué si hay trabajo? ¿Qué si toca de cleaner toda la vida? ¿Qué si las mujeres son locas? ¿Qué cuándo caerá Chávez? ¿Qué cuándo pasará la crisis? ¿Qué si puedo llevar a mi perrito desde Colombia?
Yo lo que simplemente me apostaría a decir que hay que venir para vivir por experiencia propia cómo es es la vida en Australia. Pongo un ejemplo con la comida. Sé de personas que les da súper duro aquí, y que todo les cae mal. En mi caso la comida me ha parecido buena, se consigue comida de cualquier parte del mundo – incluso Pony Malta con Pan de Bono ve!!- pero entiendo que hay algunos comensales de bastante exigencia y por esa razón no podría afirmar que la comida es buena para todas las bocas, estómagos y estratos.
Luego de estas aclaraciones, entremos en materia.
Lo bueno, lo malo y lo feo de Australia.
Han pasado siete meses desde que me dieron la bienvenida en el aeropuerto internacional de este país. Recuerdo con nostalgia cuando me preguntaron ¿Trae drogas? Y yo les dije, sí. ¿Medicina? – Por dentro pensaba: No, una maracachafa para el cambio de horario jaja- Sí, una droga recetada y traigo la fórmula. – Welcome to Australia-
Durante estos 210 días y algunas horas he vivido unas situaciones muy buenas, otras no tanto, y unas pocas como para mandar al túnel del olvido. Aquí las resumiré aclarando – obviamente y que POR FAVOR QUEDE CLARO- es mi punto de vista. No es la verdad absoluta, pues como yo hay miles de inmigrantes, yo soy uno más, con algunas habilidades para escribir. Las personas pueden leer esto y tomar nota o bien puede dar clic en la crucecita roja que tienen arriba en la esquina derecha de la pantalla del computador.
Lo bueno de Australia.
Uffff, son innumerables las cosas que hacen de este un gran y maravilloso país. Aunque es poco lo que conozco, lo que me han contado y lo que he leído, he extraído algunas cosas por las que definitivamente vale la pena venir, conocer, vivir y estar un buen tiempo en Australia.
Australia lo recibe con las puertas abiertas. Este país le da la bienvenida a todo el que quiera venir y hacer las cosas bien. Obviamente, como todo país, Australia pone ciertas restricciones y Colombia, desafortunadamente por los problemas que aún nos aquejan interiormente, no es la excepción. Para llegar aquí desde Colombia, la embajada Australiana en Santiago de Chile pide demasiadas cosas para mi gusto, pero no son complicadas de conseguir. Ellos quieren que uno tenga lo justo para poder vivir aquí, y se puede hacer.
El transporte público es algo asombroso. Aquí hay trenes, buses y ferris. Pero lo descrestante es que todos tienen un horario fijo. Es decir, uno sabe a qué hora pasa el bus, tren o ferry. Y siempre hay transporte disponible. Aquí puedo ir a la estación de Town Hall en la «city» y saber que a las 10:25 a.m. pasa el tren que me sirve. Y si se me pasa, a las 10:38 viene el siguiente. Así es con los buses, al frente de mi casa queda un paradero y cada ruta tiene sus propios buses con horas exactas. Todos los buses son prepago – no me refiero a lo que está pensando – sino a que se pueden comprar los tiquetes antes de subir al bus con el objetivo de agilizar el viaje. Aunque no falta quienes aún pagan el bus dentro del mismo vehículo y retrasa el tiempo de viaje. De hecho yo aún a veces pago con monedas, qué pena!.
Los conductores de los buses son personas muy respetuosas, amables y cumplen el 99.43% de las reglas. Es decir, paran sólo en los paraderos asignados, nunca llevan sobre cupo. Cuando el cupo de pasajeros de pie se completa, él amablemente les pide a los demás pasajeros que por favor esperen el siguiente bus. Aquí no se oye «Córranse patrasito que atrás hay campo, colabórenme». Hace algunos días un conductor de estos se pasó una luz en rojo y atropelló a una persona. Estas cosas también pasan pero es una en un millón; de hecho este señor quería morirse por lo que pasó, aunque no fue nada grave.
Otra situación que me asombra es la cultura de la gran mayoría de personas que viven aquí. Por ejemplo, parece que los automóviles no tuvieran pito. Rara vez se escucha que alguien pite. Los carros siempre ceden la vía al peatón, NUNCA se pasan un semáforo en rojo, incluso en las madrugadas cuando las calles están casi vacías; Si la luz está roja, esperan a que cambie. Sí un auto va a girar a la izquierda en un semáforo, quienes vienen atrás esperan pacientemente a que lo haga. También hay bastante respeto hacia los ciclistas y las motos. Entiendo que donde golpeen uno, la demanda es grandecita.
Vivir en Australia implica estar inmerso en una gran cantidad de culturas. Alguien mencionaba lo extraordinario que era subir al tren y escuchar cinco o seis idiomas. Otro saludando en chino, cantando en alemán, regañando en japonés, discutiendo en coreano o contando chistes en hindi. Asimismo es la historia que traen cada uno de estos personajes desde sus países. Algunas interesantes, otras asombrosas y otras como para sentarse a llorar. Aquí es donde uno se da cuenta que el planeta es extremadamente inmenso y no alcanzaría toda una vida para conocerlo.
El respeto hacia el inmigrante es muy bueno. Sé que hay algunos casos de racismo, y otras formas de discriminación, pero son mínimos. La consigna de Australia es que si uno viene a hacer lo que se hace en Australia, trabajar o a estudiar, cumplir las leyes, respetar a los demás, y, en especial, hacer crecer este país, usted es bienvenido. Aquí en la sociedad hay bastante respeto hacia ideologías, religiones, tendencias sexuales, razas y demás. Se puede ver a un ateo hablando con un cristiano; a un par de hombres enamorados tomados de la mano caminando por la calle, o mujeres musulmanas cubiertas con sus burkas – incluso en temperaturas sobre 40 grados – y todos conviviendo en una sociedad que tolera y respeta el pensamiento y las creencias de los demás. Debo anotar que a veces cometía el error de pensar que los equivocados eran los que pensaban diferente al mundo occidental.
Un día en bus se subieron dos musulmanas, cubiertas completamente y una de ellas incluso con lentes, que ni siquiera le permitían ver sus ojos. Aquí pensaba, ¿qué se le cruzará a estas mujeres por la mente para hacer eso o es tal el grado de represión oriental que algunas tienen, que siguen con sus vestidos, aferrados a unas creencias que les impusieron desde pequeñas? De hecho, uno aquí comienza a dejar atrás esos prejuicios estúpidos con los que se estigmatizan a las personas de muchos países. Recuerdo que en el vuelo de Nueva Zelanda a Australia venía entre los pasajeros otra mujer musulmana. Ella vestía toda de negro, sólo tenía al descubierto los ojos. Yo pensaba: Será que esta mujer en pleno vuelo le da por inmolarse por sus creencias. Que grite «Ala majala mala jala mala jaja la y BUMMMMM». Sí, es un error. Eso aquí cambia pues conocemos más a fondo esas culturas. Obviamente cada país tiene sus manzanas podridas, pero son poquitas, bueno eso espero.
Y así con varias situaciones. Pero aquí uno profundiza más en el respeto hacia esas creencias, aunque muchas veces le parezcan extrañas, o, incluso las considere extremistas. Asumo que algunos de ellos pensarán lo mismo de nosotros.
En Australia hay dinero. Para los que nos gusta el billetico en abundancia aquí se puede conseguir. Aunque que en este momento el país está inmerso en una recesión, se reducen los puestos de trabajo y cada vez es más difícil conseguir un empleo. Sé que más de uno me dirá loco pero tiendo a pensar que Australia no es un país costoso en muchos aspectos. Lo que pasa es que muchas personas cometen el error de siempre convertir todos los precios a las monedas de sus países y el totazo es duro; obviamente pagar por un taxi 50.000 pesos colombianos, por una coca cola 7.000 pesos, por un almuerzo 30.000 o por vivir en un cuarto compartido 200.000 pesos por semana es algo que aterra a muchos. Sin embargo cuando uno se engancha legalmente al mercado laboral la situación cambia pues un salario mínimo aquí puede rondar los 15 dólares por hora que trabajando tiempo completo se reúnen unos 2.400 dólares al mes (Aproximadamente 4 millones de pesos).
Cuando uno se adapta a la fuerte economía Australiana el pensamiento de que todo es caro cambia un poco. Y aquí hablo de trabajos varios porque cuando uno trabaja como profesional en su respectiva área la situación mejora bastante, y si de pronto en esas le da por montar empresa y le pega al perrito ¡virgen santísima!
Las oportunidades en Australia son bastantes. Quienes deseen emigrar y hacer una vida aquí lo pueden hacer. Australia necesita mano de obra calificada en muchas áreas pues es un país muy extenso y su población no es proporcional a su territorio por lo que otorgan visas de trabajo, permiso de residencia a profesionales y otro tipo de inmigrantes de todas partes del mundo. De lo que he sabido aquí tienen abiertas las puertas ingenieros, médicos, odontólogos, chefs, plomeros, electricistas, peluqueros, panaderos, entre otros. Sé que hay una lista oficial, pero estos son los que recuerdo. Obviamente no es decir me fui para Australia y ya fui feliz, no.
Ya hablaré más adelante de eso.
Australia es un país muy seguro. Aquí la tranquilidad del ambiente en que uno vive es notoria. Obviamente hay casos leves de inseguridad, pero hablaré es de lo bueno. Por ejemplo, los conjuntos residenciales no tienen celadores; salir en la madrugada a tomar un taxi es confiable, no existen los paseos millonarios y las autoridades locales siempre están atentas a prestar seguridad a todos nosotros, seamos o no residentes o ciudadanos.
Recuerdo que cuando uno llega al principio es muy prevenido pues obviamente de donde vengo que no podía descuidar uno ni la sombra pues se la podían robar. En mis primeros días temía dejar el portátil en el cuarto, o en la maleta en la biblioteca o retirar plata en el cajero en la madrugada, pero poco a poco la percepción va cambiando y uno se vuelve más tranquilo, claro, todo esto sin llegar a la frescura. En general uno se siente en un ambiente seguro.
Lo malo de Australia.
En este punto me referiré a cosas que me han sucedido y que considero que no son buenas en este país. Por 4.456 vez aclaro que es mi opinión y no es la verdad absoluta.
Australia queda muyyyyyyyyyyyyy lejos. Si uno viene desde la tierrita (Colombia) gasta aproximadamente 25 horas metido en aviones; aquí hablo cuando un viaja por Suramérica. Y no hay vuelos directos. Pilas que si le ofrecen en una agencia el vuelo Bogotá-Sydney directo por Aeropatito, lo están tumbando. Hay que tomar dos o tres aviones para aterrizar en Sydney.
Integrarse al sistema australiano toma su tiempo y es necesario hacerse un lavado mental para que ocurra. Pongo por ejemplo el caso de la conducción. Aquí es al revés, el conductor va a la derecha. De hecho en estos días estuve conduciendo y siempre me confundo al principio, pues los cambios se hacen con la mano izquierda, las direccionales con la derecha y cuando voy conduciendo el carro tiende a irse hacia el lado izquierdo. Es cuestión de práctica.
El caso es que el lavado cerebral y la fortaleza mental que uno necesita deben ser fuertes. Aquí cuando los demonios internos atacan y la soledad golpea, se pueden tener momentos duros. Los primeros días, meses, incluso años son difíciles. Dominar el idioma, entender el sistema y mezclarse en esta infinidad de culturas es difícil. Pero si quiere quedarse, hay que hacerlo, perseverar, seguir, caer, levantarse y continuar.
El acceso a la educación para los extranjeros es difícil y no hay muchas opciones de ayudas. Muchos de nosotros soñamos con hacer estudios superiores aquí, pero las instituciones no dan muchas opciones a los extranjeros. Los costos son más altos que para ciudadanos y residentes, y en casi todos los casos hay que pagar uno sobre otro. Cero créditos. Lo paradójico es que el Gobierno ayuda mucho para que sus nacionales estudien, les dan muchas opciones, algunas de ellas casi regaladas, pero muchos de ellos no aprovechan. Y uno que si quiere estudiar, pailas, que lo muerda el marrano.
La mafia latina y asiática del trabajo.
Lamentablemente muchos de los latinos que tienen empresas de trabajos varios en los cuales uno comienza cuando llega explotan a los estudiantes. Sí, duele decirlo. Pero nosotros mismos nos encargamos de explotarnos. Considero que si uno llega a una economía fuerte debe hacer y pagar los salarios que aquí se pagan para que la economía se mantenga. Cómo es posible que estos capos paguen menos del salario mínimo a los estudiantes. Y no estoy armando la pelotera pero es algo que está pasando.
Hace poco vi la nota en un periódico local.
http://www.smh.com.au/national/overseas-students-abused-by-bosses-landlords-union-20090421-ae1l.html
Resulta que aquí el salario mínimo ronda casi los quince dólares y estos explotadores se excusan en que la crisis y no sé qué más cuentos para pagar por debajo de ese valor. Eso es explotación señores!!!!! .
Incluso sé de casos en que ellos obtienen comisiones de más del 100%. Por ejemplo, consiguen trabajos donde un australiano les paga un promedio de 30 ó 40 dólares la hora, y ellos subcontratan a un latino y le pagan a 12 ó 13. Terrible. Se están trayendo las mañas de nuestros países. Para esto haré una crónica completa más adelante, pues estoy averiguando otras cosas y quiero tener más detalles. Pero triste lo que pasa con «nuestra gente».
Hay a veces algunos brotes de inseguridad, racismo y peleas entre pandillas. Dicen que hay sitios a los que ni la policía va.
Lo feo de Australia.
En este punto me refiero a cosas que uno ve por estas tierras y dice «lástima que en este país tan bonito ocurra esto», pero como en todo paraíso siempre hay culebras rondando. A muchos australianos y otros extranjeros les gusta la beber hasta embrutecer; y esto es un problema que se les sale de las manos a veces a las autoridades. Los que beben no se controlan, y hablo tanto de mujeres como de hombres, y claro con tragos encima muchos se creen superman e invencibles.
Las peleas están a la orden del día, los accidentes de tránsito, escándalos y obviamente, muchos muertos por estas causas. En el caso de algunas niñas es terrible ver el estado en que quedan luego de se emborrachan. Las ve uno en ocasiones tiradas en el piso, inconscientes, algunas drogadas, etc. El Gobierno hace esfuerzos por controlar esto, los cuales incluyen campañas de televisión, estrategias de comunicación, entre otras, pero falta mucho. En realidad es un problema grave.
Sé que también a muchos les gusta jugar, pero de esto sí no tengo muchos datos, entonces no sé cómo sea el asunto en el fondo. Pero el juego es cosa sería también aquí.
Cuando uno camina en las madrugadas ve gente durmiendo en las calles, indigentes etc. Entiendo que son personas que lamentablemente se dejaron llevar por un vicio como las drogas, o algo parecido, pues este país ofrece muchas oportunidades para salir adelante, y ellos cayeron en desgracia. Triste eso.
Como conclusión de esta crónica, Australia tiene muchas más cosas buenas que malas. Y eso que aún voy apenas para siete meses y es mucho lo que me falta por conocer.
Sin embargo, luego de meditar bien el asunto, evaluar pros y contras, analizando fortalezas y debilidades luego de sietes meses por aquí, pues he decidido que lo mejor es que me voy…
Me voy… pero sentando, porque me quedo otro tiempito más…
A la conquista!!!