Recuerdo que hace algunos años tuve la oportunidad de dictar algunas clases sobre el tema que manejo: Medios digitales. El profesor encargado de la materia dictaba estas clases en inglés y cuando tuve que reemplazarlo intenté hacerlo, con resultados desastrosos. Nunca había estado en un país de habla inglesa, entonces los nervios, errores y burradas salían a borbotones .
Lo más curioso era que dentro de mis estudiantes había tremendos personajes, quienes viajaron a países de habla inglesa para aprender esta lengua. Casos de alumnos que cursaron seis meses, un año y hasta más de inglés en prestigiosas instituciones de Estados Unidos, Australia, Inglaterra y Canadá, entre otros países.
Obviamente algunos de ellos llegaban algo agrandados hablando como si se mordieran la lengua o tuvieran una papa en la jeta:
-Mariquis , yo hice seis meses de inglés en el Instituto Psicopegadógico Tribilín Yepes Bolaños de las USAS, o sea, yo hablo inglés perfecto huevis, ok?-.
Claro, yo pensaba que ese era un inglés ¡Uffff! para descrestar y hasta sonaba bonito. Y yo tan inocente sin haber viajado a esos países me decidí a pasar unos meses fuera del país con el objetivo de dominar esta lengua anglosajona.
La idea de viajar se apoyaba cuando veía esos comerciales de American System Service que pasaban en el programa Bravísimo de City, T.V. en Colombia. Allí salía un presentador anunciando las maravillas de esta escuela donde era fácil aprender inglés en tres meses «Practicando y no estudiando» como argumentaban ellos.
«Hello, my name is Sutanita Chupamedias, I am so happy to be here in this school. This school gives me the chance to learn English in just three months, ¡ it’s awesome! «
-¿Qué es esta maravilla por Dios?, Ya está hablando inglés y en sólo tres meses- refutaba el presentador.
Luego, viendo el reinado del tamal cerca a un pueblito de Cundinamarca, el maestro de ceremonia anunciaba la ganadora:
-La nueva representante de los tamales ante el mundo tiene 20 años y habla cuatro idiomas, español, inglés, francés e italiano-
-¿Cuatro idiomas con apenas 20 años?-. Definitivamente tenía que irme a estudiar inglés a otra parte.
Por eso llegué a Australia, pensando que en tres mesecitos ya estaría dominando esta lengua. Tamaña sorpresa me llevé cuando me di cuenta de que la historia es muy diferente, pues del inglés aprendido en la tierrita al inglés que escucho en Australia hay una gran diferencia. Esto comencé a comprenderlo desde que, en el aeropuerto de Sídney, el agente de inmigración me hizo un par de preguntas de las cuales no entendí mucho.
Y así fueron los primeros días, hasta para comprar mil de pan o trescientos de cilantro en la tienda de la esquina se me dificultaba entender y comenzaba a darme cuenta de que en tres meses no iba a hablar inglés.
Por otra parte, me enviaron a una escuela donde el profesor te habla un inglés perfecto, con la pronunciación adecuada, el acento donde debe ser y cuando lo escuchas a él, entiendes casi todas las cosas que dices, pero creo que ese inglés perfecto sólo lo hablan un grupo de personas en el mundo: Los profesores de inglés. Otra cosa es cuando sales a la calle y te encuentras con el inglés real, muy diferente al inglés de la escuela.
Todos los inmigrantes aprendimos inglés en nuestros países de origen con nuestras respectivas mañas, errores, acentos y demás. Y cuando salimos al mundo real hablamos con las miles de versiones de inglés que hay alrededor del planeta, porque debes cruzar palabras y frases con las nuevas versiones de este idioma: la versión china, la versión latina, la versión india, la versión coreana, la versión vietnamita, la versión francesa, la versión turca y siga sumando. Cada vez nacen nuevas versiones. Una frase tan sencilla de escribir como » Can I get a glass of water?» tiene más de 234 formas diferentes de pronunciarse. Si se la dicen entre dos personas del mismo país hasta se entienden, pero ¿y si no?
Un ejemplo de esto es que en mi trabajo como encargado de finanzas internacionales y relaciones con el cliente – entiéndase cajero – vendo un tiquete para buses aquí en Sídney, cuyo nombre oficial es Blue TravelTen. Así debería pronunciarse supuestamente, pero llegan personas de todas las nacionalidades que han aprendido a llamarlo de otra forma, seguramente porque escucharon de alguien cercano que así se pronunciaba. Entonces escucho nombres como Blue ten, ten rides trip, ten blue, blue bus pass, metro ten, metro blue ten, tiqueticos pal transmilenio de Sídney, entre otras. Y eso que ahora cambiaron todos los tiquetes para trenes, buses y ferries. Otra vez, un nombre oficial y cincuenta mil cuatrocientas veintitrés formas de pronunciarlo.
De hecho, creo que cuando me hablan en inglés a veces no capto toda la frase, pero sí un par de palabras clave que me hacen entender el contexto de la conversación. Uno de mis jefes tiene un inglés muy complicado de entender, entonces le capto las palabras clave en sus frases: -Luis, xxxx xxx xxx swap xxx xx prices xxxx xxx xx system xxxx xxxx xxx tickets?- Aquí, el quería que ingresara al sistema para cambiar los precios de los nuevos tiquetes para el sistema de transporte público de Sídney. Y así hago con muchas frases pues tanto él como otra de mis jefes hablan rápido pero enredado.
Una vez se aterriza en Australia uno comienza a escalar los cuatro niveles de inglés que, desde mi humilde perspectiva, los he clasificado así: el nivel sorry?, el nivel social, el nivel profesional y el nivel académico.
El nivel sorry es el básico y se define prácticamente porque a todo lo que nos hablan lo primero que respondemos es sorry?.
Ey! How its going? Sorry?
What´s up mate? Sorry?
No worries! Sorry?
Y para todo es Sorry?, Sorry? .
Incluso así entendamos lo que nos están diciendo, se nos escapa inconscientemente un «Sorry?» para que microsegundos después contestemos lo que nos preguntaron.
Dentro de este nivel caben los sinónimos de Sorry? Tales como Pardon me? Say again? WTF are you talking about?, y la famosísima e infaltable, aunque muda, cara de güeva que ponemos cuando no entendemos. Estas frases son la versión en inglés de los famosísimos: ¿Cómo dijo? ¿Mandé? ¿Perdón? ¿diga? ¡Hable bien pirobo!, entre otros.
Creo que por ese nivel pasamos casi todos los que llegamos a Australia. Bueno, yo sí pasé por ahí. Una vez vamos soltando la lengua y tomando confianza entramos al nivel social. En esta etapa nos caracterizamos por tener un inglés entendible con nuestro círculo de amigos extranjeros en el cual todos cometemos errores, pero nos entendemos. Claro, de vez en cuando se nos sale un ‘Sorry?’.
La ventaja de este nivel es que no tenemos el estrés de saber si lo que decimos es correcto pues nadie se va a molestar o nos va a mirar con cara de que no sabemos inglés. Es así porque todos aquí manejamos en su gran mayoría el mismo nivel.
Este inglés nos sirve para ir de compras, ir de rumba, hablar con los amigos, de vez en cuando contestar llamadas de australianos, presentar algunas entrevistas de trabajo, hacer trabajos no calificados (limpieza, mesero, cajero, repartidor de pizzas o volantes, ayudante de cocina, entre otros). Aquí todos estamos aprendiendo.
Hay unos personajes que les encanta corregir a los demás. Aunque respeto eso no lo comparto pues en muchos casos son felices haciéndole ver los errores a los otros, pero ni se miran ellos. A veces lo he hecho, siempre con respeto y cuando ya son errores muy evidentes: » I is happy» por ejemplo.
Este inglés se ve mucho en las reuniones sociales, en los eventos masivos, bares, parrandas, bbqs; en el tren, en la tienda, en el restaurante. Se maneja con personas con las que tratas la mayor parte del tiempo y tienes algo de confianza. Si la cagas, simplemente piensas «No worries»
Llegar a este nivel es relativamente sencillo y se aprende con el paso del tiempo. No necesitas comprar libros de inglés o diccionarios electrónicos en el China Town. Vas aprendiendo palabritas, formas de decir las cosas y mil nuevas ideas sobre el inglés social.
Luego del nivel social y tras un tiempito hablándolo llegamos al nivel profesional. En este nivel el inmigrante debe aprender el idioma de su profesión. Me explico: si usted es ingeniero civil aprenderá palabras, significados, términos y otras ideas en inglés que entenderá y usará sólo con sus colegas. Un carnicero no aprenderá lo mismo que un odontólogo. Cada profesión tiene su propio inglés. Un consejo para quienes quieran venir a ejercer su profesión aquí es comenzar a relacionarse con su respectivo inglés profesional.
Y aquí hablo de todas las carreras y todos los trabajos. Cuando pertenecí al cartel de los cleaners aprendí la jerga que ellos manejan: Mop, vacuum cleaner, cash in hand, bleach, finger prints, bucket, carpet, entre otros. Aunque algunos de estos personajillos, que ya se creen miembros de la Real Academia Española, comenzaron a mezclar palabras, entonces se escuchan verbos como «mopear». ¡Hágame el favor! No imagino a un ingeniero de sistemas adaptando la palabra «software» en algo como: -Ey, softwaréame este computador-
El inglés profesional tiene muchas facetas. Como mencionaba, para cada actividad, profesional o no, se debe aprender su respectiva jerga. Yo trabajo ahora en una tienda, es como una Panamericana en Colombia, pero versión algo pirata. Allí, luego de un año, puedo decir que domino en gran proporción el vocabulario tanto con clientes, proveedores y mis jefes. Pero cuando comencé no sabía cómo se decía tajalápiz, cosedora, alfileres; cómo se hacía un pedido de tarjetas prepago de teléfono, cómo hacer una orden de Coca Cola, cómo atender un reclamo, entre otras. Aun me falta mucho, pero si ya no entiendo algo me limito a decir: sorry?
Así es con toda profesión. Si trabaja en una panadería y, en inglés obviamente, le preguntan:
-Buenos días, me da por favor 1000 de francés, 500 de mogolla chicharrona, dos negritos, tres liberales ahh, y no olvide la ñapa, no?-
Bueno, esa jerga hay que aprenderla. Y el panadero, el ingeniero, el médico, el odontólogo, el contador, el mensajero, el chofer, el mecánico, la bailarina exótica, y hasta la actividad que usted hace, tienen sus propias palabras.
En este nivel no se pueden cometer muchos errores, pues ya habla con colegas, jefes o clientes, y creo, según mi experiencia, que luego del segundo «sorry?» su interlocutor comienza a desesperarse. Un día llegó a la tienda un viejito australiano que quería jugar «media docena» de cierta lotería. En esa época estaba comenzando y no captaba algunas palabras o términos complicados para mí, y este señor llegó con algo como «half dozen». Lo único que recuerdo sobre «media docena» era cuando mi madre me enviaba a la plaza por el mercado dominical. Y yo llegaba songo sorongo a los puestos de mercado:
-Mona, ¿a cómo la media docena de naranjas-, entre otros productos. Pues no, resulta que aquí para comprar lotería en algunos casos puedes pedirla por media docena «half dozen».
Luego del sexto intento no pude descifrar lo que el viejito quería. Como era bien cascarrabias este personaje, entró en cólera, sudaba frío, quería pegarme. Cuando estaba a punto de lanzarme su bastón, apareció una amiga irlandesa que trabajaba conmigo y logró entenderle qué quería. Incluso a ella se le dificultó un poco hacerlo. Luego ella me explicó el uso de la famosísima «Half dozen».
Hay unos trabajos profesionales en los cuales debe dominar el inglés casi que perfecto. ¿Qué tal trabajar de periodista en un canal de televisión y lo manden a cubrir una noticia de última hora en vivo? Esto no es Colombia donde un periodista norteamericano habla con bastantes errores, así le entendamos, y muchos le aplauden como focas. No; aquí no le dan ni el chance de tener un trabajo de esos si no domina el inglés, y más que el inglés, los términos o «slangs» australianos. No he visto el primer caso. Tengo un amigo periodista que trabaja en The Australian, un periódico. Le pregunté qué tan viable era hacer un voluntariado en ese periódico. -Primero hay que tener un inglés perfecto- apuntó.
Totalmente entendible. No quiero imaginar yo trabajando para la sección de economía de ese periódico y un día mi jefe me llame y diga:
– Luchito, hazte el editorial de economía para mañana. Me siento enfermo y no podré ir a trabajar.- Luego de cinco horas escribiendo y pensando, salgo con este editorial:
The economy in Australia is good. People work, people earn money, and people spend money. So, the economy is good. Cheers!!
No me dejarían publicar eso ni en un estatus de Facebook. Terrible.
Una vez dominamos los tres primeros niveles, viene el que he bautizado el nivel académico. Ese nivel sólo lo tienen pocas personas en el mundo, y es un inglés con un alto contenido de gramática, vocabulario, redacción, entre otros. Ese nivel, según mi humilde opinión, lo encuentra en la literatura, artículos científicos y de investigación, algunos medios escritos de comunicación, uno que otro blog o incluso en wikipedia. No es difícil llegar a ese nivel, ¡es casi imposible!
Tendría uno que volver a nacer, y a nacer por aquí. Lograrlo significa estudiar mucho, pero mucho es mucho, escribirlo, dominarlo, cantarlo, odiarlo, amarlo, en fin. Yo no creo llegar hasta allá. Pero el que quiera, ¡adelante!
En fin, todos los días se aprende un poco. Y no sobra aclarar que aquí en Australia se aprende el inglés australiano, una de las miles de versiones que hay en el mundo.
Si llega a este país y al comienzo se le dificulta entenderlo, simplemente diga «NO WORRIES»
¡A la conquista!
luiseduardo@lavidaenaustralia.com