En 1872, cuando Julio Verne escribió su conocido libro «La vuelta al mundo en 80 días», los medios de transporte existentes se limitaban a trenes, buques, trineos y hasta elefantes, pero hoy, en 2013, nos movemos entre continentes con aviones. Dar la vuelta al mundo, saliendo desde Bogotá, pasando por Lima, Sydney, Singapur, Bangkok, Hong Kong, Paris, Barcelona, Nueva York, Los Angeles y de vuelta a Bogotá, solo contando las horas de vuelo -sin escalas-, toma alrededor de 71 horas y 15 minutos, es decir, casi 3 días. Incluso sería menos si
omitimos lugares como Bangkok, Barcelona y Los Angeles.
Sin embargo, como yo no he apostado una millonaria suma para cruzar el charco a toda prisa, como sí lo hizo Phileas Fogg, he organizado este viaje en 85 días, parando en cada una de las ciudades antes mencionadas, más pequeñas ramificaciones como de Barcelona a Roma, o de Bangkok a Siem Riep.
En 85 días experimentaré el cambio de culturas, climas, comidas, idiomas, personas, ideas, paisajes, monedas, precios, razas, creencias y hasta olores y colores. Pisaré el suelo fértil de 4 de los 5 continentes, conectándome con otros viajeros, emprendedores, startups, incubadoras y otras víctimas de la pasión por la tecnología, llevando a Quietly como mi bandera y el motivo principal de este largo viaje.
El reto no sólo es terminar el periplo con energía restante para los otros 9 meses del año, sino organizar cada reunión, hotel, paseo, fiesta, amigos, y un largo etcétera, para aprovechar cada segundo de las 2,040 horas que estaré al ruedo.
Como colombiana, planear y ejecutar este viaje, requirió más que contactar a los amigos regados por ahí para pedir sugerencias u hospedaje. Por cada suelo extranjero que será pisado, hay una visa esperando a ser tramitada. En el siguiente post escribiré cómo cambió la rutina del viaje por esta razón y el tiempo que tomó hacer todos los trámites, pero como dice la canción ‘La Vuelta Al Mundo’ de Calle 13: «Soy las ganas de vivir, las ganas de cruzar, las ganas de conocer lo que hay después del mar».
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