El 27 de julio Cifras y Conceptos publicó un estudio en donde señala cuál es el perfil protagonista en los debates de opinión de la radio y la televisión colombiana. Si bien las conclusiones expuestas por la firma investigadora están llenas de diplomacia y reportes técnicos, cualquiera que haya leído el documento puede llegar a la misma conclusión: el panorama es lamentable e irrespetuoso.
Según el censo nacional (2018), en Colombia la mayoría de habitantes somos mujeres. En cuanto a las pertenencia étnica, el 9,34 % de la población total nacional está compuesta por afrodescendientes. Por otro lado, entre indígenas y Rrom suman un total de 1’908.266 personas. Sin embargo, en medio de esta diversidad las principales voces de la opinión son hombres blancos, que estudiaron o trabajan en universidades privadas y la mayoría de ellos guardan una estrecha relación con Bogotá y sus dinámicas.
Esto es problemático por muchas razones, más allá de la decencia de la representatividad, los espacios de opinión son una de las muchas formas que tienen los ciudadanos de empaparse de los temas álgidos del país y formar un criterio sobre ellos. Si el micrófono del debate se abre para voces inexpertas, es muy difícil que, como país, comencemos a tomar decisiones informadas y coherentes con la realidad nacional.
Una muestra desafortunada es la discusión que se ha generado a raíz de la posible comisión antiderechos en el Congreso de la República o, como ellos se hacen llamar, Provida. Uno de los programas que tocó el tema fue El Debate de Vicky Dávila, ¿los panelistas? un caricaturista, tres hombres de derecha y Andrea Nieto, que es un claro ejemplo de que la presencia de una mujer no tiene nada que ver con la representación de género. Así entonces, para acceder a información seria hay que remitirse a buscar a Mónica Roa en sus redes sociales o esperar los comunicados oficiales de los colectivos especialistas en el tema que, a pesar de tener voceras, no tienen voz. No se las han dado.
Querer imponer una agenda antiderechos en el Congreso de la República es solo una de las cosas problemáticas que pasan a diario en Colombia y por eso es importante que los micrófonos queden a manos de expertos. Sin embargo, en el especial de La Silla Vacía sobre el informe de Cifras y Conceptos quedó claro que la experiencia no es un factor fundamental para salir en televisión a las 8 de la noche.
El director de uno de los programas de opinión consultados afirmó que es más difícil encontrar mujeres panelistas porque no acceden fácilmente a hablar sobre temas en los que no son expertas. Si bien solo se necesitan 15 minutos de escucha activa para darse cuenta que el nivel del debate no es el más elevado, esa frase deja mucho que desear sobre las pretensiones de la franja de opinión en los medios de comunicación colombianos.
Ojalá este sea un primer ejercicio para acercarnos a un modelo de debate que vaya más allá del ejercicio de prender cinco micrófonos al tiempo para que cada quien sustente el tema que acabó de preparar.