Desde 2019 se presentó en Colombia el proyecto de ley sobre licencia compartida que, entre otras cosas, busca aumentar el tiempo de licencia de paternidad que pasaría de ocho días a ocho semanas y que busca que un tiempo de la licencia de maternidad pueda ser transferida al padre, para que las mujeres puedan reintegrarse antes a la vida laboral si así lo desean. Adicional a esto, propone una figura de trabajo parcial, que permitiría duplicar el tiempo de la licencia. Todo esto previo acuerdo con los empleadores.
Y aunque el proyecto es un paso en la dirección correcta y fue presentado desde el 2019, a la fecha no ha pasado por los debates necesarios para convertirse en una realidad, lo que acorde a los tiempos legislativos lo pone en riesgo de hundirse.
El 1 de junio de 2021, en una carrera contra el tiempo, empezó su debate en la comisión séptima del Senado. Aunque se aprobó la ponencia positiva y la mayoría de los artículos, está pendiente el artículo 2 que modifica el Código Sustantivo del Trabajo permitiendo que las 18 semanas de licencia de maternidad se puedan compartir entre hombres y mujeres, y el aumento del número de semanas en la licencia de paternidad. Esto quiere decir que le dieron el visto bueno al proyecto, pero le quieren quitar el alma.
Los ponentes de la #LicenciaCompartidaYa han sido flexibles en la discusión del articulado, pero han sido enfáticos en que los dos aspectos que mencioné anteriormente no pueden ser modificados. Uno de los argumentos de Juanita Goebertus para no permitir esta modificación es que si no se contemplan las ocho semanas para los hombres y si se permite compartir la licencia ya existente, se eliminaría un beneficio para las mujeres (y sus bebés) que ya tienen un tiempo ganado.
Las preocupaciones que manifestaron los senadores durante el debate y que llevaron a la suspensión del mismo tienen que ver en su mayoría con el costo fiscal que esto implicaría, a lo que desde distintos sectores se ha aclarado que los cálculos hechos por el Ministerio de Hacienda toman como base a todos los hombres en edad reproductiva y no a aquellos que hacen parte del mercado laboral formal, un error desafortunado.
Otro de los “ruidos” que tienen los senadores sobre el aumento del tiempo de licencia para los padres tienen que ver con que, según ellos, esto desincentivaría la contratación entre los hombres jóvenes. Esto me llama especialmente la atención por dos razones:
Por un lado, el representante José Daniel López mencionó que en diálogos con empresas que tienen proyectos de licencia de paternidad extendida se han encontrado que esto trae retención de talento humano, diversidad en los equipos de trabajo (paridad, si se quiere) y mayor productividad.
Pero lo más grave de este argumento es que se busca proteger el empleo únicamente de los hombres jóvenes, desconociendo que una de las motivaciones más relevantes de este proyecto tiene que ver con la discriminación laboral de las mujeres en Colombia. Según el Dane, la tasa de desempleo femenino es de 19,6 %, 8 puntos porcentuales por encima que el masculino.
El proyecto de #LicenciaCompartidaYa no solo es una oportunidad para la vida profesional de las mujeres en edad reproductiva, es también una oportunidad para que los hombres puedan ejercer una paternidad activa y responsablemente y darle a los cuidados el lugar necesario en el centro de la economía y la sociedad.