Una lectora de este blog me envió el otro día un mensaje en relación con algo publicado aquí. El mensaje terminaba más o menos de esta manera: «Buen finde… No creo que la RAE haya aprobado el término». En efecto, la palabra ‘finde’ no aparece de momento en el diccionario de la Real Academia Española, pero lo cierto es que muchos hispanohablantes cometemos al menos una vez por semana el pecado de pronunciarla. La eficacia académica debería radicar -entre otras cosas- en su rapidez a la hora de incorporar al diccionario aquellas voces de nuestra lengua que han demostrado tener éxito, pero en este caso la carrera la ha ganado el Diccionario de uso del español, de María Moliner (Gredos), que sí incluye en sus páginas nuestro coloquial y deseado ‘finde’.

En la tercera edición del María Moliner vemos que ‘finde’ es una apócope de ‘fin de semana’ que se usa en conversaciones informales. Y es que muchos acortamientos -así se llaman estas palabras- tienen su origen precisamente en el lenguaje informal, ese que opta por la economía sin restarle eficacia a la comunicación. Curiosamente, el famoso diccionario no recoge una voz que está formada de manera muy parecida: ‘porfa’.

Una explicación antes de seguir: apócope es la supresión de uno o más sonidos al final de una palabra (aunque en el caso de ‘finde’ la supresión se ha hecho al final de un grupo de palabras).

En favor de la RAE hay que decir que sí habla de ‘finde’ en su Ortografía de la lengua española de 2010 (Espasa). Dicen los académicos que se trata de un acortamiento, o sea, una voz creada «por reducción del cuerpo fónico de una palabra o expresión al eliminar un segmento final o, más raramente, inicial». La Ortografía pone, entre otros, estos ejemplos: ‘boli’, ‘porfa’, ‘profe’, ‘finde’.

Manuel Seco trata el asunto de los acortamientos en su Gramática esencial del español (Espasa) y dice que las palabras «más sometidas» a la apócope son los nombres que tienen muchas sílabas. Por eso solemos escribir ‘metro’ en lugar de ‘metropolitano’ o ‘cine’ en vez de ‘cinematógrafo’. Seco nos recuerda que existen igualmente apócopes para nombres propios de persona: ‘Asun’, ‘Fede’, ‘Rafa’…

José Martínez de Sousa también tiene algo que decir sobre esta cuestión y, para no variar, la información que nos da es completísima. En Ortografía y ortotipografía del español actual (Ediciones Trea), el maestro gallego distingue tres términos: ‘abreviación’, ‘abreviamiento’ y ‘abreviatura’. La abreviación vendría a ser la madre de todas las maneras de acortar palabras. ‘Abreviación’ es «una voz genérica, aplicable a todas y cada una de las formas de abreviar (es decir, abreviatura, abreviamiento, símbolo, signo, sigla […])», dice el ortógrafo.

En cuanto al abreviamiento, es el acortamiento del que hemos hablado más arriba y se forma generalmente por apócope (‘poli’, ‘finde’) o por aféresis (supresión de uno o más sonidos al principio de la palabra: ‘chelo’ por ‘violonchelo’). Por último, la abreviatura es, según Martínez de Sousa, «la representación gráfica de una o más palabras con menos letras de las que les corresponden». Siempre lleva punto al final (‘prof.’ por ‘profesor’) y no se lee tal y como está escrita, sino que se pronuncia la palabra entera que ha sido abreviada. Por ejemplo, si yo escribo ‘El prof. Gimeno es el mejor’, a la hora de leerlo debo decir esto: ‘El profesor Gimeno es el mejor’.

Pero volvamos a los acortamientos, que es lo que nos interesa hoy. Aún nos falta por saber algo: ¿qué pasa con los plurales? La respuesta nos la da la Nueva gramática de la lengua española (Espasa), de la RAE. Cuando son sustantivos, estas voces -«limitadas a menudo a los registros coloquiales», según el citado manual- siguen las reglas convencionales, de tal manera que el plural de ‘cine’ es ‘cines’ y el de ‘finde’ cabe suponer que es ‘findes’. En cambio, los adjetivos «son a veces invariables»: ‘películas porno’, ‘horas extra’. Los dos ejemplos los he tomado de la Nueva gramática.

El mundo de la abreviación es en realidad extensísimo: habrán visto unos párrafos más arriba que Martínez de Sousa habla también de símbolos, signos, siglas… Para tratar -muy por encima- todos estos asuntos necesitaríamos varias semanas con sus findes. Demasiada tela que cortar.

Ramón Alemán
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