Ya que hablar de sexo puede resultar a veces un pelín complicado, no compliquemos más las cosas: ¿por qué a tanta gente le da por decir y escribir ‘líbido’ para referirse al deseo sexual, cuando lo correcto es ‘libido’? La manía de pronunciar como esdrújula esta palabra grave es propia incluso de hablantes cultos, muchos de los cuales osan discutir sin reparos (y sin argumentos) sobre la cuestión y se atreven a dudar de aquel que trata de corregirlos. Según los expertos en asuntos de la lengua, el error se debe a que este sustantivo nos recuerda a ‘lívido’, que quiere decir ‘amoratado’. Lo cierto es que, aunque ambas voces suenan casi igual, yo no encuentro ninguna relación entre el deseo sexual y el color morado, a no ser que estemos hablando de las consecuencias de la libido de un masoquista…
Como suele ser habitual en errores tan comunes como este, casi todos los manuales de consulta coinciden en su descripción. Así, el Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española, dice que la forma esdrújula es «debida al influjo del adjetivo ‘lívido’, con el que no debe confundirse» y el Diccionario de usos y dudas del español actual (Ediciones Trea), de José Martínez de Sousa, se refiere a esa forma como «barbarismo acentual» y pide distinguir ‘libido’ del adjetivo citado. Algo parecido podemos leer en el Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española (Espasa), de Manuel Seco, y en la página web de la Fundación del Español Urgente.
¿Y qué es un barbarismo acentual? El propio Martínez de Sousa señala en su Ortografía y ortotipografía del español actual (Ediciones Trea) que los barbarismos son «varios fenómenos incorrectos del lenguaje», entre los que se encuentra el «pronunciar mal las palabras». Pone como ejemplo el empleo de ‘périto’ por ‘perito’, del que dice, en la primera de sus obras citadas, que «resulta curiosa, cuando menos, la extensión de esta pronunciación precisamente entre personas que han de utilizar todos los días esta palabra». Otros barbarismos acentuales de los que nos habla el ortógrafo gallego son el uso de ‘cónsola’ por ‘consola’ y de ‘nóvel’ por ‘novel’.
Volviendo a ‘libido’, hay que aclarar que se trata de un sustantivo femenino, de tal manera que lo correcto no es decir ‘el libido’, sino ‘la libido’. Y ahí también se diferencia claramente del adjetivo ‘lívido’, que puede ser masculino o femenino dependiendo del nombre al que acompañe: ‘María se quedó lívida’. La frase que acaban de leer no quiere decir que María se quedó amoratada, sino ‘intensamente pálida’, que es otra de las acepciones de este término.
Como conclusión, les aconsejo que no se lo piensen dos veces a la hora de corregir, con modestia y sin andanadas, a todo aquel que pronuncie como esdrújula tan voluptuosa palabra, que -por más que algunos lo pongan en duda con grotesca suficiencia- siempre ha llevado el acento prosódico en la penúltima sílaba. O, dicho de otra manera, siempre ha sido grave. Tan grave como pasar por esta vida sin libido.