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La lengua española es
como la Luna: parece estar casi quieta, pero en realidad se mueve a una
velocidad vertiginosa, y esa velocidad la decidimos los hispanohablantes, no
las academias ni los gramáticos. «¡Cuántos modos de hablar que a […] Jovellanos
hubieran escandalizado son hoy usados con toda tranquilidad por los escritores
más apreciados!», decía hace unos años el gran maestro Manuel Seco. Realmente
no hay que dar un salto tan grande en el tiempo: si Fernando Lázaro Carreter
llega a saber hace dos décadas que la Real Academia Española, de la que él fue
director, acabaría por acoger de buen grado el empleo del verbo ‘incautar’ como
transitivo, se tira por un puente.
Hasta hace poco,
todos los diccionarios y manuales de estilo dejaban bien claro que el verbo
‘incautar’ era pura y exclusivamente un intransitivo pronominal que se usaba
acompañado de la preposición ‘de’: ‘La Policía se incautó de diez toneladas de
hachís’. Pero como resulta que quienes mandan en la lengua española no son los
diccionarios, sino los hablantes, y millones de hablantes prefieren usarlo como
transitivo, a los gramáticos y a las academias de la lengua española no les ha
quedado más remedio que aceptar oraciones como esta: ‘La Policía incautó diez
toneladas de hachís’.
Hace apenas 22 años,
Lázaro Carreter tildaba de «malhablados» a quienes osaban no emplear este verbo
como pronominal. En un artículo de su famosa colección El dardo en la palabra (Galaxia
Gutenberg-Círculo de Lectores), el filólogo no escatimaba en reproches a
quienes, según él, empobrecían el idioma y lo llevaban por el camino «de la
elementalidad». No era el único que condenaba este uso: la decimoquinta edición
del Libro de estilo del periódico español El País (Ediciones El País), de 1999, decía lo
siguiente: «Es un verbo siempre pronominal, por lo que resulta incorrecto
utilizarlo así: ‘la policía incauta dos kilos de drogas’. Lo correcto es: ‘la
policía se incauta de dos kilos de drogas’».
Algo parecido se
podía leer en la duodécima edición del Manual de español urgente, de la agencia
Efe (Cátedra). Sin embargo, en la decimoctava edición da un paso al frente y
señala esto: «… hoy se considera también válido su uso como transitivo». Lo que
hizo la agencia Efe fue seguir el criterio de la Real Academia Española, que en
el Diccionario panhispánico de dudas, del año 2005, optó por el sentido común y
dijo lo siguiente: «En el habla culta se usa preferentemente como intransitivo
pronominal, con un complemento de régimen introducido por ‘de’ […]. No
obstante, por influjo de verbos sinónimos como ‘confiscar’ o ‘decomisar’, hoy
es frecuente, y se considera válido, su uso como transitivo».
Por si quedaban
dudas, la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española dejaron la
cosa bien clara en su Nueva gramática de la lengua española, de 2009 (Espasa).
Ahí podemos leer que un buen número de verbos transitivos «admite una variante
intransitiva pronominal, de significado similar o muy próximo, que aparece seguida
de un complemento de régimen». Y vemos, entre otros, estos ejemplos: ‘olvidar
una fecha’/’olvidarse de una fecha’, ‘encontrar a alguien’/’encontrarse con
alguien’, ‘incautar algo’/’incautarse de algo’. Tengo que dar las gracias a mis
colegas de la asociación de correctores UniCo, especialmente a Diego Ibáñez,
que me llevaron hasta la página de la Nueva gramática donde dice lo que ustedes
acaban de leer.
Sorprendentemente, en
esa misma obra, que es, junto con la Ortografía de la lengua española de 2010
(Espasa), la que dicta las normas de nuestro idioma, me encontré con otro
apartado en el que parece decir justo lo contrario en relación con el verbo del
que estamos hablando hoy. Concretamente, se indica que algunos verbos
pronominales «carecen del correlato no pronominal», y entre ellos se
encontraría nuestro ‘incautarse (de)’.
En el debate
electrónico que mantuvimos los compañeros de UniCo y yo llegamos a la
conclusión de que esto último es una pequeña metedura de pata de los
académicos, dado que ellos mismos dicen, unas páginas más atrás y también en su
Panhispánico, que aceptan la forma no pronominal. Pero como yo no me quería
quedar con las ganas de llegar hasta el final, a primera hora de ayer envié un
correo a la denominada «unidad interactiva» que la RAE creó hace más de un año
para que quien quiera hacer propuestas, críticas y lo que toque se ponga en
contacto con ellos.
En ese correo les
preguntaba si consideraban que la Nueva gramática había incurrido en una
contradicción. Lo cierto es que han pasado casi dos días y no me han
respondido, así que decidí no esperar más y publicar este artículo sin su
contestación. No crean que he pecado de impaciente: en agosto de 2011 también
me dirigí a esa unidad y tardaron más de once meses en contestarme… Queda
claro, pues, que la velocidad de la RAE es notablemente menor que la de la
imparable lengua que con tanta parsimonia mima y acicala.
Ramón Alemán
@Lavadoratextos
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