Antes que nada, vamos a quitarnos de encima el ‘apóstrofe’. Esta voz se usaba en el pasado como ambigua, de tal manera que servía para los dos géneros, aunque en la actualidad funciona exclusivamente como masculina. Según la RAE, la empleamos para referirnos a una figura retórica que consiste «en dirigir la palabra con vehemencia en segunda persona a una o varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigírsela a sí mismo en iguales términos». Por ejemplo: ‘¡Oh, pasión, no separes nunca a estas dos almas!’. También puede ser un insulto o un ‘dicterio’, palabra que no había escuchado hasta hoy. Búsquenla…
Ahora vayamos con el apóstrofo ¿Cómo es eso de que en el español actual apenas se usa? Claro que se usa, aunque muchas veces –no todas– lo hacemos mal. Para quienes no lo sepan, aclaremos que se trata de un signo ortográfico en forma de coma elevada (’). Y, por mucho que la RAE y el gramático Manuel Seco digan que no se emplea en nuestra lengua, la verdad es que lo vemos constantemente en los textos que leemos.
A continuación les expondré tres casos en los que su uso es incorrecto, según la Academia –y según un servidor–: para quitarle cifras a un año, en lo que el ortógrafo José Martínez de Sousa considera un «anglicismo ortográfico» (‘La Olimpiada Barcelona ’92 fue un éxito’); para hacer los plurales de siglas (‘Las ONG’s necesitan dinero’); y para separar los números enteros de los decimales (‘Me debes 95’45 euros’). En el primer caso basta con un espacio; en el segundo, hay que tener en cuenta que el plural de una sigla es invariable (‘Las ONG necesitan dinero’); y en el tercero lo correcto es emplear una coma, que Martínez de Sousa llama «coma decimal» y que es la coma de toda la vida.
¿Y qué pasa cuando usamos el apóstrofo para marcar la eliminación de un sonido? ¿Es correcto hacerlo? Pues sí, según el Diccionario panhispánico de dudas, de la RAE, que señala que podemos emplearlo para «reflejar, en la escritura, la supresión de sonidos que se produce en ciertos niveles de la lengua oral». Por ejemplo, puedo escribir ‘¿Se marcha ya pa su casa, m’hijita?’. Por lo que veo en la obra citada de la Academia y en la Ortografía y ortotipografía del español actual (Ediciones Trea), de Martínez de Sousa, no se deja espacio entre el apóstrofo y la letra que va después. Como verán, no he usado apóstrofo después de ‘pa’, porque no se hace cuando la palabra acortada lo es por apócope (‘pa’ por ‘para’) o por aféresis (‘ña’ por ‘doña’).
También se usa, por supuesto, cuando queremos escribir en nuestros textos los apóstrofos que se emplean de manera habitual en otras lenguas, como el francés, el italiano, el inglés o el catalán, nos recuerda el Panhispánico. ¿O es que a ustedes se les ocurre alguna forma de escribir ‘D’Artagnan’ sin colocar este curioso signo? A mí tampoco.
¿Ha quedado todo claro? Pues, como decimos en mi tierra, me voy pa’l carajo (aquí sí uso apóstrofo, pero no para el acortamiento ‘pa’, sino para marcar la supresión de un sonido en el artículo ‘el’). Hasta la próxima.