Se podría decir, en defensa de los periodistas, que sus interminables jornadas laborales y los míseros salarios que reciben a cambio no son el mejor escenario para exigirles que usen la pluma como es debido, pero no es menos cierto que muchos se aferran a determinadas palabras y construcciones mal empleadas, que repiten con el descaro que da la ignorancia simplemente porque no se les pasa por la cabeza pararse a pensar si son correctas. Esto ocurre, por ejemplo, con el uso de los verbos ‘tildar’ y ‘tachar’ donde no pintan nada.
Ayer leí un titular de prensa que decía lo siguiente: «El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Santa Cruz, José Alberto Díaz Estébanez, cuestiona a quienes han tildado la sentencia del mamotreto como ejemplarizante». En tan corto texto nos tropezamos, como quien no quiere la cosa, con tres errores, dos de los cuales se pueden detectar simplemente echándole un vistazo al diccionario de la Real Academia Española.
Dice la RAE que el verbo ‘tildar’ significa, entre otras cosas que no vienen al caso, ‘señalar a alguien con alguna nota denigrativa’. Pues bien, si calificamos algo como ejemplarizante, en absoluto lo estamos denigrando, más bien todo lo contrario. Por otra parte, se habrán fijado en que la acción de tildar se hace sobre ‘alguien’, o sea, sobre una persona (o varias); por lo tanto, una sentencia judicial, que está dictada por humanos pero no es humana, no puede ser tildada.
El tercer fallo en esa oración está relacionado con el uso de la palabra ‘como’. Dice Manuel Seco en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española (Espasa) que el verbo ‘tildar’ se construye con la preposición ‘de’, no con el adverbio de modo que nombré hace un momento, y lo mismo nos recuerda el Diccionario panhispánico de dudas, de la Academia, que también nos advierte –por si lo que yo les dije más arriba no les convence– que «es incorrecto su empleo [el del verbo ‘tildar’] con adjetivos de significado positivo» y que «tampoco debe usarse con el sentido general de ‘calificar’».
El error que cometió el periodista al escribir la oración que acabamos de analizar es casi idéntico a otro que tiene que ver con el empleo de ‘tachar’ donde tampoco pinta nada. Dice la Academia que este verbo significa, entre otras cosas, ‘atribuir a algo o a alguien cierta falta’ y añade Seco en su diccionario que «de ningún modo significa ‘calificar’ en general». No es correcto, por tanto, escribir oraciones como esta, extraída del periódico El País y reproducida por el citado autor: «Cabe tachar de espectacular la eficacia de la policía local».
‘Tachar’, al igual que ‘tildar’, siempre está relacionado con calificaciones desfavorables o denigrativas. Tanto se parecen estos dos verbos que el primero, como el segundo, tampoco admite la construcción con el adverbio ‘como’, sino con la preposición ‘de’. En realidad, solo podemos encontrar una diferencia entre uno y otro: ‘tachar’ sí se emplea para cosas, algo que no ocurre con ‘tildar’, como hemos visto antes.
No he querido con este artículo tildar de malos profesionales a los periodistas –la mayoría son excelentes en su oficio– ni tachar de horribles sus textos. No obstante, no debemos olvidar, como dijo en su día Alberto Gómez Font, del Instituto Cervantes, que en la actualidad «son los medios de comunicación los que fijan la norma culta del español, los que sirven de modelo para saber usar bien nuestra lengua», y esa responsabilidad, les guste o no a los periodistas, no se paga a fin de mes.