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SonreírTenía yo en bachillerato un profesor de ciencias que daba siempre la misma respuesta cuando le preguntábamos por qué tal o cual constante física era un número fijo por los siglos de los siglos, y ese número teníamos que emplearlo porque sí y sin pedir explicaciones. La respuesta era esta: «Por convenio». Con esto quería decir aquel hombre que alguien, muchos años atrás, había llegado a una conclusión de carácter matemático y que, fuera correcta o no, estaba aceptada por la comunidad científica. Dicho esto, ayer me tropecé en la prensa con un verbo ‘sonreir’, así, sin tilde, y me acordé de mi profesor de ciencias. ¿Por qué? Porque la obligación de escribir ahí una tilde tiene algo de convenio, algo de acuerdo que aceptamos sin tener en cuenta si es lógico o no.

Supongo que todos conocemos las reglas generales de acentuación gráfica de nuestro idioma: llevan tilde las palabras agudas terminadas en vocal, ‘n’ o ‘s’; las llanas acabadas en cualquier letra que no sea vocal, ‘n’ o ‘s’; y todas las esdrújulas. Pero también hemos dicho en más de una ocasión que hay bastantes excepciones para estas reglas. Esas excepciones fueron acordadas en su día –algunas de ellas hace muchísimo tiempo– por personas a las que ninguno de nosotros conoce y con el único afán de hacer más sencilla la lectura.

Al dictarlas, esas personas se saltaron a la torera las reglas de las que hablaba más arriba, pero lo cierto es que sus razones tenían y, lo más importante, todos los hispanohablantes debemos aceptarlas porque sí. O sea, por convenio. Por convenio de otros, pero convenio al fin y al cabo. Hay que tener en cuenta que, por lo general, estas excepciones son muy lógicas y, de hecho, la Real Academia Española, que es la que hace y deshace en asuntos de esta índole, ha eliminado algunas que eran un poco disparatadas y de las que no vamos a hablar hoy.

Volviendo al principio de nuestra historia, me pregunto por qué ayer a un periodista le dio por escribir el siguiente titular: «El Getafe vuelve a sonreir». Voy a pasar por alto el hecho de que todo periodista que se precie de serlo debe conocer tanto las reglas generales de acentuación gráfica como sus excepciones más notables (esta lo es) y jugaré a imaginar que la persona que escribió ese titular conoce solo las normas básicas, pero no las excepciones. En tales circunstancias, ese señor tal vez habrá dicho: «Dado que ‘sonreir’ es una palabra aguda que no acaba en vocal ni en ‘n’ ni en ‘s’, no le pongo tilde».

Bien. Pues ahora toca hablar de un convenio –o sea, de un acuerdo, de un pacto, de un arreglo– al que llegaron los guardianes de la lengua hace quién sabe cuánto y que dice lo siguiente, según señala la Ortografía de la lengua española (Espasa): «Las palabras que contienen un hiato formado por una vocal cerrada tónica seguida o precedida por una vocal abierta llevan siempre tilde en la vocal cerrada, con independencia de las reglas generales de acentuación». ¿Hay hiato en la palabra ‘sonreír’? Sí: el formado por el sonido /i/ tónico (que es una vocal cerrada) y el sonido /e/ (que es una vocal abierta). ¿Lleva, por tanto, tilde el vocablo ‘sonreír’? Por supuesto.

Si no escribiéramos tilde en esta palabra, nos encontraríamos ante un diptongo, en lugar de ante un hiato (leeríamos ‘son-reir’ –dos sílabas– en lugar de ‘son-re-ír’ –tres sílabas, que es lo que realmente hacemos–), y esa es precisamente la razón por la que todos estamos de acuerdo en que debemos saltarnos las reglas generales de acentuación para dejar bien claro en qué casos tenemos delante un hiato. Este convenio nos sirve para pronunciar correctamente palabras como ‘caída’ (frente a ‘caigo’), ‘maúllo’ (frente a ‘Mauro’), ‘reído’ (frente a ‘peine’) ‘oído’ (frente a ‘oigo’)…

Por si fuera poco, las tildes no cuestan dinero, así que no tenemos ninguna razón para no añadírsela a la palabra que hoy hemos analizado y comprobar, de este modo, que es muy cierto ese dicho de que sonreír (con tilde) es gratis.

Ramón Alemán

www.lavadoradetextos.com

@Lavadoratextos

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