Ellas nos ven con desconfianza. Algún patán las hizo sufrir en el pasado reciente y andan prevenidas con todos. Creen que también somos culpables y nos miran rayado, mientras piensan para sus adentros: «Están cortaditos con la misma tijera».
Lo más probable es que usted también tenga en su historial un par de guerras perdidas y sus respectivas heridas. Hay leyendas urbanas que cuentan historias de hombres muy machos, los más varones entre los varones, los más perros entre los perros, que casi no sobreviven a una tusa.
Por eso, el primer paso para encaminarse en una nueva relación es asegurarse de estar curado. De lo contrario, corre el riesgo de que los fantasmas del pasado lo inhiban para ser todo un ‘don Juan’. Los recuerdos pueden ser aterradores. Llegan incluso a bloquear nuestra mente y a amargarnos en medio de una nueva cita.
Es difícil, lo sé. Las ex novias suelen dejar marcas que nos obligan a memorarlas en nuestro día a día. A pesar de que intentamos deshacernos de todo lo que nos hace recordarlas, nos persiguen con una carta vieja en la mesa de noche, un arete ‘olvidado’ en el carro o una canción que nunca pasa de moda. No es coincidencia. Es una artimaña calculada para hacer más difícil nuestra transición.
De qué se sorprende; son todas hijas de Eva y llevan en la sangre un instinto natural por hacernos la vida difícil. He escuchado el rumor de que Adán fue el primero en usar la frase: «Dios mío, por favor, dame paciencia», luego de que ella se puso de libertina y ‘culipronta’ a comer manzanas, lo que motivó el destierro del paraíso nudista.
Tampoco hay que condenar a Eva, porque al fin y al cabo fue sacada de la costilla de Adán (lo que demuestra que ellas sí están «cortadas con la misma tijera»; salieron toditas de la misma horma; lo dicen las sagradas escrituras).
Niñas, nosotros no andamos con un anillo de compromiso en el bolsillo
Para saber si superó la traga pasada, hágase un auto-test con preguntas como: ¿Al menos dos canciones de la radio me hacen memorarla? ¿Cuándo voy a Villa de Leyva recuerdo que allí pasé un fin de semana con ella? ¿Sigo revisando su Facebook al menos una vez cada ocho días? ¿Me he vuelto a cortar las venas en el último mes? ¿Aún hablo con su madre y le pregunto cómo está… y ¡con quién!?
Una vez seguro de su salud mental, debe dar un segundo paso antes de aventurarse en una nueva relación: estudie, verifique, confirme, y recontraconfirme que la mujer de su interés esté también curada.
Esta parte es sencilla, porque muchas gozan haciendo catarsis, socializando su despecho. En reuniones de amigos, cuentan su historia en voz alta, como para advertirlo a uno. Hacen evidente que con el tipo anterior tenían planes de casarse y que hasta les habían puesto nombres a sus hijos no concebidos. Se preocupan por tener una dicción clara y limpia (para no dar lugar a equívocos) y resaltan que su reloj biológico las presiona para formar familia hacia los 35 años.
Eso, permítanme decirlo niñas, es intimidante. Asumo la vocería de los hombres para hablarles con franqueza: nos espantan con ese cuento. Entendemos que buscan relaciones serias y que no están dispuestas a tener noviecitos de duración adolescente, pero no abusen. Entiendan que nosotros no andamos con un anillo de compromiso en el bolsillo listo para ofrecerlo; es una suerte que carguemos condones.
Hay otras mujeres que no son tan evidentes, pero mandan señales que sirven para descartarlas. Detecte, por ejemplo, alguna de las siguientes situaciones: si en medio de una rumba, ella sale a llamar o a contestar el celular después de la 1 a.m.; si prefiere escribir chats y lo deja bailando sólo; si escucha una canción que la empuja a abrazar a una amiga y a hablarle al oído (seguramente se está acordando del aquél). Ese tipo de mujer aún está en cuidados intensivos y usted no va a querer que le cobren ese muerto. Repito: descártela.
Los hombres entendemos cada cita como una «inversión estratégica»
Superados estos dos pasos e identificado el objetivo, viene el capítulo más aterrador: saber si se entienden. Las primeras citas dan pánico. Yo hago un esfuerzo sobrehumano por hablar cosas interesantes, sin ser aburridor; verme bien, pero no metrosexual; intento halagarla sin mostrar el hambre; pretendo escucharme exitoso, pero no engreído. Cada movimiento es una jugada de ajedrez.
También hago maromas para mantener la liquidez, porque en las primeras citas no puedo pasar por ‘chichipato’. Hago cuentas de la gasolina del carro, costo del parqueadero, valor de las boletas del cine y las palomitas de maíz con perro caliente (para las que son de buen e insaciable comer). Si me va bien, debo tener plata de reserva para un coctel y otra comidita, en caso de que ella haya quedado con hambre (cuando resulta ser tragona). Finalmente, si fue un éxito la cita, me endeudo con un crédito de libre inversión para poder amanecer en cucharita.
En serio, niñas -no se hagan las locas-, el bolsillo de los hombres tiembla cuando se trata de salir con ustedes. Produce escalofríos. Muchos de nosotros lo pensamos dos veces antes de invitarlas a algún plan.
La crisis mundial nos afectó a todos y por eso entendemos cada cita como una «inversión estratégica». Debemos pensar en la oportunidad, la efectividad y la rentabilidad. Nos hacemos varias preguntas antes de invitarlas: ¿Tengo la plata? ¿Si no compro sus acciones, las comprará alguien mañana? ¿La niña se cotiza bien en bolsa? ¿Esta sociedad mejorará la imagen de mi marca?
Sólo hay una recomendación posible: LÁNCESE, vuelva al mercado de valores. Siempre existirán riesgos. Sacuda a las niñas de 25 que creyeron haber perdido al hombre de sus vidas; perturbe a las solteras de 30 que dicen estar muy viejas para empezar de nuevo; estremezca también a las de 40 y dígales que un pollo al año no hace daño.
Recuerde, finalmente, que hay un último miedo: el mejor de todos. Se siente cuando usted está a segundos de volver a besar por primera vez. En ese momento, usted se comporta como un niño…, intenta acercarse a ella con temor, creyendo que puede ser rechazado… Siente vacío el estómago y el corazón le palpita como queriendo salirse del pecho… Le cuesta respirar porque le falta el aire. ¡Coronó!
¿Ya olvidó qué se siente? Pues ahí es cuando uno entiende por qué Adán volvió a salir con la bruja de Eva.
*Próximo miércoles, desde las 8 a.m.:
‘Volví con mi ex… suegra, pero no con mi ex novia’
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*Si se lo perdió…
‘Me salió barriga; ahora sí salgo a trotar’
‘Así se sufre una temporada sin trabajo ni novia ni plata pa’ viajar’
‘Qué difícil ganar una beca cuando no se tiene pasado de ñoño’
‘Mi mamá habla un mal español; mi papá, un pésimo inglés’
‘Sí, soy metrosexual… y usted también, ¡admítalo!’
‘¿Cómo se atreve mi ex novia a casarse?’