Si yo trabajara con una moto, también me metería entre los carros

¿Cuál es el berraco problema? ¿Cuál es la vaina de no dejarme pasar por los espacios que dejan? ¿Por qué terminan echándome el carro encima? ¿Por qué son tan envidiosos?

Me llamo Otoniel. En el trabajo me dicen «‘Oto’, el de la moto». Y no manejo moto porque me guste o porque sí, sino por necesidad, ¿sí me entiende, ‘Mano’? ¿O usted cree que es chévere andar con el impermeable mojado y que uno huela a calzoncillo húmedo todo el día? A veces se burlan de mi pelo aplastado, sudado y despelucado y me dicen «doctor Petro, qué gusto que nos visite». Y eso me parece ofensivo, pero no porque yo piense bien o mal del doctor Petro, ¿me entiende?, sino porque, pues, al margen de las ‘imposturas’ políticas de uno, pues, las comparaciones son odiosas, ¿sí pilla?

Pero bueno, como le venía diciendo, ‘Manito’, yo ando en moto porque es mi herramienta de trabajo, ¿sí me entiende? Es la que me da pa’ pagar el colegio del Maicol (mi hijo) y pa’ llevarlo todas las mañanas a estudiar; también la uso pa’ sacar de paseo a la Nury, la mamá del Maicol; esa china, pa’ qué, pero es bien, es una buena mujer… tengo ganas de formalizar la vaina, ‘toca que’ hacerle despacio pero esa es la idea… bueno, en fin, como le decía, esa motico me da hasta pa’ colaborar con el arriendo de mi mamita.

Mire, ‘Mano’, yo empecé repartiendo pollo en Koko… bueno, mejor no digo la marca, ¿sí o no? Yo trabajaba en lo que llaman una pollería. Me decían ‘Chiquen Lírol’ (Chicken Little), por el muñequito de la película, ¿se la vio? Es una de un pollito… yo la fui a ver con el Maicol y le compré la película y todo… tocó ‘pirateada’, la original era carísima… pero bueno… ¿qué era lo que estaba contando? Ah, sí, que yo trabajaba en Kokoriko… ¡Uy la embarré, ‘Mano’! La idea era no decirlo… bueno, ya qué.

‘Toca que’ hacerle la vuelta a la esposa del jefe

Ahí el lío era la gente, ¿sí pilla? Había clientes muy complicados. Mi función era correr a llevar los pedidos. Y uno, pues, corría a entregarlos, ese era el servicio que uno prestaba, ¿sí o qué? Entonces yo iba a dejar el domicilio y me encontraba con mucho cliente agresivo, grosero, respondón… que dizque a regañarlo a uno: que no me trajeron las bolsitas de miel, que yo pedí pollo apanado y no asado, que el guacamole lo trajeron sin picante, que yo dije Coca-Cola ‘Lai’ (Light). En fin, como si yo tomara los pedidos o como si yo asara los pollos…

Me cansé de esa vaina, ‘Mano’, y cambié de trabajo. Un amigo me recomendó en una empresa pa’ que lo remplazara de mensajero. ¿Qué si mejoró o empeoró la cosa? Pues… ¿qué le digo? Uno cambia unas peleas por otras.

Aquí, en la empresa, uno no termina de montarse en la moto cuando ya están llamando a preguntar que dónde está, que hasta qué hora, que ‘toca que’ llevar otro paquete de consignaciones, que ‘toca que’ vuelva rápido, que le van a cerrar el banco, que ‘toca que’ ir a recoger un encargo especial del jefe, que ‘toca que’ hacerle la vuelta a la esposa del jefe… ay, no sea mal pensado, o sea ‘hacerle la vuelta’ en el sentido de un mandado, ¿sí me entiende?… y que ‘quiubo’ de las consignaciones, que si las hizo, que en qué se gastó toda la tarde, que ‘toca que’ apurarle.

Eso creen que uno en moto viaja a la velocidad del ‘peo’. Eso juran y comen mocos ‘de que’ eso es andar como por entre un tubo. ¡Y ay donde uno no conteste el celular! Pero es que esa vaina no se siente ni poniéndola en vibrador. Uno mantiene en un corre-corre muy bravo, ‘Mano’. Además, los sentidos los tiene uno alterados. El único que funciona es el tacto, porque a uno le pica todo, desde la cabeza hasta los tobillos, pero vaya y rásquese entre tanta ropa a ver si puede.

De resto, uno no huele nada después de chupar tanto ‘exosto’ de buseta y los oídos empiezan a zumbar en medio tanta bulla de la calle. Además, con esta llovedera, a duras penas uno puede ver con el casco empañado.

‘Toca que’ vestirse y desvestirse más que travesti en reinado

Pero eso sí a nadie le importa, porque lo que esperan es que uno ponga la moto en modo acuático pa’ cumplir con las vueltas. Súmele además que ‘toca que’ parar debajo de un puente, ponerse las botas y sacar el impermeable, además de las cosas que uno ya lleva puestas, como las rodilleras y la chaqueta. Después ‘toca que’ volver a quitarse el impermeable -que es toda una terapia- pa’ hacer fila en el banco o pa’ volver a entrar a la empresa, porque lo empiezan a mirar a uno feo si llega como un paraguas después de aguacero: sucio y escurriendo agua.

Mejor dicho, a uno le ‘toca que’ estarse vistiendo y desvistiendo más que travesti en reinado, cargando siempre un morral en la espalda y encartado con el casco en la mano. Ni siquiera la parqueada es fácil, porque en muchos lados no dejan entrar las motos y uno no puede dejarla por ahí tirada porque se la desaparecen…

En medio de esos afanes, pues ‘de lógico’ andamos metiéndonos entre los carros. No se estresen si estamos en su retrovisor y de repente aparecemos al lado. Yo alcanzo a ver lo que murmuran cuando nos ven pasar muy cerca de sus espejos: «¡Uy!, este es mucho @%&$», dicen mientras aguantan la respiración.

Sí, yo sé que hay mucho motociclista atravesado, irresponsable, que se sube a los andenes, que anda borracho… pero vea, ‘mi chino’, no todos somos así, ¿me entiende? La mayoría simplemente estamos apurados porque ‘toca que’ entregar un domicilio a tiempo, o ‘toca que’ cumplir con las consignaciones de banco, o ‘toca que’ terminar de hacerle la vuelta a la esposa del jefe (no sea mal pensado, ‘Manito’). Nosotros sólo queremos hacer mejor nuestro trabajo… y nuestro trabajo es llegar siempre más rápido que los demás.

*Próximo miércoles, desde las 8 a.m.:
‘Algunos hombres no bailamos por gusto, sino para ‘levantar’ ‘

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