Nuestras manos tienen un increíble poder de comunicación. Son, después del rostro, la zona que las personas más observan cuando se hacen a una primera impresión de alguien. Nuestras manos comunican una serie de atributos a los que prestamos atención de forma inconsciente.
¿Te ha pasado alguna vez que tras hablar con alguien por unos instantes sientes que es alguien desconfiable y no sabes por qué? La razón es que nuestro cerebro elabora una serie compleja de conexiones que tienen que ver con las emociones que nos genera esa persona, con lo creíble que nos parece, con el grado de empatía que nos provoca y con los seguros que nos sentimos. Esas operaciones mentales se dan en sólo instantes y tienen detrás toda una historia evolutiva en la cual estamos programados para responder a ciertas señales con confianza y a otras con recelo.
No somos conscientes de todo lo que el cerebro ha procesado, pero sentimos un impacto emocional, una sensación de cercanía o de distancia de esa persona. Las palabras no logran explicarlo, porque no tenemos argumentos racionales para ello, pues sólo le acabamos de conocer hace unos instantes. Esto es lo que en la cultura popular se ha llamado sexto sentido o intuición: algo que está allí y nos da información privilegiada.
Y eso fue precisamente lo que me enamoró del estudio del lenguaje corporal y de la persuasión. Intentar comprender qué era lo que mi cerebro había visto pero que para las personas se pasaba por alto. Y mucha de la información que el cerebro procesa tiene que ver con el lenguaje corporal.
Hoy te hablaré de las manos, y específicamente de nuestras palmas. Quiero que hagas un ejercicio de consciencia y es que observes tus manos, fíjate detenidamente en su tamaño, en su forma. ¿Es más cuadrada que redonda? ¿Son los dedos cortos o alargados? ¿Es una mano fuerte de alguien que ha trabajado físicamente o es una mano estilizada de un artista? Ahora observa la palma de tu mano, observa sus líneas, observa sus surcos, observa si tiene muchas líneas o pocas. ¿Puedes doblar tu dedo pulgar? ¿Puedes tensionar tanto tus dedos como para que se curven un poco? ¿Acostumbras a tronar tus dedos?
El arte del lenguaje corporal empieza con la observación de nuestro propio cuerpo. Las manos comunican muchísimas cosas: nos hablan de la fuerza física de la persona, observando las uñas nos hablan sobre su cuidado personal, para algunas personas las manos tienen una connotación sexual, para otras la palma de la mano muestra el destino, incluso algunos leen la superficie de la palma de la mano.
Al ver a un desconocido nos fijamos en dónde tiene las manos: a nuestro cerebro le gusta poder ver dónde están, pues para el ser humano ancestral el esconder las manos era una señal de peligro y le alertaba de un posible ataque. Cuando alguien tiene sus manos en los bolsillos o las mantiene atrás sentimos desconfianza a un nivel inconsciente.
Hay un gesto bastante particular que es un rezago de nuestra infancia y es el gesto de mostrar las palmas. Fíjate en los niños, usan este gesto para mostrar que son inocentes de algo o que no esconden nada. Como adultos tenemos este mismo hábito, solemos mostrar las manos para comunicar que somos transparentes y que somos honestos, aunque efectivamente no tenga nada que ver con la honestidad, podemos ver a políticos acusados de corrupción mostrar sus palmas. Así que, aunque no tiene relación con la verdad, en las relaciones diarias sí nos comunica confianza.
Ahora bien, en nuestra cultura occidental el primer contacto que tenemos con un desconocido es a través del contacto con las manos. Hay vestigios históricos del saludo que datan del año 1900 a.C en Babilonia, era un ritual religioso saludar al dios Marduk acercándose a la estatua y estrechando su mano. Los romanos incorporaron un saludo que se realizaba estrechándose por las muñecas.
El saludo es importante, porque el contacto de las manos comunica rasgos del carácter del interlocutor. Te daré algunos tips que debes tener en cuenta en tu saludo:
La fuerza: Usualmente entre hombres la presión y la fuerza sobre la mano del interlocutor deja clara una pequeña competencia en el saludo. Cuando Donald Trump estrecha la mano del primer ministro japonés Shinzo Abe al final le dice “tiene mano fuerte, justo para el golf”.
Recuerda que no debes aplicar una presión desmesurada pues lograrás que tu interlocutor se incomode, y justamente lo que debemos buscar es que se sienta a gusto y cómodo.
La textura: Un saludo con la mano húmeda, por sudor, genera desagrado al instante, y ese desagrado aunque es por la humedad de la mano se orienta sobre todo al dueño de la mano, es decir a ti.
Los dedos: Hay un tipo particular de saludo que transmite desconfianza, y es aquel en el cual se da la mano con el dedo índice apuntando hacia la otra persona, tal como se muestra en la imagen.
La duración: El saludo no debe ser demasiado corto como para que parezca que no tenías intención de ofrecer la mano, pero tampoco demasiado largo como para que sientas incomodidad (el saludo entre Trump y Abe duró ¡19 segundos!)
La disponibilidad: Algunas personas en lugar de dar toda la mano, sólo ofrecen los dedos. Lo que se logra es comunicar arrogancia, poca disponibilidad, poca apertura y deja ver que no has estado a gusto ofreciendo tu mano para el saludo.
La orientación de la mano: En general recomiendo que cuando ofrezcas tu saludo tu mano esté horizontal. Hay una larga discusión sobre el significado de ofrecer la mano con la palma hacia arriba o la palma hacia abajo. Se ha llegado a un consenso, y es que la palma hacia abajo comunica dominancia, y ofrecer la palma hacia arriba significa sumisión. Sin embargo, la sumisión puede ser relativa, hay personas con mucho liderazgo y poder que ofrecen la palma hacia arriba para “conceder” el poder y para mostrarse aún más poderosos.
¿Qué hace la mano que no saluda?: Hay varias opciones, la peor es poner ambas manos sobre la mano del interlocutor. A menos que sea una persona de mucha confianza, debería evitarse si se hace con desconocidos o en contextos formales pues es un saludo muy especial para ser brindado a personas que recién conoces.
También puedes usar la otra mano para tomar el antebrazo, es un saludo cálido sin llegar a ser empalagoso. Puedes usar la otra mano para dar una palmada en el brazo o el hombro si deseas contrarrestar un saludo demasiado dominante o con una presión desmedida a tu mano, tal como se muestra en la imagen.
La distancia: El saludo debe acercar a las personas, un saludo demasiado distante es aquel donde el brazo se estira por completo para alcanzar la mano del interlocutor. La posición ideal del brazo debe ser dibujar una L imaginaria desde el hombro al codo ceñido al cuerpo y estirando desde el codo hacia la mano. No es recomendable que hales al interlocutor haciéndole perder su pie de apoyo, esto se lee como un saludo agresivo, y es típico en Donald Trump, ¿quieres saber cómo neutralizar un saludo semejante? Mira este video para ver cómo hacerlo.
Los saludos son muy importantes en los negocios y en la vida personal. Muchos tratos y acuerdos se cierran con un apretón de manos y esto es porque tiene un significado de “alianza”. Por ello quienes conocemos de lenguaje corporal analizamos la implicación del apretón de manos en la comunicación política, pues la forma en la que saludan nuestros líderes deja ver la dominancia o sumisión no del líder sino de la nación o de la organización que representa.
Recuerda que siempre el cuerpo habla.
¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
Posdata 1: Sabías que, aunque en las películas se dice que los emperadores romanos perdonaban la vida de sus gladiadores levantando su dedo pulgar, los historiadores han encontrado que el gesto consistía en esconder el dedo pulgar dentro del puño cerrado.
Posdata 2: Cuando tengas la oportunidad de escuchar a una persona sordo muda a través de un intérprete debes mantener contacto visual con la persona, no con su interprete.