A pocos días de iniciar un nuevo año escolar, persiste la controversia entre el gobierno nacional de Colombia y Fecode, por la modalidad presencial total de los estudiantes del sector oficial en las secciones de pre-escolar, básica y media.
Si bien es cierto que las condiciones sanitarias han cambiado sustancialmente en este 2022, hay contradicciones en la directiva gubernamental. Es claro que los niños y jóvenes constitucionalmente tienen el derecho a la educación, pero también es cierto que por encima de ese y cualquier otro derecho, está el derecho a la vida. Sin ella, no existe nada.
La ministra de educación se ha enfrascado en decir que se debe regresar a la presencialidad en un cien por ciento de aforo, sin importar que muchos estudiantes no tengan, por lo menos, la primera dosis. Tampoco, ha tenido en cuenta las condiciones de infraestructura y servicios de muchas instituciones urbanas y sobre todo las rurales. Como tampoco ha tomado en consideración las manifestaciones de personalidad de los estudiantes; las cuales, son incontrolables por parte de los docentes.
Quien está con 40 alumnos en un salón, es quien sabe cómo actúan. Además, en las aulas promedio que tienen los colegios de Colombia no se puede guardar la distancia que requieren las normas de bioseguridad. Asimismo, el gobierno nacional y territorial han dejado la responsabilidad de lo malo que pueda suceder en los rectores. Es decir, asumen la actitud de Poncio Pilatos.
Por todas estas y otras razones, creo que este año es el propicio para poner en práctica la alternancia.