Luis Carlos Sarmiento*

Todos los colombianos debemos sentirnos orgullosos de que el conglomerado financiero más importante de nuestro país, el Grupo Aval, haya entrado a la Bolsa de Valores de Nueva York. Esta operación no sólo cumple uno de los deseos de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más rico de Colombia, sino que ha dejado en alto nuestro nombre en la plaza bursátil más importante del mundo.

Según informó la empresa, se colocaron un poco más de 1,8 millones de acciones preferenciales que le representaron a Aval un recaudo de US$1.265 millones de dólares, US$165 millones adicionales a lo proyectado. Esto convirtió a la colocación de Aval en la más grande que haya realizado una empresa latina en esa Bolsa durante el año 2014.

A través de esta operación, además de muchas otras que han posicionado al Grupo en el mundo, los colombianos hemos asistido a una clase magistral de un hombre hecho a pulso que nos mostró cómo se crea, consolida y se maneja un gran conglomerado dentro del marco de la ley y la formalidad.

Desde sus inicios como constructor, hasta su salto a las esferas más altas de las finanzas globales, Sarmiento Angulo siempre ha contribuido a nuestro desarrollo. El grupo Aval pagó en 2013 más de $37.700 millones de pesos en impuestos (del total del impuesto de renta recaudado por la nación, Aval contribuyó con más del 3%), además de que uno de cada 50 bogotanos habita una vivienda construida por él.

Como si fuera poco, Sarmiento patrocina la iglesia del 20 de Julio, apadrina estudiantes a través de Colfuturo (1.300 profesionales se han formado fuera del país en razón a sus aportes), donó US$ 9 millones de dólares para construir el edificio de Ciencia y Tecnología de la facultad de ingeniería de la Universidad Nacional (además de otras cuantiosas donaciones que ha hecho a varios hospitales), regaló 400 casas durante la pasada ola invernal y va a financiar casi un tercio de la inversión  que planea hacer el país en nuevas carreteras, es decir 5.400 millones de dólares (de un total de 17.000 millones que necesita el gobierno para sus programas).

Más recientemente, desde 2010, el Grupo Aval se ha dedicado a promover el acceso al crédito para la población de bajos recursos. La Corporación Microcrédito Aval, que es manejada por Luz Ángela Sarmiento Gutiérrez (hija del dueño), apoya actividades que normalmente no son financiadas de manera eficiente. Estos microcréditos se alejan de los préstamos gota a gota que desangran a los pobres y les abren la puerta a instituciones formales.

Pero Sarmiento no sólo ha favorecido a personas en estado de pobreza. A partir de fructíferos procesos de democratización ha compartido sus logros con la sociedad, tanto así que a 31 de diciembre de 2013 Aval contaba con más de 85 mil accionistas.

¿No son estos hechos muy alentadores para nosotros como país? Es evidente que el actuar de los directivos del Grupo Aval se encamina a fortalecer las actividades de los bancos e instituciones parte del conglomerado, lo que necesariamente repercute en solidez para nuestro sistema así como en seguridad para los usuarios.

Creo que es hora de reconocer que nuestra buena imagen en el extranjero no sólo se debe a Shakira o a Fernando Botero, quienes indudablemente son ejemplares. Sarmiento es también un colombiano internacional, que se construyó a si mismo con tesón e inteligencia y que, con su bajo perfil y su conjunción entre riqueza y filantropía, hoy nos lleva a escenarios globales que eran difíciles de imaginar para un pueblo en vías de desarrollo.

*By Yonatan Lds (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons.