Hace más de dos años la empresaria Mila Vargas se obsesionó con ayudar al pueblo de San Basilio de Palenque, en el departamento de Bolivar. Para cumplir ese objetivo, Mila montó Dulces Milagros, un local de dulces hechos por palenqueras cuyo mensaje es “comprar un dulce le regala una alegría a Palenque”. Aunque no ha sido fácil, hoy la satisfacción llena su cara. ¿Cuál es el trasfondo social de Dulces Milagros y cómo Mila apoya el mejoramiento social de ese pueblo, el primero libre de América? Aquí sus respuestas.
Jaime Posada: Mila, ¿Qué es Dulces Milagros?
Mila Vargas: Dulces Milagros es una joyería de dulces típicos que abrimos hace poco. En ella vendemos dulces bien empacados y de alta calidad que produce un grupo de mujeres en Palenque. Con mi ayuda las palenqueras montaron una empresa propia, Alegrías de Palenque, y se convirtieron en mis proveedoras.
JP: ¿Por qué San Basilio de Palenque?
MV: Llegué allá con la ayuda de una amiga que trabaja en la gobernación y fue ella la que me presentó al grupo de palenqueras que ha impulsado el proyecto. Cuando me encontré con el pueblo casi me muero. Es un lugar muy pobre, con problemas de sanidad, de energía y gran atraso tecnológico. No hay agua salvo unas horas al día y la sociedad está políticamente dividida a pesar de ser una población pequeña. Palenque está en una región muy rica, pues hay producción agrícola e industria de hidrocarburos, pero la plata no se ve.
JP: Antes de que tú llegaras ¿qué había en Palenque?
MV: Había mujeres muy trabajadoras, pero que no tenían no tenían control de costos ni procesos de producción establecidos; eran señoras que debían salir del pueblo por semanas y hasta meses para vender el producido en ciudades aledañas, principalmente en Cartagena, lo que las obligaba muchas veces a dejar a sus hijos solos. Ahí fue donde decidí actuar, había que ayudarles a estas mujeres a traer su sustento sin alejarse de sus familias.
JP: ¿Cómo empieza el proyecto?
MV: Al principio no sabíamos bien cómo hacerlo, sobre todo porque generar la confianza necesaria no fue fácil. Por ejemplo, recién arrancamos inventaron que yo estaba financiada por políticos o por la industria azucarera. Todo era mentira y para protegerme frené todo por casi dos años.
JP: ¿Cómo se retoma Dulces Milagros y cómo se lleva a cabo?
MV: Las mismas palenqueras me pidieron que lo retomaramos. Luego de mucho pensar, y para evitar los problemas que ya habíamos atravesado, les propuse que montaran una empresa de dulces típicos y que fueran mis proveedoras y así se hizo. Con mi ayuda las mujeres montaron su negocio (Alegrías de Palenque) y empezaron a venderme. Este esquema es el único que realmente les ayuda a surgir por sí mismas y que les permite encontrar un modo de mejorar sus vidas a través del trabajo. La empresa ha motivado a las mujeres a estudiar y a capacitarse mientras producen.
JP: ¿En qué ha consistido el apoyo a las palenqueras?
MV: Les ayudé a montar la cocina en donde se hacen las cocadas de una forma estandarizada y limpia, lo que genera un producto de calidad. Se tecnificó el proceso, pero bajo la garantía de que no se pierde la esencia, pues los dulce siguen siendo preparados a mano, bajo las recetas ancestrales. Además logramos fusionar sabores para innovar en los dulces, lo que las hace más competitivas. Ahora, aparte de los productos tradicionales también hay cocadas de leche condensada con almendra, de coco con ginebra, de crema de whisky con café y panela, entre otras.
JP: ¿Cómo ha impactado esta iniciativa a Palenque?
MV: El negocio de las palenqueras ahora tiene un local por el que pagan arriendo y son juiciosas en el pago del préstamo que recibieron para construir la cocina. Han aprendido a atender a turistas que ya tienen dónde comprar y esperamos que con el tiempo también se pueda montar un restaurante, pues ellas cocinan espectacular. En lo que se refiere a producción, se pasó de vender diez cocadas al día a producir alrededor de 2.000. Y en lo que respecta al recurso humano, las mujeres ya saben costear, producir, porcionar, almacenar y transportar con estándares. Ninguna de ellas había producido más de 5.000 cocadas en una semana y ahora no sólo las producen sino que las venden a un precio justo.
JP: ¿Dulces Milagros va a dar utilidad?
MV: Dulces Milagros seguramente será rentable, pero el objetivo no es producir plata. El objetivo es que las palenqueras tengan más ingresos y que tengan baños con inodoros y no con letrinas. Que tengan piso en sus cocinas y que sus familias no vivan hacinadas. Hay que aportar para dignificarlos a todos. Lo más fácil hubiera sido contratar a dos mujeres, pagarles bien y llevarlas a Cartagena, pero eso no ayudaría a los demás. Hay muchas familias y niños que merecen vivir mejor.
JP: ¿Qué muestra la imagen de Dulces Milagros?
MV: Desde el momento cero la tenía pensada como una fusión de negros y blancos que nos complementamos para vivir mejor todos. Es una imagen que me hace sentir orgullosa por aparecer al lado de dos palenqueras.
JP: ¿Has tenido problemas en el mercado por la apertura de Dulces Milagros?
MV: Aún no y esperamos no tenerlos. Este no es un negocio en el que alguien se enriquece sino que en el fondo es un proyecto social de muchas familias en Palenque.
JP: ¿Qué viene para Dulces Milagros?
MV: Lo primordial es hacer crecer el negocio para poder emplear a más gente en Palenque, porque entre más personas vinculemos, más ayudamos. Para eso, el primer paso será traer las cocadas a Mila Bogotá, que abriremos en noviembre. En todo caso la meta a largo plazo es introducir estas cocadas en vuelos internacionales, en eventos de la cancillería y en el exterior para que sean conocidas en todo el mundo. Mi idea es que así como en París están los macarrones de Ladurée, aquí van a estar las cocadas de Dulces Milagros, hechas por palenqueras en Palenque.
@JaimeLuisPosada