Es absolutamente desafortunado el editorial del periódico El Espectador de este viernes 29 de abril titulado «Que hablen las mujeres, y no en voz baja» en el que realiza una babosa defensa de La Pulla, una de sus youtubers. Según el medio, a quienes no nos gusta el tono de esta mujer apasionada somos unos misóginos, discriminadores, prejuiciosos, machistas, groseros, y apoyamos la desigualdad de género.

Y sin embargo nada de eso es cierto. El rosario de falacias que utiliza El Espectador para plantear un debate con una connotación sexista que no tiene es tramposo y manipulador y genera un conflicto que no existe.

A quienes no nos gusta La Pulla no nos importa que sea mujer. Podría ser un hombre e igual estaríamos frente aun personaje prepotente y algo sobrado que, de forma valiente, se sienta delante de una cámara a opinar sobre temas de coyuntura acerca de los cuales vale la pena hacer un debate.

Que El Espectador no se equivoque. El problema no es que una mujer hable con pasión de un tema ni que lo haga en una forma no neutral (es bueno que quienes quieren generar opinión tengan una posición coherente). El problema es que hay gente a la que le gusta la indignación expresada con “sarcasmo o simplemente con mucha acidez” y hay otra a la que no. No es más. No es que “nos falte mucho camino para la igualdad”, es una simple cuestión de gustos.

Y tampoco es cierto que “son miles los hombres celebrados, precisamente, por utilizar esas estrategias retóricas” como las de La Pulla. O que nos digan a quién se refieren exactamente, porque no tengo más que un par en mente. Lanzar estas afirmaciones sin sustento, y plantear preguntas engañosas, siembra una cizaña peligrosa e innecesaria.

Algunos de los cuestionamientos que planteó el diario, y que no tienen ni pies ni cabeza fueron “¿cuál es el problema con que una mujer hable con pasión sobre un tema?» y «¿Por qué eso inhabilita el contenido de sus declaraciones?”. Y la respuesta es: no hay ningún problema con que una mujer hable con pasión sobre un tema, y no es verdad que eso inhabilite sus declaraciones.

¿No será más bien que La Pulla y su equipo de comunicación estratégica no han sido tan exitosos en vender su idea?

A mi mas bien me parece que El Espectador buscó darle un impulso publicitario a La Pulla a través de causar polémica con un editorial temerario que no plantea ninguna discusión real. Quizás lo videos de la youtuber sean un producto consentido del periódico pues, como se lee, tiene detrás unos “creadores” que “proponer argumentos fundamentados en investigaciones sólidas”, o puede ser que alguien tenga interés en lanzarla como una estrella de la opinión pública.

En cualquiera de los casos, y si realmente hubiera lugar a esta discusión acerca de si La Pulla no pega del todo por ser mujer o por sus maneras ante la cámara, parece que la respuesta no sólo es muy simple sino que ya está dada por el mismo texto del editorial: “buena parte de la reacción en redes sociales se refiere al tono de la presentadora”.