Una nueva modalidad de cocina que retoma elementos de la cocina gourmet y de las tendencias de la cocina fusión, ha aparecido en el vecino municipio de Soacha y ha ido extendiéndose rápidamente por los restaurantes de nuestra amada Bogotá. Hace algún tiempo me vi forzado a trabajar en Soacha (forzado por las condiciones de trabajo). En aquel tiempo tenía que desplazarme casi durante hora y media para llegar al trabajo y otro tanto para devolverme, lo cual implicaba mínimo 3 horas diarias de penoso transporte público cuando la insoportable autopista sur no proveía otra cosa; a mis largos y poco amenos recorridos, gracias a los cuales no llegaba sonriente al trabajo, había que sumarle la dificultad del almuerzo, mi opción más cercana era el centro comercial Unisur, pero razones de tipo económico no me permitían almorzar allí todos los días, por lo cual opte al poco tiempo por someter a mi almuerzo a mismos tortuosos recorridos diarios a los que ya me estaba acostumbrando.
El almuerzo en el centro comercial quedó como un pequeño lujo destinado a un día de la semana; así, la primera vez que decidí ir, pedí una bandeja paisa y cual fue mi sorpresa cuando descubrí que el chicharrón que había en mi plato era un vil chicharrón de paquete y no uno de 32 patas como estaba esperando, eso sin hablar de los ingredientes que faltaban y de la arepa empacada que aun conservaba el frío de la nevera que los fríjoles tibios no pudieron arrancar. Mala suerte, pensé, muy seguramente escogí mal el restaurante; a la semana siguiente fui a otro lugar y pedí un aceptable churrasco y observe con curiosidad que de otro restaurante servían una bandeja paisa con un extraño ingrediente: ¡Una papa sudada! Decidí empezar a frecuentar el lugar todos los días, obviamente con mi almuerzo casero, para observar lo que ocurría con el plato antioqueño. Nunca vi dos bandejas paisas iguales, siempre faltaba algo o sobraba algo como papa, yuca, mazorca y pedazos de carne asada. Como resultado de mi observación concluí que en Soacha existían una serie de ingredientes básicos que no podían faltar en la bandeja paisa: fríjol, arroz, plátano y huevo frito; el resto era totalmente aleatorio o tomaba formas distintas como la carne, que variaba su presentación, o era asada, molida o sudada; el resto de los ingredientes eran intermitentes o simplemente no existían. La gran conclusión de mi investigación fue que la variabilidad estaba directamente relacionada con el plato del día, al cual le sumaban el fríjol, la arepa fría y el chicharrón de paquete y la hacían pasar por una bandeja paisa. Luego de este terrible descubrimiento seguí llevando mi almuerzo de la casa y en las tardes disfrutaba una almojábana o una garulla en las cuales los soachunos son maestros, lo que no recomiendo es ir a Medellín o a Envigado a comer garullas porque estoy seguro que pueden aparecer rellenas de chicharrón, aguacate o frijoles, de todas maneras es mejor informarse y preguntar cual es la especialidad de la casa.

Don Beto