¡Los carroñeros están de fiesta! Una nueva víctima, o mejor 11 nuevas víctimas, encarnan una inesperada tragedia de la cual esta jauría desalmada se ha servido un banquete del más vil amarillismo que, desafortunadamente, ha invadido nuestros pobres noticieros de televisión (salvo muy contadas excepciones).

Desafortunadamente la realidad de nuestro país y su diario acontecer generan un caldo de cultivo que propicia el constante acecho de estos despreciables carroñeros a la caza de la situación más desafortunada. El modus operandi es bastante sencillo: basta ubicar una victima y hurgar en su herida hasta lograr una lágrima frente a la cámara, luego, si la tragedia lo permite, lograr varias notas, incluso si es necesario, montar una campaña que permita recoger fondos y así poder pasar notas durante un buen tiempo, vale la pena anotar que muchas veces el que organiza la colecta, brilla por su ausencia en los aportes.

Su último festín comenzó el jueves, a causa del difícil momento que atraviesa el país debido al secuestro y posterior asesinato de los diputados de la asamblea del Valle. El horrible drama ha servido para el deleite de esta despreciable plaga. Vicky Dávila, Claudia Gurisatti, Maria Lucía Fernández y el morboso Jorge Alfredo Vargas son sólo unos de los ejemplares más reconocidos de esta especie cuyo líder (Rey de los Gallinazos), es el reconocido Yamid Amat.

Lejos de mostrar al país un análisis de la situación, un buen manejo de fuentes o por lo menos una investigación seria, se limitan a mostrar el drama de las familias. Lo visto en los noticieros durante estos últimos días es detestable, es una falta de sensibilidad y de respeto hacia familias que han sufrido durante años las crueldades del secuestro y que ahora deben afrontar el homicidio de sus familiares; por si fuera poco, a este sufrimiento tienen que sumarle estos molestos buitres metidos en sus casas mostrando la intimidad del dolor y buscando cualquier carta, foto, prenda o detalle que conmueva al doliente y desnude su dolor ante la cámara.

Preguntas cínicas como ¿Con quien jugaran estos niños los domingos en el parque? o ¿Como se siente en este momento?, carecen de sentido en un momento tan crítico para el país como este que estamos atravesando, pero mientras la tragedia tenga algo de dolor que explotar vamos a tenerlos atormentando a las familias de las victimas durante un buen tiempo, ya que faltan episodios tan dramáticos como la entrega de los cadáveres y el devenir de los otros cientos de compatriotas y extranjeros agobiados por el calvario del secuestro.

Mientras tanto, salvo que no haya alguna tragedia, buscaran informes vacíos e insustanciales como la aparición de fantasmas o de ovnis, o echarán mano de los atracos captados por cámaras ocultas, o rellenarán los informativos con notas deportivas o de farándula durante mas de seis horas al día, tal como ocurrió durante la semana anterior a esta nefasta noticia. Al momento de otra desgracia y como ocurrió desde el jueves, desempolvaran sus trajes negros (no por luto sino porque negros son los zopilotes) y se trasladaran al lugar de la nueva tragedia para deleitarse, cuando esto suceda pondrán un tono solemne en la presentación de la nota pero cuando pasen a la farándula volverán las risitas y bromas estúpidas que, me imagino, buscan un falsa informalidad (es patético en Vicky Dávila).

Luego de que termina el noticiero, estos oscuros personajes se posan en sus cuarteles a la espera de nuevas víctimas, aunque algunos pueden saciar sus ganas de amarillismo en otros programas, como es el caso de Jorge Alfredo Vargas, quien suele calmar sus ansias de dolor, esta vez no con las afligidas víctimas del conflicto, sino con un puñado de personas dispuestas a vender su intimidad a cambio de unos pesos, que dicho sea de paso, muy pocos han logrado ganar.

Para finalizar y a modo de reflexión, me pregunto hasta qué punto los televidentes somos culpables y permitimos esta situación; hasta qué punto nuestra falta de sensibilidad nos permite pasar de una masacre a una novela o a un partido de poca trascendencia en cuestión de minutos. Sólo espero que algún día logremos entender que toda esta situación de violencia es con nosotros y no un problema del pobre infeliz de turno.

                                                                                                                                           DON BETO