En un acto desesperado cuyo fin era encontrar un documento refundido desde hace años, he hallado un invaluable tesoro que me dispongo a entregar en comodato al Archivo General de la Nación (ANH); se trata nada más y nada menos que de casi un centenar de extractos de mi tarjeta de crédito, a partir de los cuales pude hacer algunas inferencias que me dispongo a narrarles

1996 – 2002
En esta época accedí al mundo crediticio, me encontraba en la universidad y tuve la oportunidad de obtener una tarjeta “U” con un modesto cupo, mediante la inapelable sentencia de “amparada” la cual no es más que la legalización de la irresponsabilidad derivada de la incapacidad monetaria,
• Tower records o libreria Lernner : un cd o un librito mensual era bastante factible, a esta práctica le debo una modesta colección, único recuerdo material de esta época.
• Cine Colombia: generalmente las idas a cine eran preferiblemente a centros mas cómodos como el MamBo, la Cinemateca o la Calle del Agrado, pero cuando atacaba la estrechez y era necesario hacer una invitación, tocaba echar mano de la tarjeta y acudir a estos teatros, eso sí, solo la boleta porque no hay tarjeta que pague lo que cuesta un perro caliente adentro.
• Hamburguesas del Corral: bajo una premisa similar a la del cine, cuando el hambre atacaba y el bolsillo no respondía, había que sacar la bendita tarjeta. Lo malo es que no todos los restaurantes la reciben, así que tocaba entrar a los sitios más caros, lo cual descartaba de su aparición en el extracto las picadas, los piquetes, tamales, caldos, pelangas y demás delicias ajenas al mundo plástico.
• -Inversiones Muñoz: o Pérez o Galvis, en fin la idea era no relacionar el nombre con ningún producto por aquello de la discreción que gozan los clientes de estos establecimientos que muchos hemos registrado en nuestra historia crediticia con el fin de encontrar un ambiente para actos más privados. Los dueños de estos establecimientos han decidido brindar nombres discretos casi siempre asociados a algún apellido (cosa que se les agradece), el resto quedaba en las manos del tarjetahabiente, por lo menos asegurarse de que la tarjeta tuviera un cupo suficiente incluso para el refrigerante (así registran las bebidas en estos sitios), no contemplado pero tan oportuno…
• Avances: los que registro para la época son de poco valor, por lo general del mínimo permitido ya que tenían la misión de cubrir las vacas de las fiestas de la universidad; era una mala idea irse a tomar con los amigos y la tarjeta de crédito. Podía resultar pagando unas cuentas estruendosas, así que lo mejor era asegurarse un avance de 10.000 cambiarlo por suelto y aportar 2.000 pesitos que garantizaran participar de la vaquita.

2002 – 2005
El camino continua con mis primeros años de profesional, cuando luego de un intercambio de correspondencia logré que no se cobrara cuota de manejo por ser universitario y/o menor de 26 años (lo cual no era cierto en ninguno de los dos casos), así logre sobrevivir con el cupo de avances para obligaciones tan dignas como pasajes u hojas de vida; lógicamente los fines de mes eran un martirio total ya que en varias ocasiones los amparadores resultaban financiando la tarjeta.

• Panamericana: Y aquí comienza Cristo a padecer; la cuestión ya no era de deleite sino de supervivencia. En esta época el titulo profesional solo sirve para sentir vergüenza por pedirle dinero a los papás, entonces toca echar mano de esa vieja amiga par solventar los gastos de la elaboración de hojas de vida: un kit de kimberly diferido a 12 meses ¡por dios, que pobreza!
• Foto Japón: las fotos tipo documento son un mal necesario y obviamente tocaba tomarse el famoso estudio del cual conservo algunos desastrosos tamaño jumbo embutidos en unos desastrosos marcos de plástico rojos sellados con un gato de la suerte que nunca funcionó.
• Avances: también de un valor mínimo para cubrir los pasajes, la remontada de los zapatos, pasado judicial, sobres de manila, pega stick, y demás carajadas que no le pueden faltar a un profesional recién graduado, además los avances cubrían a veces la mismísima cuota del mes lo cual se convertía en un asfixiante círculo vicioso.
• Tecnología: no se porque cuando uno no tiene trabajo cree que es por carecer de tecnología, en fin yo también lo creí y me desvele muchas noches por la preocupación de tener un disco duro pequeño o un modem incapaz de aguantar cataratas de información, así que apoyado en mi tarjeta (todavía “U”) y mis magros ingresos actualice el computador a un precio escandaloso al punto que al terminar de pagar la ultima cuota de aquel acto demencial ya había actualizado el equipo tres veces.

2005 – cobro jurídico
El ultimo periodo o de profesional independiente se caracteriza por ser el de mayores obligaciones gracias a las cuales he tomado un ineludible camino similar al del cementerio bajo la forma de “Data crédito”, eso gracias a la facilidad con que le ofrecen a uno tarjetas amparadas, sin cuota de manejo , de Codensa, de Falabella, del supermercado etc. etc, …
• Carrefour: No es tan chevere como dicen; en este periodo que parece durar el resto de mis días es en el que uno adquiere a precios elevadísimos una serie de objetos que en su vida pensó comprar, como una nevera, baldes, elementos de aseo, baterías de cocina, y demás cosas que no eran mi responsabilidad. Los cds de tower o libros de la lerner fueron remplazados por copias de dudosa calidad.
• Droguerías Colsubsidio: No es que no sean importantes lo que pasa es que no creí necesitar adquirir vacunas contra el neumococo, el rotavirus pañales de diferentes etapas, cremas para esto y cremas para lo otro, hay que ver los precios.
• Pepe Ganga: Al mejor estilo medieval me he convertido en un lacayo de la aristocracia; no se trata de la casa de Austria ni de los Borbón, se trata de la tiranía de Mattel y otras que me han sometido a la inacabable compra de princesas y una cantidad infinita de accesorios. Debemos reunirnos y pasar a la guillotina a esta advenediza realeza.
• Brissa: Para el ojo mal entrenado es el almacén mas aburrido del mundo, y para el bien entrenado también. Almohadas edredones, tapetes y demás elementos tienen el don de sumar por la sencilla razón de que una vez adquirido un articulo, por pequeño que sea, hay que adquirir toda la decoración que hace juego.

No se que vaya aparecer en el futuro, mis perspectivas conducen a que antes de que termine la primera década de esta centuria estaré reportado en una central de riesgo, en caso de salvarme estaré en un préstamo inmobiliario o declarando renta o alguno de esos arbitrarios e injustos compromisos que no podemos evadir, de todas maneras no es tarde para comprarse un marranito y comprar las cositas despacito.

De parte de un endeudado amigo:

DON BETO

PD: Vuelve Lo que yo se de Bogotá, espero no me hayan olvidado