María tenía muchas expectativas sobre la reacción de José; por si fuera poco, se había sentido muy mal y tenia la certeza de que estaba embarazada. Isabel y Zacarías preparaban una modesta bienvenida al próximo padre y futuro millonario; era un momento de supremo regocijo, por fin una vida marcada por el sufrimiento y a las privaciones rendiría su fruto.

 

Mientras tanto José, quien ignoraba los acontecimientos que le iban a dar un giro a su vida arribaba a casa de la prima de María y de su amigo Zacarias. Venía cargado de noticias pues en el pueblo todo estaba revolucionado debido a que, como en un episodio Bíblico, se estaba anunciando la caída de las pirámides.

 

Luego de descansar y reponer fuerzas, José se dispuso a departir al calor de unas aguiluchas con Zacarías, luego de dos merecidos sorbos y por poner tema de conversación comentó: Qué mano de estafados con el cuento del Ángel (Daniel)…… Zacarías cuya piel se torno de un color verdusco por causa de la noticia, acabó de un solo sorbo su cerveza y procedió a destapar otra, José quien se percató de la nerviosa reacción de su amigo le increpó: No me diga que usted………..

 

Zacarías se apresuró a interrumpir al inocente José y le dijo: yo no…se trata de Maria! y ahí empezó a contarle todo.  Tal como si se tratara de una transfusión sanguínea, a medida que Zacarías le contaba los pormenores, recobraba los colores que iba perdiendo José quien en ese momento estaba tratando de hacer uso de su mayor virtud: La paciencia.

 

Del nuevo procurador y sus seguidores:

            Líbranos Señor (las veces que sea necesario)

Chuchito Lindo:

            Sácame de este atolladero (siete veces) 

 

Aspiraciones (si las hay)

Ven, ven, ven, ven a putumayo David ven ven

No tardes tanto, David ven ven (bis)

 

¡DMG sagrada del mechudo alto

presentaste al orbe tus bonitos carros!

Afamadísimo David que has sido llamado

desde negociante hasta mercenario

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

 

Llave de David que abre al desempleado

las cerradas puertas de un ingreso magno.

Sálvanos ¡oh! David con las tarjeticas

de este desempleo, que está muy berraco.