Hola próstata:
Sabes… es muy difícil encontrar palabras para hablar contigo después de más de treinta años de indiferencia, como ya debes saber, estoy entradito en la tercera década y en tan solo unos añitos debemos enfrentar nuestro primer examen juntos; para cuando ese momento llegue, es mi deseo que nuestra relación sea más estrecha (lo necesario), para ello quiero limar asperezas contigo y empezar a enterarme un poco más de tus asuntos. En primer lugar quiero disculparme por no haberme preocupado jamás por saber exactamente donde habitas; por un lado sé que te ubicas cerca a mis partes nobles pero por otra parte he escuchado que se accede más fácilmente a tí por el recto, así que debes quedar por donde algunas personas (Guaches) llaman el nies «ni es lo uno ni es lo otro»; de la misma forma me disculpo por darte el mismo trato del duodeno y el páncreas a quienes tampoco soy capaz de ubicar (espero hablar con ellos muy pronto).
Tampoco se bien a que te dedicas, he escuchado que tienes que ver con «escurrir la esponja», pero también con otros actos íntimos de carácter sexual, así que conociendo tu importancia es primordial comenzar a darte el trato que mereces; por lo pronto voy a moderar la ingesta de bebidas como la cerveza (para aligerarte el trabajo), en cuanto a la actividad sexual creo no haber abusado (que quede entre los dos). Espero que esta confesión no de pie a sabotajes, claro que estoy seguro que al igual que yo, guardas excelentes recuerdos y por eso estoy en procura de seguir brindándotelos.
Puntualizando en nuestro asunto, he hecho averiguaciones sobre el examen, es paradójico que un órgano que forma parte esencial de la actividad sexual tenga que ser examinado a cambio de la honra de un hombre. Para muchos (me incluyo), la perdida de la virginidad rectal en una situación totalmente antierotica en la cual un medico con su guante de látex (otra ironia) emprende la dolorosa búsqueda, sin haber brindado a su paciente un traguito o un simple te quiero.
También me entere de los síntomas y consecuencias si te llegas a poner mal y créeme el examen no es nada a lo que se debe sentir orinar sangre, así que desde hoy vas a recibir mi consentimiento y mi atención (sin caricias) procurando tener un buen ocaso en el que pueda miccionar con tranquilidad, de una manera placentera (casi orgásmica).
No siendo más quedo pendiente para el examen y por favor evita manifestarte.
DON BETO