Indignación, dolor, traición y desolación, son los sentimientos que se apoderaron de la casta «Tocarruncho»  al descubrir que una de los los suyos «Natalia Marlene» decidió en forma grosera e inconsulta cambiarse su apellido por los pomposos  » Springer Von Schwarzenberg«. Diversas hipótesis se han lanzado sobre las razones del cambio, la primera fue la extension del apellido, sin embargo fue rápidamente descartada ya que los apellidos alemanes que adoptó sobrepasan con facilidad  el numero de silabas del apellido original.

La otra hipótesis y la más dolorosa, es el arribismo que aun persiste en los colombianos… no es que esté en favor de lo hecho por Natalia Marlene, pero reflexionemos: si se hubiera presentado ante los medios y ante las instituciones que le dieron los contratos como Natalia Marlene Tocarruncho, difícilmente, hubiera alcanzado a tener un espacio radial, una columna en un prestigioso diario y muchos contratos de asesoramiento, a lo sumo la hubieran contratado como reportera en un periódico comunitario y carecería de toda la autoridad y sapiencia que le significaba el » Springer Von Schwarzenberg».

Lo desafortunado es que no es una situación banal, las copiosas declaraciones que dio el fiscal Montealegre en diversas emisoras tocaron en detalle el punto del cambio de apellidos y la omisión  del horroroso «Marlene»,  al escuchar la absurda discusión en los medios queda la impresión de que más allá de los contratos,  se le cuestionaba a la politóloga por haber ocultado sus apellidos y haber engañado a todo el mundo.

Desafortunadamente,  este país aun sigue viendo lo indígena como algo indigno,  sucio, y cuya marca mancha a las personas , porque para los colombianos seguirá siendo mejor tener un apellido claramente Español o mejor aun algún apellido extranjero que fije sus raíces en Europa y no en esta esquina del continente, y en el caso de Natalia poner distancia con los petronímicos Muiscas que lleva en su apellido y para su desgracia en su sangre.

Yo no soy Tocarruncho, pero no lo descarto, y aunque llevo un apellido poco pomposo no le veo ningún problema en llevarlo,  ojala algún día el país valore y realce a sus orígenes y no lo digo solo por los tocarruncho, lo digo por los: Fontecha,  Tibocha,  Tibaque,  Piracoca,  Quemba,  Yanquén,  Tibatá,  Soaquira,  Zaquencipá, Soracipa, Piraquive (pastores y no pastores), Guacaneme,  Tunjo,  Chiguazuque,  Neuta, Fitatá,  Fontiba,  Chía,  Tibacuy,  Tiguaque,  Chipatecua,  Quinchanegua,  Yopasá,  Nivia,  Niviayo,  Botiva,  Caita,  Cajicá,  Cusaria,  Gantiba,  Neuta,  Quinche,  Ubaque, y  Umba y porque no los Roncancio entre otros.

Para los que digan que aquí no hay arribismo y que no se vive de los apellidos por favor recuérdeme un presidente, un gerente, un ministro, un alcalde, congresista o tan siquiera un pinche periodista o columnista que hubiera llevado uno de los anteriores apellidos.

Por eso aprovecho la situación para gritarle al país #yosoytocarruncho y mi apellido no es menos ni necesito cambiarlo!!!! Natalia Marlene ya vera como sale de sus líos, pero lo que nunca le perdonará este malogrado país  es haberse valido de apellidos extranjeros para escalar en esta decadente sociedad.

 

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