La zona, así le dicen los vecinos del Espacio Territorial para la Capacitación y Reincorporación de Icononzo (ETCR), a un lugar que empezó hace menos de dos años con unos cuantos cambuches y que hoy en día es como muchos lo denominan: «un pueblo en el pueblo».
El ETCR de La Fila ubicado en Icononzo (Tolima) es una pequeña muestra de lo que se logró con el Acuerdo de Paz. Es una oportunidad de transformación social que parece poco importarle a este Gobierno. La indiferencia de este mandato pone en riesgo la vida y el futuro de una generación que ha preferido apostarle al perdón y la reconciliación.
Pero más allá de hacer de este post un paredón de quejas, quiero contarles el proceso de los excombatientes después de toda una vida en guerra.
La primera impresión cuando se llega a La zona es que en lo que más insisten es en su voluntad de cambio, en la necesidad de desarrollar proyectos productivos que no excluyen para nada su espíritu comunitario reflejado en sus actividades económicas, que además las han fundado en tres cooperativas (agropecuaria, manufactura y turismo). De éstas tres han logrado con éxito vender la cerveza artesanal La Roja que en un lanzamiento inesperado los puso a producir más de cinco mil botellas en menos de un mes. Además cuentan con el apoyo incondicional de los icononzunos que en la cabecera municipal venden sus productos por medio de la economía solidaria, que les permite avanzar en autogestión y así no depender siempre del Estado.
Son 243 adultos, 14 niños y 3 que están por nacer, que viven en tres barrios llamados: 22 de septiembre, 27 de mayo, José María Carbonell y Brisas de Paz. Cuentan con 320 alojamientos, Área de Salud, 2 Bodegas, 4 Áreas de Administración, Recepción, 4 Cocinas, 4 Comedores, Auditorio, 4 Aulas, Biblioteca y Guardería. Los niños asisten a clases (a pie, porque el transporte que debía aportar la Gobernación del Tolima nunca llegó) en el Colegio La Fila, donde nadie los discrimina por su origen y al contrario continúan aprendiendo de lo que sus papás les enseñan en La zona.
No ha sido nada sencillo…
Este proceso de reincorporación no ha sido fácil y así lo señala Alirio Arango, líder del ETCR La Fila: «la guerra no era fácil, la paz tampoco, ¿por qué ahora frente a la paz y a los primeros obstáculos tendríamos que desistir?» . Y en eso quiero hacer énfasis, ellos están comprometidos en no regresar a las armas, es más, ninguno de ellos se viste con camuflado. Están en la vida civil desde que se firmó el Acuerdo de Paz y su lucha por una nueva Colombia se destaca desde la perseverancia sembrando semillas de paz que como dice Alirio, “darán frutos fuertes, duros, conquistados milímetro a milímetro con las uñas”.
Queremos otro país y ellos ya dieron el paso. No tiene nada de malo, y al contrario es muy positivo, que desde la sociedad aportemos a la implementación de los acuerdos de paz. Por supuesto, mi invitación a través de estas letras es a que desde lo que sabemos y desde lo que tenemos, ayudemos a seguir sembrando esperanza y paz a un país que no quiere retornar al conflicto armado que nos costó más de 200 mil muertos. Así que por ahora, con la Fundación Jornal estamos trabajando en el fortalecimiento de la Biblioteca del ETCR de Icononzo (en la que pensamos su nombre) organizando los libros que en un principio se donaron, en un diseño incluyente para pintar su fachada y en la búsqueda de lecturas, juguetes y material didáctico para los más pequeños. Si quiere ayudarnos, escríbanos a fundacionjornal@gmail.com
(Agradecimientos especiales a Valentina, Carlos, Alirio y Gustavo).
@Lore_Castaneda