Los sueños son como un estanque cristalino. A través de sus aguas transparentes se puede ver con nitidez todo lo que hay en el fondo. Asimismo, las imágenes de un sueño muchas veces transparentan de manera diáfana el interior de las personas. No es necesario que esas imágenes sean explícitas y representen escenas de hechos ocurridos en el pasado. Tampoco que en ellas aparezcan personas identificables. Ustedes saben que la regla general en este sentido nos enseña que las imágenes de los sueños no son lo que parecen ser. Por esa razón algunas personas se sorprenden cuando se enteran que un sueño suyo en apariencia intrascendente dejó al descubierto acciones propias guardadas en secreto.
El sueño que saca a flote un secreto personal generalmente está impulsado por un sentimiento de culpa, un profundo remordimiento o un dolor interior. En ocasiones ese sueño se convierte en una pesadilla que se repite muchas veces y es causa de una enorme desazón. Inclusive, en ciertos casos la tensión puede llevar a la persona al extremo de no querer dormir para evitar el sufrimiento que le produce soñar.
Los hechos que emergen de esta forma son, generalmente, abortos, infidelidades, incestos, hijos extramatrimoniales cuya existencia ignora la pareja, violaciones, hurtos y otros por el estilo. Cuando los sueños que los revelan se vuelven repetitivos, es probable que el secreto esté a punto de descubrirse. La persona misma puede estar decidida a contárselo a alguien muy cercano o, si el suceso ocurrió mucho tiempo atrás y dejó una víctima, ésta resolvió no seguir callada y denunciar todo lo ocurrido.    
Cuando he descubierto en los sueños de alguien que me consulta una situación reveladora de un secreto, mi consejo es que lo cuente directamente y no espere a que lo haga un tercero (algunas veces con el propósito de ayudar y otras con la intención de causar daño). Hablar del tema con sinceridad, sin temor, asumir la responsabilidad, procesar el dolor, constituyen la mejor manera de expiar la culpa y aceptar el perdón propio (particularmente en el caso de los abortos) y el de Dios. También es el momento para perdonar a quien  ocasionó un daño aunque se estime irreparable por sus consecuencias (violaciones, incesto).
Es determinante reconocer en estos casos que Dios está brindando una oportunidad para desahogar una sensación de asfixia emocional y recuperar la paz interior.
No es cómodo para mí interpretar estos sueños y transmitir el mensaje que contienen. Cuando me los han contado al aire durante un programa en vivo de televisión o radio, procuro no dar una respuesta que escuche la audiencia. Es mi costumbre decirle a la persona que le respondo de manera privada ya sea que me llame después del programa o por una línea interna durante una pausa comercial. Estimo que el respeto que merece la intimidad de cada ser humano exige de mi parte prudencia y reserva para guardar la confidencialidad de los secretos personales.
La reacción instintiva de algunas personas, al escuchar de mis labios el mensaje de un sueño de esta índole, es el rechazo de mis palabras. Se avergüenzan porque no estaban preparadas para reconocer una verdad que les cae de golpe como un balde de agua fría. Se sienten desenmascaradas. No es un momento cómodo para ellas ni para mí. Debo confesar que yo misma, al principio, sentía cierta aprensión para decir lo que veía en las imágenes de esos sueños. Temía estar equivocada. Sin embargo, reconocí que mi deber era expresar sin reticencias la realidad que quedaba al descubierto. No podía negarla. Sin embargo en todos los casos el mismo soñador, pasada la primera impresión y luego de admitir que no tiene objeto negar la pesada carga que lleva por dentro, resuelve aceptar la veracidad del mensaje. Dios no se equivoca. Yo simplemente soy un canal que transmite una información. No formulo conjeturas, suposiciones o hipótesis. Por eso me gusta aclarar que el ejercicio de mi don no está supeditado a la consulta de textos ni de otros términos de referencia. Tampoco elaboro razonamientos deductivos. Sencillamente en mi cerebro se forman imágenes que «traducen» lo que está pasando en la vida del soñador. Esa es la información que le transmito y hasta ahora, gracias a Dios, siempre he dicho la verdad.
Una anécdota que recuerdo mucho relacionada con esta clase de sueños me sucedió con una mujer de edad madura. Después que me contó lo que había soñado le dije «usted se acuesta con su hijo de 14 años». Al escuchar mis palabras la señora estalló en cólera y me dijo muy airada que eso no era cierto. Yo le agregué que eso era lo que mostraba su sueño pero el mensaje para ella era que el hijo estaba al borde del suicidio. Tenía mucho temor porque pensaba que su papá podía descubrir en cualquier momento lo que estaba pasando. Además, sentía una profunda vergüenza porque sabía que estaba incurriendo en un acto indebido. En ese instante la señora, bajando la cabeza, reconoció que era cierto que tenía relaciones sexuales con su hijo pero ignoraba que con ese proceder lo había colocado a las puertas del suicidio. Entonces se prometió a sí misma acabar con esa relación incestuosa. Espero que haya cumplido.  
A continuación algunos de los sueños de los lectores y sus respectivas respuestas:
MARIA:
«Quiero contarte mi sueño de hace unos pocos días, soñé que estaba en el cementerio con algunos miembros de mi familia y estaba el hueco en la tierra para el ataúd, había una rata amarilla que me perseguía por todo el lugar, yo corría y estaba muy alterada, además me escondía detrás de mis familiares pero la rata siempre estaba esperando para perseguirme, recuerdo que desperté y después en el sueño siguiente yo estaba muy angustiada y quería saber el significado de mi sueño, sentía la necesidad y se lo contaba a algunos amigos, seguidamente soñé que una señora en un hospital se iba a pasar por muerta y montaban toda la escena para que pasara por un cadáver.»
MARIA, te has equivocado en más de una ocasión en la elección de pareja, tus familiares te aconsejan en ese sentido pero no atiendes sus palabras, después les mientes haciéndoles creer que todo está bien. En este momento debes buscar el apoyo de tu familia para alejarte de tu nueva pareja. No esperes que te haga un daño irreversible.
SILVIA:
«Soñé que iba con mi esposo por una calle oscura con casas viejas y abandonas pintadas con graffitis. Mi esposo conducía el carro. Yo estaba a su lado. De pronto un hombre abrió la puerta del conductor y se lanzó sobre nosotros. Yo trataba de taparle la nariz para que no respirara pero dudaba si se lo estaba haciendo al tipo o a mi esposo. Cuando el tipo salió del carro, le pregunté a mi esposo qué le había robado. Él contestó: me robó mi hamburguesa. A los pocos días me soñé caminando por una calle estrecha, oscura y sola. Yo miraba a los lados, con mucho miedo pero no veía a nadie. Solo sentía temor.»
SILVIA, recapacita, está bien que quieras ayudar a un familiar cercano pero no al punto de arriesgar la estabilidad económica de tu hogar. Tu esposo no lo perdonaría y podrías perderlo. Además, todo se derrumbaría a tu alrededor. Dios te está enviando una advertencia de lo que puede sucederte si no reaccionas a tiempo.
LUZ:
«Soñé que estaba en el patio de mi casa y vi a mi hija lavando ropa, también vi cómo mi hijo muerto salía corriendo para que yo no lo viera, pero yo lo alcanzo, lo abrazo y me pongo a llorar junto con él. Sus lágrimas caían sobre mi rostro y me decía mamá tú sabes que yo me tengo que ir. Yo le respondí: si mijito, yo sé que te tienes que ir pero déjame que te abrace, en ese momento levanto la mirada y detrás de una puerta de vidrio veo a mi otro hijo (de crianza), que murió el mismo día, escondiéndose de mí para que yo no lo viera; Yo solamente alcancé a ver su rostro . ¿Que quiere decir esto señora Candy? ¿Qué significado tendrá que en todos los sueños que tengo con mi hijo siempre lo veo  vestido de blanco y es un niño de 10 años? Él tenía 16 cuando murió. Gracias.»
LUZ, debes comprender que tu hijo de crianza no es culpable de la muerte de su hermano y tu deber es perdonarlo; a tu hijo lo vas a ver cada vez más niño porque muy pronto va a cruzar el umbral para regresar nuevamente a tu grupo familiar. Déjalo partir.
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