Lo que iba a ser una sencilla charla en el Instituto Cervantes para lanzar una nueva edición de la biografía de Dasso Saldívar sobre García Marquez, ‘El viaje a la semilla’ y hacer un homenaje a dos años de su muerte se convirtió por obra y gracia de un comentario en un elocuente espectáculo mediático y político.

Foto: Victoria Puerta

En Madrid, en la sede principal del Instituto Cervantes, en colaboración con el Instituto Caro y Cuervo, con la presencia de su delegado en España, Martín Gómez, el expresidente de la Real Academia de la Lengua, Victor García de la Concha, presentó ante el público que llenaba el salón de actos y los innumerables periodistas de la totalidad de la prensa nacional, cadenas de radios y canales de televisión, a los protagonistas de la noche: sentados en cómodas poltronas en el centro del escenario el autor Dasso, Saldívar, el periodista Juan Cruz que hizo de moderador y el expresidente español Felipe González recientemente nacionalizado colombiano.

Foto: Victoria Puerta

«Se ha colado la política», pensé al ver la nube de reporteros gráficos formar una muralla que esperaba a Felipe González minutos antes de entrar a la sala. En su interior continúo el revuelo. Los selfis demandados fueron atendidos y después de un buen rato con todo el mundo ordenado en sus asientos comenzó el coloquio: centrado y feliz el autor Dasso Saldívar, a su lado el periodista Juan Cruz sin la gracia de otros días y Felipe González  con aspecto meláncolico, aferrado a su distancia, como en en el posado a la prensa, lo estuvo al libro.

Foto: Victoria Puerta

En la primera fila de la platea destacaban por su presencia la estrella de la velada, alto, guapo y de bonita sonrisa, Pedro Sánchez, candidato a presidente del Gobierno de España, junto a Micaela Navarro, diputada y presidenta del partido socialista; Meritxell Batet, diputada y al frente de la Secretaría de estudios y programas del partido socialista, Isabel Rodríguez García, diputada y adjunta a la Secretaría General del partido socialista. Era su primera aparición en un acto público dos días después de que Pablo Iglesias, Secretario General de Podemos, de forma desafortunada y grosera en el Parlamento de la nación y en sesión solemne lanzase la acusación al identificar a González con los GAL, al afirmar que “tiene el pasado manchado de cal viva”. El silencio del expresidente culminaría aquella tarde al responder ante la insistencia de la prensa con más ironía que rabia “No sé porque tiene esa carga de rabia y odio. Debería serenarse. El país necesita respuestas a los problemas de los ciudadanos y no necesita ni rabia ni odio”.

A medida que pasaba el tiempo, Felipe Gonzalez conseguía hacer olvidar todo aquello que no estuviera referido al Nobel, o a Colombia y afirmó “ Yo creo que Gabo fue sincero cuando dijo que si hubiera leído éste libro primero, no hubiera escrito su biografía”. Relató, además, la ilusión con la que recibía, García Márquez, el cambio de gobierno en Colombia: con todos los presidentes de su país mantuvo la esperanza de “ahora sí que vamos a conseguir la paz.Mucho tiempo Gabo fingió ignorar ‘El viaje a la semilla’. Pero lo poseyó de verdad después de que Gerald Martín le diera a leer los originales de su biografía en junio de 2008. Hacia mediados de agosto leyó ‘El viaje a la semilla’, con una avidez tan grande que no lo pudo dejar en tres días.

Dasso recuerda que estaba impactado viendo las noticias del accidente de Spanair que le costo la vida a 154 personas cuando sonó el teléfono. Eran las 19.20h. Al otro lado una voz dijo. Hola, soy Mónica, secretaria de Gabriel Garcia Márquez y quiere hablar con Dasso Saldivar.

Cuando empezó la conversación, relata Dasso, un emocionado García Márquez, agradeció el libro y me dijo que no sabía cómo lo había escrito, si solo se habían visto dos tardes.

Le conteste que lo había podido hacer después de veinte años de investigaciones y de hablar con todo el mundo.

Y el respondió: Sí, tuve noticia de tus asedios. Y continúa, qué bueno que lo hiciste porque es un libro perfecto. Más allá del mito, de las interpretaciones, de lo que la gente quiere ver, ese soy yo.

El autor tiene razón al sentirse satisfecho: es un libro compacto, se mantiene en torno a las seiscientas páginas de color blanco, tacto agradable, con suficiente opacidad y en fácil tamaño de tipo de letra, el papel es ecológico y la impresión de las fotografías en papel satinado consigue rejuvenecerlas al dotarlas de mayor luminosidad y detalle. No hay grandes añadidos pero pudo ajustar fechas, pulir algunas torpezas sintácticas y sobre todo incluir de nuevo el indice onomástico y el de obras, además de la foto hecha por Daniel Mordzinski. Contento y convencido de que escribir una biografía es cómo cargar la roca de Sisifo. Nunca se acaba. Es interminable, pues todo punto final es provisional y relativo.

Traducido a 15 idiomas, convertido en texto de cabecera para los estudiosos de Márquez, El viaje a la semilla, crece con el paso del tiempo porque su autor consiguió estructurar el retrato certero de un escritor y su tiempo. Esta reedición tuvo la fortuna de llegar al público en medio de una polémica menos ajena de lo que podría pensarse a simple vista porque Dasso en su texto estudia con punzante lucidez los horrores de la historia de la violencia en Colombia. Más que una biografía también es una radiografía de Colombia, pues como escribe William Ospina en el prólogo “La vida de García Márquez es un laberinto al que hay que reconstruir a través de guerras y de diásporas”, como la de España y Colombia y los hilos que han conducido la historia de dos naciones hermanadas por el Sagrado Corazón y una larga vida de enfrentamientos, secretos y luchas.