En colegios, centros culturales y cines de barrio de los 32 Departamentos que conforman el país, se realizarán 1.800 proyecciones de películas colombianas. Hoy, 18 de agosto en El Museo La Tertulia de Cali, se presenta “Gente de bien”, película del cineasta colombiano Franco Lolli que vive entre París y Bogotá y que ha tenido un importante recorrido por festivales. Cuando se presentó en el Festival de cine de San Sebastián, en el apartado Horizontes donde obtuvo una mención, accedió a charlar conmigo.
Aún cansado por el viaje, recién llegado a la ciudad donostiarra, apenas después de desayunarse, el realizador que sigue inquietando con su película; insobornable, humilde y generoso, cortésmente invita a mi ayudante en la cafetería del Kursal mientras entretiene la espera pues Benicio del Toro presentaba una película de ficción sobre Pablo Escobar.
Espero que «Gente de bien» obtenga todos los votos posibles en ésta Primera Semana del Cine Colombiano, pues es un cine valioso, un ejercicio de cine intimista que examina con precisión los conflictos de clase y el drama del desarraigo, aportando una visión necesaria a una sociedad que prefiere ignorar el grado de crueldad que puede desarrollar cuando se enfrenta “al otro” que no pertenece a su círculo social.
«Gente de bien» es una película pequeña, que costó menos de un millón de dólares y que sortea con solvencia el retrato de una sociedad a través de los ojos de un niño que vive el rechazo en un mundo luminoso y que decide volver a su mundo de oscuridades y desigualdad con la entereza con la que solo los niños pueden hacer. Me acerco nuevamente a Gente de Bien no para hacer crítica, ya se han encargado los especialistas, sino para recuperar ese instante de encuentro con un creador sorprendente y necesario.
¿Cómo valoras el momento que vive Colombia a partir de la ley del cine?
El tema es que hoy en Colombia se están produciendo muchas películas, estamos entre veinte y veinticinco películas al año y no hay todavía un mercado, no hay un público para estas películas y no se hace un trabajo ni desde lo público ni desde lo privado, especialmente no desde lo privado, el sector público se ocupa un poco mejor de eso, para lograr crear ese público, para habituar al espectador, para atraer a la gente a las salas.
Lo que está pasando es que nos estamos gastando muchísima plata en los estímulos del cine, que es lo que permite, gracias a la Ley que hubo hace diez años, que hoy en día se hagan películas, pero esas películas que cuestan entre setecientos y dos mil millones de pesos no las está yendo a ver nadie, no son rentables, entonces no se está creando una industria… El principio de la industria está empezando a nacer pero no se está logrando mantener económicamente viable mas allá de las subvenciones. Para las comedias que siempre han hecho plata no hacía falta la Ley del Cine. Todavía no hay gente que quiera ir a ver cine colombiano por una de las cosas que también es el cine, no solo entretenimiento sino representación de lo que es Colombia, y eso es lo más preocupante ahora.
¿Cómo es producir cine colombiano fuera de Colombia?
Digamos que yo tengo una situación particular porque estoy entre Francia y Colombia. «Gente de bien» es una película francesa en términos de producción pero es colombiana en su temática y realización. Solo hay un francés en la realización, el ingeniero de sonido, y la postproducción que también se hizo en Francia. Hay una cosa que me sorprende y es que en Francia el distribuidor se arriesga desde el momento en que conoce el guión y si ve posibilidades adelanta un dinero considerable porque ya la película vale algo, porque se va a ver en un mercado. En Colombia los distribuidores no se arriesgan porque saben que no existe ese mercado. La ventaja es que tengo a Francia para producir porque hay una industria y una cultura del cine. Me atrevería a decir que es la más grande. París es la ciudad donde más cine se ve en el mundo.
La sensación que tengo es que ha subido la calidad del cine que se hace en Colombia. Todo ha mejorado. Sin embargo se siente en las películas que no es un país con una industria desarrollada. Cuando hay una buena película colombiana es un caso aparte porque cada cineasta está en una carrera para hacer una buena película. Desde que está la ley del cine no se ha hecho la gran película, como sí hizo antes Víctor Gaviria con Rodrigo D y La Vendedora de Rosas. Para mí son las dos películas de ficción del cine colombiano que realmente me interesan. Y tiene que ver con que Víctor se peleó esas películas y lo logró. En cualquier país por más dinero e industria que haya es difícil encontrar buenas películas. Las buenas no se ven todos los días. Hay muchas que me parecen interesantes, válidas, pero ninguna cómo éstas dos que te menciono.
¿Me puedes decir una palabra que defina el cine colombiano?
El cine colombiano es un cine en construcción que se caracteriza por la energía, pero todavía no tiene completos sus cimientos. La gran diferencia que hay con México o con Argentina es que cuando ves su cine puedes pensar en toda la gente que hizo esas grandes películas. Cuando estás haciendo cine en Colombia sientes que te estás inventado todo. Yo creo que estará en construcción por lo menos diez años, si no veinte. El tiempo que se necesita para establecer una verdadera industria.
Han pasado dos años. El Abrazo de la Serpiente ganó La Quincena de los Realizadores en Cannes y estuvo a las puertas de ganarse un Oscar, La Tierra y la Sombra obtuvo la prestigiosa Cámara de Oro en Cannes. Me gustaría que existiera la teletransportación para estar con Loli en El Museo La Tertulia de Cali y preguntarle si cree que ya se ha hecho la gran película colombiana. Entre tanto, deseo que sea un buen encuentro con sus seguidores y que «Gente de bien» siempre vuelva a las salas de cine.