Parecen lejos los días en que Colombia por más que se empeñaba apenas conseguía un guiño de aprobación a sus gestiones de imagen en Europa. La sombra de la guerra echaba por tierra cualquier esfuerzo.
Durante la pasada edición de Fitur en Madrid Colombia sedujo a visitantes y autoridades con un espacio de 420 metros cuadrados en el que se desgustaban bocados de la gastronomía colombiana, en medio de un bosque de árboles realizados en madera reciclada con el que se daba el mensaje que el país quiere manejar un turismo sostenible. Destacó cómo nunca, con una apuesta muy bien desarrollada que le valió el premio al mejor stand de Fitur. El café, la música y las experiencias de realidad virtual convirtieron a Colombia en protagonista absoluta de una feria, escaparate de todas las tendencias turísticas del mundo.
También recibió el premio al mejor destino LGTB 2017, que ojalá no sea un verso en Madrid y renglones torcidos en Colombia, pues es uno de los países del mundo con más altos índices de rechazo a la comunidad LGTB.
Aunque bien mirado el alto poder adquisitivo de los viajeros LGTB encaja perfectamente en la oferta turística de Colombia. Ya se encuentran más de 20 Hoteles & Hostales certificados por la Cámara de Comercio LGBT de Colombia como lugares amigables y libres de discriminación. Otro punto importante es que la capital de Colombia posee el bar gay más grande de América Latina, en Bogotá para vivir una noche loca de música y ambiente de Encuentro.
Premio a la excelencia «Colombia sabe a Café»
Colombia recibió el premio a la Excelencia por la campaña «Colombia sabe a café», apoyada por ProColombia y Supracafé que vinculó a 10 cafeterías y pastelerías de Madrid representativas de una ruta para vivir experiencias de sabores y conocer el café más suave del mundo. Dentro de la lista de los establecimientos, se encuentran: Mamá Framboise, Mallorca, Monkee Kofee, Cafelito y los locales de Crepes & Waffles, que se asociaron a la marca Colombia.
Fueron días muy emocionantes que la comunidad colombiana residente en Madrid aprovechó para expresar a través de el periódico «Colombia» la sensación de que el gobierno es absolutamente indiferente a lo residentes en el exterior, muchos de los cuales están inmersos en solitarias batallas por las hipotecas basura, y que poco o nada significan para la toma de decisiones tan importantes como los precios de pasaportes, el Retorno de sus bienes que cuenta con una ley que no logra tener un reglamento. Los colombianos ven año tras año la celebración de una fiesta donde no están invitados. En otros eventos realizados a lo largo y ancho de la geografía española, las autoridades se preocupan por vincular a los más jóvenes y niños para que no olviden el sentido y el origen de su cultura.
Y llegó Madrid Fusión!
Madrid Fusión, Congreso que celebró su cumpleaños de quinceañera se ha convertido en la cita más importante de la gastronomía mundial y Colombia año tras año consolida su presencia. Sin embargo 2017 que debía ser año del posicionamiento total repitió una fórmula que reclama una revisión de fondo. El Gobierno Nacional que quiere destacar la gastronomía no avanza en sus intentos y no muestra el verdadero potencial. Sea la feria que sea siempre sirve el excelente café que Supracafé, con hacienda propia en Colombia comercializa en Europa, pero se echa en falta otras marcas de café colombiano que hablen de los avances de un producto tan versátil en elaboraciones culinarias.
Este año el invitado fue Charlie Otero, cocinero que explora desde La Comunión en Cartagena, el mundo de las frutas. Empezó con propiedad, en el escenario donde hechizaron en años anteriores Leonor Espinosa Y Jaime David Rodriguez, y terminó hecho un mar de nervios. El plato descolorido y triste fruto de su exposición no se compadecía con la fama de buen hacer que tiene el cocinero cartagenero, e incluso no se atrevió a usar la belleza de las flores que dan las pasifloras. Se extraño la ampolusidad de sus platos como las carimañolas negras, o el enyucado con jalea negra de mongo mongo. La charla finalizó con un vídeo de frutas colombianas exento de novedades. Guayabas, gulupas, curubas y granadillas le habrían dado al stand el olor y la experiencia sensorial que Charlie no supo trasmitir en el ya mítico Auditorio del Palacio de Congresos, donde los grandes chefs del planeta han contado y creado a los ojos de un atento público, compuesto en su mayoría por críticos y cocineros.
Una ocasión perdida para traer los libros que se están haciendo en Colombia-tenía la ilusión de ver el libro de Alejandro Cuellar, Cocina y Paz- las experiencias de las mesas largas del Cauca, los festivales que con tanto éxito ha realizado Jennifer Rodriguez en Mesitas del Colegio e incluso contar con la presencia del último premio de cocina tradicional y otras tantas maneras de contar las excelencias de un país que volverá a enseñar su más alto perfil gastronómico con la muestra que se realizará en el hotel Eurobulding de Madrid durante el mes de marzo con Harry Sasson los hermanos Rausch, Juan Manuel Barrientos y Leonor Espinosa. Ya les contaré.
Lo que no se entiende es que Colombia siga gastando esfuerzo y dinero en algo que se vende solo y que ya tiene un nicho asegurado y que deje por fuera tantos y desconocidos productos. El mismo stand era casi una copia del pasado, con un montón de poquitos que nunca hicieron un mucho, como sí lo consiguieron los argentinos que invitaron a un asado multitudinario en la Plaza Mayor de Madrid y en su exposición del Auditorio compartieron una receta ancestral alejada de la carne, enseña de la gastronomía argentina, que apuesta en la actualidad por sus raíces judías e italianas.
Hace tiempo que se reclama un festival gastronómico en Madrid, en cualquiera de los múltiples escenarios del centro de la ciudad. Sería muy gratificante para la gente de a pie y también cómo una bonita manera de dar visibilidad a las cocineras colombianas que viven en Madrid y otro montón de conspiradores del gusto que hacen de la cocina colombiana una apuesta de futuro.