La pandemia, todavía presente en nuestras vidas, pero ya más domesticada por la vacuna y las restricciones, empieza a dejar ver algunas cosas buenas, como el cambio que ha dado El Palacio Nacional de Medellín, convertido desde su renovación en comercio de ropa deportiva y bodegas. El Palacio del Tenis , como se le conoce ahora, poco a poco se está convirtiendo en el Palacio del Arte.
Con la pandemia muchos locales cerraron, especialmente los de la tercera, cuarta y quinta planta donde los comerciantes guardaban sus mercancías. Bajo estas circunstancias, el artista plástico Cirilo Jaramillo tuvo la feliz idea de abrir en esos lugares diferentes expresiones artísticas: escultura, pintura, grabado y en breve fotografía. Inauguradas en noviembre del año pasado con un resultado más que prometedor, estas veinte apuestas hacen pensar que es posible que el Palacio,
diseñado en 1928 por el arquitecto belga Agustín Goovaerts -cuyo rechazo lo obligó a abandonar el país, para ser retomado en 1940 por Pedro Nel Ospina-vuelva a ser algo más que centro comercial. Y es que la belleza de este edificio no ha sido suficiente para hacer de él un lugar importante en la ciudad: primero fue sede de los juzgados de Medellín, de las oficinas de correos y telégrafos y durante muchos años hogar de vagos y vampiros. Aunque fue declarado Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación en 1988, no fue sino hasta 1993 cuando abrió como centro comercial, después de una década de abandono y olvido.
Da gusto recorrer los pasillos de las plantas altas del edificio colonizados por esculturas, cuadros y la sensación que puede ser posible que un edificio tan bello viva una primavera llena de cultura y belleza. En sus veinte galerías se puede encontrar desde esculturas de los maestros de la plástica colombiana como Botero, Obregón, Arenas Betancourt, y otros tantos que han encontrado una nueva vida en esos espacios amplios, frescos, protegidos del ruido y la agitación de la calle.
Inicialmente se hizo un contrato por 15 meses, que José Cirilo Henao confía se conviertan en una experiencia permanente. Entre otros muchos proyectos se encuentra el de realizar una Bienal de Arte y el de trabajar para que la calle empiece a hacer parte del Palacio. Conviene recordar que alrededor y cerca del palacio se encuentran una serie de edificios convertidos en la actualidad en espacios culturales, pero de bajo impacto en la ciudad a pesar de ser lugares totalmente restaurados: el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, el Museo de Antioquia, La Biblioteca de la Fundación EPM, lugares a los que les falta voluntad política para convertirlos en verdaderos templos culturales para que el centro de Medellín vuelva a ser el lugar de encuentro donde la gente sentía la esperanza de un mundo más cercano y amable.