Ana de Rojas dueña de uno de los puestos de La Plaza Distrital del Mercado Las Ferias de Bogotá, recuerda que 45 años atrás la plaza era un lugar sin techo, a la intemperie dentro del barro. Después de muchos años de lucha el Instituto para la Social-IPES-, contribuyó con la mano de otra y la baldosa y todos los dueños de la cooperativa con sus manos y dedicación, hicieron el resto, para que los puestos de la galería trabajaran en un espacio en el que se ha reduciendo el proceso de intermediación entre campo y ciudad.
El puesto de Ana, contribuye con su cuidada puesta en escena, en el que brillan las verduras dispuestas en canastos de mimbre, a la comodidad y la belleza. Ella y su esposo al frente convierten ese momento de compra en una verdadera liturgia, en la que entra el regalo, los consejos y al final la canasta llena de alimentos que prácticamente solo se consiguen en esta plaza: chachafruto, ajos criollos, papayuelas, pepepinos de agua, queso de paipa, cuajadas traídas del campo y una gran variedad de frutas, hierbas frescas, todavía con ese olor a verdad, como sus fundadores, considerados, “memoria viva de la plaza”
Da gusto ir a esta galeria ubicada en el barrio Las Ferias (Av.70 # 74-52, Engativá), aunque los taxis apenas se pasan por delante de sus puertas, la seguridad y el aseo convierten la mañana en La Ferias en un acto de felicidad, que ya apenas se siente en otros lugares, que han desaparecido como el hermoso mercado al aire libre de Villa de Leyva o se ha transformado en empresas privadas, eficientes, pero frías o desconfiadas.
El camino de las pazas de mercado en Bogotá tiene su mejor expresión en Las Ferias, y yo desde mi tribuna particular animo a visitar un lugar donde se privilegia la ancestralidad y la seguridad de que sus guardianes luchan cada día para prservar la frescura y la verdad del alimento.