Durante el último año, se dio en el país un crecimiento exponencial de los pagos electrónicos. La situación de confinamiento, el trabajo desde casa y el cuidado de la salud hicieron que tuviésemos que adoptar nuevos hábitos, nuevas formas de hacer las cosas.
Por otro lado, las nuevas tecnologías, los nuevos métodos de trabajo y la necesidad de ofrecer servicios de manera no tradicional, han traído la posibilidad de innovar y de atender a los clientes por canales modernos, con productos y servicios diferentes, transformando los modelos de negocios convencionales. En la actualidad, el sector financiero, como muchos otros, sigue trabajando para ofrecer soluciones cada vez más innovadoras en el país que respondan a las necesidades de una sociedad cambiante y acelerada.
Según el DANE, el comercio en Colombia cayó 34,1% entre 2019 y 2020, razón por la cual se ha acelerado la búsqueda y adopción de nuevas tecnologías en el sector financiero para impulsar el crecimiento y la recuperación del país. En línea con lo anterior, la transformación digital del sector financiero y del comercio electrónico en los últimos dos años, ha demandado tener mayores alternativas de pago y productos financieros.
Durante la pandemia, la digitalización de la banca ha sido fundamental en la evolución de la relación entre el usuario y las entidades financieras. Según la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), en el primer semestre del año, a través de los canales virtuales se movieron $2.054 billones, 47% del total de monto transado. En este mismo periodo, 69,9% de las transacciones del sistema se dieron a través de estos medios, es decir, 7 de cada 10.
No obstante, a pesar de los avances, cifras del Banco de la República aseveran que alrededor del 85% de las transacciones en el país se realizan con efectivo. De ahí el gran desafío que tenemos como país. Hay que adelantar un trabajo coordinado en el que participe el Gobierno Nacional, los gobiernos locales, el sector financiero, los gremios, la academia y las empresas para seguir promoviendo la bancarización en nuestro país y más aún el uso de los pagos electrónicos.
Hoy es más común oír de transferencias electrónicas, botón de pagos, pagos sin contacto, pagos con códigos QR (códigos de respuesta rápida por sus siglas en ingles), transferencias inmediatas a través del celular, billeteras electrónicas, entre otros, pero aún es necesario continuar con la divulgación, promoción y capacitación a los usuarios finales.
Los beneficios de los pagos electrónicos son relevantes, no solo para los usuarios, también para las empresas públicas o privadas, y sobre todo para el país. La adopción de los pagos electrónicos es un indicador de progreso, de desarrollo, de mejor calidad de vida.
Debemos seguir trabajando coordinadamente en pro de reducir las brechas en el acceso y el uso de los servicios financieros, los cuales, en sus diferentes formas, ya están al alcance de los colombianos.
Por: Gustavo Vega Villamil
Presidente de ACH COLOMBIA