Por: Néstor Enrique Forero Herrera
MSc Development Studies – The London School of Economics (LSE)
En Colombia, el 39,3% de la población vive en condiciones de pobreza, ¿cómo solucionar esta problemática? Más allá de las transferencias monetarias que son muy populares en periodos electorales y aunque mitigan la situación, existen otras alternativas de las que poco se habla, pero tienen mayor impacto como el desarrollo de mercados competitivos que incentivan la innovación, aumentan la productividad y ayudan al crecimiento económico.
El desafío se relaciona con la falta de empleo y un tejido empresarial robusto que pueda proveer, ya que el sector privado (1,7 millones de empresas activas) genera aproximadamente el 46% del empleo formal (9,8 millones), un 6% el sector público y los demás hacen parte de la informalidad.
La prosperidad de un país depende del crecimiento económico, el crecimiento requiere de innovación y aumentos en productividad, este último se da en mercados competitivos en los que las empresas tienen incentivos para ser eficientes, minimizando así distorsiones como precios altos, poca diversidad en oferta, bajos niveles de innovación y por ende baja remuneración y pocos empleos de calidad. Todos aspectos que impactan a la población, donde la economía se hace sostenible a partir de una sana competencia.
En los programas de gobierno debe ser tema central promover una política que reduzca las barreras de entrada de las empresas y aumente el grado de competencia en sectores que impactan a los más necesitados como alimentos, salud, educación, transporte, telecomunicaciones y farmacéuticos, por mencionar a algunos. Sumado a lo anterior, debe haber una política industrial que incentive la entrada de empresas al país con vocación exportadora, generando así más oportunidades de empleo.
De no solucionar la falta de competencia en sectores estratégicos, el país tendrá pocos ingresos y mecanismos para sacar a 19,6 millones de personas en condiciones de pobreza. La falta de competencia hace que los precios sean altos, reduciendo el poder adquisitivo de los más necesitados, genera ineficiencia en la asignación de recursos y en general reduce el bienestar de la población, más en situaciones de crisis, alta inflación y afectación de las cadenas globales de suministro.
Las ganancias de impulsar la competencia son importantes. Un ejemplo claro fue el impacto que tuvo cambiar las reglas sobre cómo asignar el espectro en Colombia. Éste permitió un operador de telecomunicaciones adicional y le dio a un 22% más de colombianos acceso a internet móvil y redujo los costos de este servicio. Los beneficios no sólo se dan en reducción de precios y por ende en aumento de poder adquisitivo, también en variedad y creación de empleo. Las plataformas digitales han multiplicado el tamaño de los mercados y el empleo cuando están disciplinadas por la competencia, aumentando el bienestar en la población, en China el e-commerce ha creado más de 10 millones de empleos.
Una política de competencia bien diseñada y aplicada efectivamente promueve el crecimiento económico, al tiempo que crea mercados más resilientes a las crisis y genera prosperidad en la población.
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