La prolongación del sufrimiento, que nace de la idea de estar sin estar, no es más que la consecuencia de no comprender la impermanencia. Aquí y ahora, la vida fluye dentro y fuera de ti, y son los apegos, la incomprensión del pasado y el sobrepensamiento algunas de las razones que te enfrascan en el mismo sentimiento, en la misma inestabilidad que desencadena fracturas en tu calma, en esa paz que tanto ansías. 

La liberación de todo lo que duele, y todo lo que yace aferrado a un sentir que ya partió, es el camino para controlar, en los límites de la acción humana, el sufrimiento. ¿Qué tanto control tienes sobre lo que sientes? Este es un proceso en el que los pensamientos se desvanecen, se nublan y hacen borrosa la realidad, para entenderlo todo y volver a empezar, para pasar de ser sombra a ser cielo, ser verdad, única verdad. -Nuevos inicios, nuevos inicios-.

La única verdad es la que existe dentro de ti. Tú eres la razón de tu felicidad, porque en cada uno de los momentos en que la experimentaste, estuviste ahí, hacías parte de todo de ti.

La transitoriedad de las personas, las emociones y las pasiones no definen la comprensión que tienes de ti mismo. Eres más que impermanencia. Eres río, eres luz, eres aire, eres vida; tu vida, tu color, tu sabor, tu amor, tú. Todo se trata de ti, porque la vida fluye dentro y fuera de ti. Así aprendes el verdadero significado de amar. Amas ahora, nunca hacia atrás.