Ser madre, ser empleada, cursar un posgrado, ser profesora de tus hijos, hacer las tareas del hogar… La pandemia sí que nos aumentó las cargas a las que ya veníamos agotadas y de un trajín digno de cualquier premio internacional que reconozca el trabajo de una mujer en casa (que lastimosamente no existe).
En medio del encierro y del agotamiento que vivir una cotidianidad así desencadena, quien escribe este blog tomó la decisión de ¡Ser valiente! ¿Eso qué significa? Que acepté la oportunidad de cambiar de empleo y trabajar en uno que me permitiera viajar por el mundo y cambiar mi cotidianidad por un ¡Buenos días desde Turquía! un ¡Buenas noches desde Estados Unidos! y un ¡Los amo hijos desde Uruguay!
Sí, tomar decisiones pensando en uno mismo no es fácil. Siempre queremos poner el bienestar de nuestros hijos y compañeros por encima de cualquier sueño, anhelo o meta que tengamos, pero debemos aprender y evolucionar la idea de que esto no es sano ni para ellos ni para nosotros.
Un día abrí los ojos y me di cuenta que estaba totalmente enclaustrada en una idea de ser madre, una idea que me estaba ahogando y que no permitía que aquello que yo misma les enseñé a ellos, caminar por el mundo, fuera un comportamiento natural en mí misma.
Fue entonces cuando me pregunté: ¿cómo hacían las madres nómadas en la antigüedad? ¿Cada que tenían que salir a buscar comida sentirían que abandonaban a sus hijos o esta es una idea más bien desarrollada a raíz de la conformación de las sociedades y la implantación del modelo machista sobre nuestras culturas?
La respuesta seguro no es fácil de encontrar, pero la paz que acarrea tomar una decisión que nos enriquece el alma y que nos hace sentir valientes como madres, mujeres y esposas no tiene comparación.
Salir de casa un poco no solo es una excusa para respirar un poco, buscar un momento a solas o reunirnos con personas que nos nutran el alma es también motivo para sentirnos orgullosas de haber tomado la decisión de entender que la vida de nuestras familias debe girar sanamente también sin nosotras, y que la idea de que estemos lejos un poco también les enseña mucho a aquellos que amamos.
Hace poco realicé un viaje a Turquía, que será la excusa para mi siguiente publicación, y en la que espero que me acompañen para contarles un poco sobre cómo viví esa gran experiencia como Mamá Nómada en una parte de Europa. ¡No se la pierdan!
Mi hija mayor, también es digna de rendirle un homenaje porque está identificada con aquella madres, esposas, profesoras y esto adobado por haber cursado una maestría. Se merece toda la admiración del mundo ya que sus dos hijos ( de 9 y 4 años ) le reclaman el 90% de la energía…..
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