En la Asamblea General de las Naciones Unidas se mostró por otro año más como una pasarela de políticos con elocuentes discursos que plantean fuertes críticas a los países “poderosos” y utópicas soluciones a las problemáticas que afectan a la humanidad. Allí, el secretario general António Guterres, disimuló nuevamente un balance estéril en los intentos de frenar las ambiciones del dictador Putin que desde hace dos décadas ha pretendido apropiarse por la fuerza de los territorios de las antiguas repúblicas que integraban la extinta Unión Soviética.

En ese contexto, el discurso de los presidentes de Chile y Colombia, como abanderados de la nueva izquierda latinoamericana que se denomina “progresista”, repitieron nuevamente las acusaciones al capitalismo como sistema económico responsable de los efectos devastadores del cambio climático y la desigualdad social en el mundo. Pero es realmente el capitalismo en sí mismo el culpable de esto. Debemos tener en cuenta que precisamente son los países capitalistas y democráticos los que han realizado los mayores avances para la reducción de la huella de carbono en el planeta. Así mismo, los países europeos han realizado una enorme inversión en alternativas energéticas como las fuentes solares y eólicas. Por otro lado, son precisamente países como la China “comunista”, la responsable de casi un tercio de las emisiones de carbono en todo el planeta, además de ser el país más poblado del planeta; por lo tanto, la mayor demandante y consumidora de todo tipo de recursos, sin mencionar que su gobierno rechaza constantemente cualquier contribución o colaboración para la lucha contra el calentamiento global.

Culpar al capitalismo de todas las crisis que aquejan a la humanidad durante el último siglo, es una salida simple y poco eficaz para entender las causas y especialmente para encontrar las soluciones a las crisis que nos aquejan. Pero a los políticos de izquierda les enamora la idea de plantear al socialismo como la única salida a las crisis actuales, ya que tienen la posibilidad de reforzar su propuesta ideológica como solución salvadora. Casualmente, durante las ocho décadas de existencia de la Unión Soviética, que sirvió de modelo y soporte a los regímenes de izquierda de toda América Latina, no se observó ningún avance en la creación de energías renovables que sirvieran de alternativa a los combustibles fósiles ¿Qué la Unión Soviética junto a otros países comunistas no hayan contribuido a la disminución de la destrucción del medio ambiente, será también culpa del capitalismo? Sin embargo, la lupa de los intelectuales y políticos de izquierda siempre está sobre los Estados Unidos, pero se hace miope ante la destrucción y violación de Derechos Humanos de regímenes como los de China, Rusia, Cuba, Nicaragua o Venezuela.

¿Qué relación existe entre el cambio climático y el capitalismo? Hace varios milenios el mamut se extinguió de las praderas de América del Norte, debido principalmente y según los especialistas, al final de la última glaciación y al incremento de la temperatura de la tierra en aproximadamente 4º grados. Además, también debido a la presión de grupos cazadores humanos que centraron su dieta en la carne de este animal. Así, las sociedades humanas han dejado su impacto en el medio ambiente desde sus inicios. Vemos también como una sociedad no capitalista, como la conformada por los aborígenes de la isla de Pascua, fue la responsable de una deforestación masiva que produjo la destrucción del bosque y el colapso de su propia sociedad. La historia de la humanidad, pasando por diversos tipos de sistemas económicos y sociales, desde los más antiguos hasta los actuales, han generado transformaciones en el medio ambiente con resultados negativos para las otras especies con las que competimos por recursos naturales, principalmente porque nuestras sociedades a medida que se incrementan demográficamente requieren exponencialmente del consumo de más y más recursos.

Así, el problema climático no es un fenómeno nuevo, pero la escala de su impacto en la actualidad se debe principalmente al desproporcionado crecimiento demográfico que viene sufriendo el planeta en la última centuria. Esto genera una mayor demanda de alimentos con la sobreexplotación de los suelos; mayor demanda de energía barata como el petróleo, carbón o madera, lo que produce mayores emisiones de dióxido de carbono a la atmosfera, mayor producción de desechos plásticos y aguas negras que terminan en los ríos, mares y océanos del mundo.

Pero si dejamos de lado un momento la demagogia política de la izquierda en contra del capitalismo, hay otros problemas que los genios del “progresismo” latinoamericano no abordan. La inseguridad, la corrupción, la inflación, el analfabetismo, la baja rentabilidad de la producción agraria y un largo etcétera. Así, la fórmula contra la desigualdad social resulta en propuestas absurdas como el condenar y estigmatizar a quienes producen la riqueza, exaltando las formas de vida “tradicionales” alejadas del capitalismo, mientras que pasmados vemos su hipocresía, ya que vemos como el presidente Petro disfruta sus vacaciones en la ciudad italiana de Florencia, y sólo visita, por ejemplo, el departamento del Chocó, el más pobre del país, cuando esta de campaña política. Sin contar la larga lista de políticos de izquierda que acumulan enormes fortunas y compran propiedades en los países donde predomina el “despreciable” capitalismo. Por lo anterior, el presidente de Colombia y Chile, antes de pretender resolver los problemas del mundo, deberían intentar solucionar los problemas al interior de sus fronteras, por lo que más allá de discursos poéticos, se necesitan soluciones pragmáticas, eficientes e inmediatas, designando funcionarios capacitados y no activistas políticos que viven del discurso y demuestran su completa ignorancia de la realidad del ciudadano de a pie.